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Multitud de personas participan en un evento celebrado en un pueblo de Segovia en época estival. Antonio Tanarro

Los pueblos segovianos atraen al doble de veraneantes que a principios de siglo

La gran mayoría de los municipios cuadriplican su padrón debido a la población flotante que llega durante las vacaciones

Lunes, 28 de julio 2025, 08:43

La realidad que presentan los pueblos segovianos durante el verano es totalmente opuesta a la que reflejan en el invierno. Con la llegada del calor, ... se produce un importante éxodo de la ciudad al campo. Muchas personas que marcharon de sus municipios natales regresan a ellos para disfrutar de la temporada veraniega. A ello se suman los estudiantes, jubilados y segundos residentes que vienen cada fin de semana, los cuales también se instalan las pequeñas localidades de la provincia en la época estival. Lejos de haber cambiado esta tendencia, el medio rural cada vez tiene más tirón. Segovia registra el doble de veraneantes que a principios de siglo.

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Si todos los visitantes que se hospedan con carácter temporal en alguno de los 208 municipios de la provincia -sin contar la capital- apostasen por hacer efectivo su empadronamiento, el medio rural sumaría casi tantos habitantes como toda la ciudad de Valladolid. Esto se debe a que la cifra de población estacional máxima que se asienta en Segovia, principalmente entre julio y agosto, se sitúa en más de 260.000 personas. Son casi 50.000 veraneantes más que hace 25 años, según recoge la Encuesta de Infraestructura y Equipamientos Locales (EIEL), que ha sido recientemente actualizada con datos de 2022.

El apego a las raíces o la conservación de los lazos familiares son los principales motivos que llevan a muchas personas a aprovechar sus vacaciones de verano para hacer la maleta y mudarse al pueblo, aunque sea por tan solo unas semanas. Esto implica que la población del medio rural segoviano que figura en la estadística -unas 98.200- se cuadruplica de forma general a lo largo de la época estival y, sobre todo, en las jornadas de fiestas patronales. En el año 2000, el panorama era diferente, pues los veraneantes apenas llegaban a triplicar el padrón, que era algo inferior. En aquel momento, por poco lograba rebasar los 91.000 censados.

97 municipios

de la provincia atraen ahora más segundos residentes que a principios de siglo.

Las plazas y terrazas permanecen abarrotadas en las quincenas centrales del verano y, a día de hoy, ya hay problemas para encontrar un aparcamiento libre en calles que suelen estar vacías en el resto del año. Este fuerte incremento de la población estacional es un fenómeno en auge. La moda de los pueblos está lejos de acabarse, pues se convierten en una alternativa ante la subida de los precios de las escapadas a otros destinos nacionales y atienden del mismo modo al cambio de hábitos de los ciudadanos. La pandemia supuso un antes y un después para muchas familias que, sin tener ninguna relación con los municipios y ni siquiera con la provincia, apostaron por adquirir una vivienda en el medio rural de Segovia para usarla con fines vacacionales.

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Es por ello que, al menos hasta 2019, la estadística marcaba una estabilidad en el número de personas que habitaban la provincia en la época estival. Sin embargo, tras la crisis por el coronavirus, esta cifra se disparó. Hay muchos más pueblos -97- que suman ahora más segundos residentes que a principios de siglo respecto a los que han lamentado una merma -21-. Un total de 90 localidades siguen dando la bienvenida a los mismos veraneantes que hace justo 25 años.

Multiplicar el padrón

La Diputación de Segovia es la entidad encargada de elaborar la encuesta de infraestructuras, que posteriormente publica el Ministerio para la Transformación Digital y de la Función Pública. Para definir las evoluciones demográficas periódicas, la estadística analiza las pernoctaciones totales, la población vincualada y la demanda de los servicios públicos, como es el abastecimiento de agua, la recogida de basuras e, incluso, las tarjetas sanitarias de las diferentes zonas básicas de salud. Estos condicionantes concluyen con una estimación de habitantes que luego determina la gestión que deben realizar los ayuntamientos ante el incremento demográfico y, a su vez, refleja la carencia que padecen algunas localidades en relación a los equipamientos básicos.

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El Instituto Nacional de Estadística (INE) calcula que al menos el 28% de los habitantes de Castilla y León son considerados población vinculada no residente, ya sea por estudios o trabajo. Segovia no es ajena a este hecho y, precisamente, un análisis en profundidad permite conocer cómo algunos puntos del mapa multiplican por veinte su padrón habitual en la época estival ante la llegada de segundos residentes. Un caso sobresaliente es el de Navares de las Cuevas, que se coloca a la cabeza en relación al aumento demográfico durante las vacaciones, al pasar de los 22 censados a los más de 520 en los meses más secos del año.

