Jimena Velasco se prepara para rematar una bola durante el torneo en el que consiguió llegar a semifinales. World Padel Tour

Segovia

El sueño americano de Jimena Velasco

La segoviana está «asimilando» su odisea para estar por primera vez entre las cuatro mejores junto a Noa Cánovas: «Es como un regalo para todos»

Jueves, 30 de noviembre 2023, 10:40

Jimena Velasco, la segoviana de 19 años que ha cogido este año más de 60 aviones para jugar por medio mundo, consiguió un hito la ... semana pasada en México: que sus padres pudieran verla por televisión. Es el premio por unas semifinales del World Padel Tour junto a su compañera Noa Cánovas –de la misma edad –, en una pista central a rebosar del gran circuito mundial de su deporte. «Estoy entrenando muy bien, sabía que un buen resultado tenía que llegar tarde o temprano. Pero todavía lo estoy asimilando. Lo que más feliz me hace es ver a mi familia y amigos orgullosos de lo que he conseguido».

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El pasaporte de Jimena incluye este año los sellos de Abu Dabi, Paraguay, Finlandia, Suecia, Alemania o Italia, pero sufrió el jet-lag de rigor por cruzar el Atlántico y no se durmió hasta las tres de la mañana del martes. La pareja, obligada habitualmente a disputar fases previas para meterse en el cuadro final –entran las 32 mejores– aprovechó algunas ausencias en México para evitarse el trámite. Eran la última pareja y se medían a las séptimas, las hermanas aragonesas Mapi y Majo Sánchez Alayeto. Uno de esos «imposibles» que identifica ella cuando ve un cuadro. «Íbamos con la mentalidad de disfrutarlo. Una vez que entras en la pista, todo se iguala mucho y puede pasar cualquier cosa».

Los dos partidos de fase previa tienen su peaje cuando llega el cuadro final. «Llegas mucho más cansada. Es un desgaste físico y emocional». En México pudieron llegar en igualdad de condiciones. «Fue jugar sueltas, sin ninguna presión». Pequeñas tácticas como tirar el globo por la T para que a jugadora del revés tuviera que desplazarse y abrir la pista. «Pero fue más mental, confiar en nosotras, hacer nuestro juego». Vencieron por 7-6 y 6-4. El imposible fue posible.

En octavos cambió el enfoque: ya había algo que perder. «Entramos diferente al partido; más tensión, más nerviosas». Era más asequible, pero asequible es medirse a Araceli Martínez y Sara Ruiz, las 17 del mundo cuando ella está ahora en el puesto 47. Se conocían de enfrentamientos previos, «era un partido de tú a tú y la que jugase en los momentos importantes se lo iba a llevar». Así fue: tres sets decididos en el desempate (6-7, 7-6 y 7-6) y un final de infarto en el que salvaron seis bolas de partido. Aquello estaba perdido

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Las probabilidades de voltear un 6-1 en el último desempate no eran mucho mayores que ganar la lotería. «Y lo levantamos». Sacó partido a un drama, su derrota en Copenhague cuando tenía esa ventaja. «Desde que te pasa, también piensas que lo puedes ganar, pero la realidad es que hay una parte de tu cabeza que dice: hasta aquí hemos llegado. No sé de dónde sacamos las fuerzas». Cada bola de partido desaprovechada es una losa, un motivo para, como dice Jimena, empezar a «pensar cosas». Su táctica fue un equilibrio entre el golpe ganador y la prudencia. «Ser valiente, pero no regalárselo. Es muy difícil cerrar un partido».

Jimena Velasco se abraza a su compañera Noa Cánovas. W. Padel Tour

Tras ganar seis puntos seguidos, aún tuvieron que levantar otra bola de partido, 8-7 abajo, antes de ganar los tres siguientes y poner fin al thriller. Cuando llegó el remate fallado, Jimena se tiró al suelo y Noa se venció sobre ella. «Las dos llorando, soltando toda la tensión». Una victoria con factura física. A la segoviana se le subió el gemelo izquierdo en el undécimo juego del tercer set y el fisio le dijo que lo dejara. «No me retiro ahora ni loca, aunque juegue a la pata coja», fue su respuesta. Ambas jugaron vendadas en cuartos; el gemelo de Jimena y el abductor de Noa. Otro partido en el que partían con el cartel de víctimas ante Victoria Iglesias y Claudia Fernández, pero las molestias en el cuádriceps de la primera igualaron la parte física y resolvieron otro lance igualado: 6-4 y 6-4.

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La víspera de las semifinales estuvo llena de nervios. «Por un lado, no quería jugar el partido, pero a la vez tenía muchas ganas de que mis padres me vieran. Me llegaron muchísimos mensajes de gente que ha visto todo el trabajo que estoy haciendo. Al final es como un regalo para todos». Dieron la talla, aunque cayeron ante Tamara Icardo y María Virginia Riera por un doble 6-4. «Fue igualado. Detalles que no sé si por experiencia o por físico acabó cayendo de su lado». Este imposible sí fue imposible.

Jimena ignoró el consejo del fisio por su problema de gemelo: «Ahora no me retiro ni loca, aunque juegue a la pata coja»

Fue el premio a tantos viajes para volver a casa tras una ronda: este año no habían pasado de dieciseisavos. «Pierdes y te ves ahí sola, sin tus amigos, sin tu familia. Al final viajamos para intentar ganar los máximos partidos posibles. Si caes antes de la cuenta en un chasco, pero vamos preparadas para todo». Tras pasar por el fisio el martes, ya está lista para viajar a Milán, su último torneo del año. «Estoy como nueva». sonríe, con los pies en la tierra. «Es muy complicado que volvamos a conseguirlo. El objetivo es pasar la primera ronda y luchar la segunda; de repente no vamos a jugar siempre cuartos y semifinales». Sus padres esperan con la tele encendida.

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