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Pinarejos toma las calles para decir «no» a una planta de biometanoLos vecinos del pueblo de Pinarejos salieron ayer en masa a las calles del municipio para decir 'no' a la posible instalación de una planta de biometano en la localidad, a la que se oponen muchos de sus vecinos, debido a su cercanía al pueblo ... y al pinar, lo que, según señalan, suponen un peligro para la salud de las personas y su entorno.
Una planta que, según señalaron, no va a llevar beneficio al pueblo, sino olores, gases tóxicos, la llegada y paso de un camión cada pocos minutos por el pueblo a diario, cuestiones que, a su juicio, no se justifican. En esta oposición a la planta, los vecinos, que se han constituido en una plataforma vecinal y han realizado una recogida de firmas, estuvieron apoyados por vecinos de otros municipios que tienen problemas similares en sus términos municipales, como los burgaleses de Milagros de y Fuentelcésped; o Machacón, en la provincia de Salamanca. También se desplazaron, para mostrar su apoyo a los vecinos, miembros de la Asociación Cega, de Muñoveros, o de Ecologistas en Acción Segovia, así como representantes institucionales como el procurador autonómico José Luis Vázquez o la diputada provincial Lucía Otones, ambos del PSOE.
Antes de comenzar una marcha que, simbólicamente realizó parte del trayecto que seguirán los camiones que diariamente pasarán por el municipio con destino a la planta de biogás, miembros de la Plataforma, quisieron enviar un mensaje al alcalde del municipio, pidiéndole que se posicione junto a sus vecinos y diga 'no' a la planta, en una concentración de protesta y rechazo a que el proyecto siga adelante, pero que a su vez se estableció como «un acto de esperanza», en el que también se dirigieron a Mapfre, como promotor del proyecto, diciendo no a la instalación.
Durante casi una hora, unas 150 personas marcharon por la localidad con decenas de pancartas con consignas como «No queremos camiones», «Pinar sí, planta no», «Por la salud, no planta de biogás», «Nuestra salud no es negociable» o «Pinarejos no quiere ser un punto negro en el mapa». A lo largo del trayecto, los vecinos clamaron en contra de la planta, con gritos como «Pinarejos no es un basurero, nuestra salud es lo primero», que se hacía extensivo a Castilla, en referencia a todos los pueblos que estaban representados en la marcha, o «Pinarejos alza la voz, y a la planta dice no». También se dirigieron al regidor, con un «alcalde, escucha al pueblo y únete al manifiesto», o a la empresa promotora, con gritos de «Mapfre, entérate, tú planta aquí, no».
También a lo largo del camino, se escucharon testimonios de vecinos, hijos y nietos del pueblo, como el de Pedro, que recordó su infancia y juventud ligados a los parajes y gentes de Pinarejos, cómo el pueblo se ha ido deteriorando, «encogiendo y envejeciendo» y salvado, en parte, por jóvenes y gentes llegadas de otros lugares.
Hasta el momento actual, cuando llega un megaproyecto para alzar una planta de biometano «a cambio de unas migajas: un par de puestos de trabajo, el pago de unos miserables impuestos, la compra de purines a unos pocos y el regalo de fertilizantes que seguirán quemando los campos con más nitratos». Pero, a su juicio, el pueblo también se quedará con otros «regalos envenenados», como unas infraestructuras «que un día quedarán abandonadas, una balsa maloliente de digestatos, las emisiones de gases nocivos, los riesgos de incendios y explosiones», entre otros, apuntando que son «migajas, a cambio de poner en riesgo la salud y el bienestar de los habitantes de la comarca y deteriorar más nuestro entorno natural».
También uno de los vecinos realizó una parada ante la puerta de su casa, a la que entró para recoger una gorra y un bastón que habían pertenecido a su padre, queriendo así homenajear a todos los que trabajaron por el progreso del pueblo. A lo largo del recorrido también se leyó una carta abierta a Mapfre, promotora del proyecto, aludiendo a las razones por las que Pinarejos se opone a la construcción de la planta.
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Ya en la plaza, al finalizar la marcha, junto a la puerta del Ayuntamiento, una vecina se dirigió a los asistentes pidiéndoles fuerza y energía, ya que «luchamos contra elementos globales que nos imponen y que afectan nuestra vida, el aire que respiramos, nuestros pinares, el agua que bebemos, nuestro entorno», apuntando que la instalación de la planta representa un grave perjuicio para la salud de los vecinos de la localidad, y que la solución es frenar la planta para proteger «todo aquello que apreciamos», señalando de nuevo al alcalde, en cuyas manos «está nuestro destino», y quien tiene la potestad de detener el proyecto, por lo que le pidieron que actuara y diga un «no, rotundo y contundente».
La jornada concluyó a ritmo de jota, pues uno de los vecinos, ayudado por la inteligencia artificial, quiso resumir el sentir de todos los allí reunidos con una letra que cantaron varios participantes en la marcha, al ritmo de 'La chica segoviana'.
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