Esta localidad, situada en el nordeste, pasa de ser el noveno municipio más pequeño de la provincia a entrar en el 'top cien' de los que experimentan un mayor crecimiento durante el periodo cálido al rebasar el medio millar de personas. Es un hecho que no sorpende, ya que se constituye como la líder en el ranking al recibir tantos vecinos durante el verano como otros pueblos con un padrón más amplio, como son Valseca, Marugán, Rapariegos o Fuentidueña.

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Si se tiene en cuenta el aumento proporcional, también destacan Bercimuel (que pasa de 20 habitantes a 350 en el verano), Cerezo de Arriba (de 130 a 2.200) o Maderuelo (de 114 a 1.500). Están seguidos de Alconada de Maderuelo, Arahuetes, Ventosilla y Tejadilla -el pueblo con un padrón más bajo-, que roza los dos centenares de vecinos en los meses más calurosos; Riofrío de Riaza, Carabias, Arevalillo de Cega o Castrojimeno. Todos ellos registran repuntes de más del 800%, por lo que los consistorios se ven obligados a redimensionar la prestación de servicios para poder atender las demandas de los recién llegados.

A la cola en esta variación demográfica se sitúan la gran mayoría de los municipios del alfoz de Segovia capital, como son Encinillas, Espirdo, La Lastrilla, Trescasas y Palazuelos de Eresma, que apenas son capaces de empujar el número de segundos residentes en un 10%, aunque sí mantienen sus elevadas cifras de población. Estas localidades no experimentan cambios, ya que permanecen prácticamente con las mismas casas abiertas que en el resto del año. En esta misma situación, aunque en otras comarcas totalmente distintas, están Martín Muñoz de la Dehesa, Carbonero el Mayor o Grajera.

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En el punto medio, con subidas del 330% respecto al padrón, se encuentran Barbolla, Montejo de Arévalo, Torrecaballeros, Aldehuela de Codonal o Valdevacas y Guijar. Pero todo puede cambiar con el paso del tiempo. Por ejemplo, La Lastrilla, Martín Muñoz de la Dehesa y Espirdo son los únicos municipios que recibieron en 2022 más veraneantes en relación con 2021.

Cambios en un siglo

Hace 25 años, Navares de las Cuevas ostentaba del mismo modo la primera posición, pero estaban incluidos otros pueblos, como Adelanueva de la Serrezuela o Ribota. En ese periodo, el menor crecimiento acompañaba a Villaverde de Íscar, Mata de Cuéllar, Sotillo y Villeguillo, que con el avance de las décadas han mejorado sus números de veraneantes, con independencia de los empadronados.

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Para indagar en el esfuerzo que deben efectuar los pueblos de Segovia, es posible conocer estos cambios demográficos en términos absolutos. Los pueblos más grandes tienden a recibir más veraneantes, como sucede con El Espinar y Cuéllar, que suman 26.000 y 16.000 segundos residentes con carácter general. Muy de cerca se coloca el Real Sitio de San Ildefonso, con 15.000 habitantes más durante el verano; además de Riaza o Cantalejo, con 11.000 y 8.000 veraneantes. Estas dos últimas localidades atraen más vecinos estacionales que municipios más poblados, como son los del alfoz de la capital. Lo mismo sucede con Coca (que acoge a 6.000 personas más en los meses más cálidos), Sepúlveda (5.900), Ayllón (4.800) o Nava de la Asunción (4.600).

Sotillo fija durante el verano únicamente a diez visitantes más, de acuerdo con la encuesta de infraestructuras que aborda la población máxima estacional. San Miguel de Bernuy hace lo propio con 60 personas, Pelayos del Arroyo, con 77; y Cilleruelo de San Mamés, con 80. Son los únicos puntos de la provincia que quedan por debajo del centenar de veraneantes. Un aspecto llamativo es que, mientras la gran mayoría de los pueblos ha reforzado o mantenido su atractivo estival, otros lo han perdido en comparación con el que anotaban en el año 2000. En esta tesitura se encuentran Santa María la Real de Nieva (que lograba retener a casi un millar de residentes más que hace 25 años), además de San Martín y Mudrián, Aldeanueva de la Serrezuela, San Miguel de Bernuy y Torreadrada, entre muchos otros.

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