La segunda ola, de momento, no ha llegado a aquellas cotas de agresividad en el ámbito sociosanitario. Pero por si acaso, la Junta de Castilla y León prohíbe las visitas a partir de la medianoche del viernes, una medida que comparte la entrada en vigor con el cierre de bares, restaurantes, cines y gimnasios.
Las muertes achacables a la covid-19 en geriátricos de la provincia alcanzan las 400, a tenor de las estadísticas facilitadas por la Junta de Castilla y León. Si se parte de esta cifra, casi el 52% de los fallecimientos ocurridos en las residencias segovianas desde el inicio de la pandemia se vinculan al coronavirus. De ellas, 203 defunciones fueron de personas que tenían diagnosticada la enfermedad por las pruebas de detección molecular, mientras que el resto de muertes incluidas en las luctuosa lista de la covid son de usuarios que padecían síntomas compatibles con los de la infección, pero que fallecieron sin tener confirmado el contagio mediante PCR.
Todavía es más dramático comprobar en esas estadísticas que a diario actualizan las Consejerías de Sanidad y de Familia e Igualdad de Oportunidades que uno de cada seis ancianos internos en centros sociosanitarios ha perdido la vida por el coronavirus. La Junta parte de una población de 2.372 plazas distribuidas entre los diferentes centros sociosanitarios abiertos en la provincia. En estos meses de la pandemia, la Junta ha contabilizado 773 fallecimientos en total en las residencias segovianas, de las que 400 fueron por el coronavirus de internos que murieron en el centro donde vivían o en el Hospital General, precisan fuentes autonómicas.
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