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Una funcionaria, en una de las oficinas de la cárcel de Perogordo. Antonio de Torre

Segovia

El personal de la cárcel de Perogordo carece de servicio de limpieza y cafetería

Los funcionarios del centro penitenciario advierten sobre sus condiciones laborales «precarias» al no haberse adjudicado estos servicios

Martes, 3 de octubre 2023, 07:10

Los funcionarios del centro penitenciario de Perogordo aseguran que desarrollan su labor en unas condiciones «lamentables» al no haber servicio ni de limpieza ni de ... cafetería en prisión. Los contratos de estos trabajos quedaron desiertos hace varios meses, por lo que los representantes de los sindicatos mayoritarios en la cárcel de Segovia, la Central Sindical de Funcionarios (CSIF) y la asociación Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM), apremian a resolver esta situación que acarrea incluso «inseguridad» para las personas que conforman la plantilla.

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Han sido varios los cambios que ha experimentado la cárcel de Perogordo en los últimos años. La ejecución de obras de mejora por importe de 2,3 millones de euros obligaron a trasladar a cientos de presos a otros centros penitenciarios del panorama nacional. Las actuaciones comenzaron en 2021 y están dirigidas a la instalación de interfonía de celdas, reforma de instalación de detección de incendios y reacondicionamiento de la cocina, así como el agua caliente sanitaria.

Este proyecto tenía un plazo previsto para su finalización de quince meses desde el acta de replanteo en julio del citado año. No obstante, una vez superado este tiempo, al menos un módulo todavía es escenario de los trabajos y permanece vacío, según las formaciones sindicales. Este inconveniente apenas alcanza la magnitud de los problemas con las licitaciones de algunos servicios que la cárcel arrastra desde hace ya varios meses.

A la ausencia de cafetería se suma la falta del personal de limpieza. Ambos contratos fueron rescindidos hace un año y hace cerca de dos meses, respectivamente, y las nuevas ofertas permanecen desiertas hasta el momento. «Son los principales problemas que tenemos ahora mismos, nadie quiere coger la licitación», señala Laura Garrido, responsable del sector de Prisiones de Csif en Segovia.

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Un solo microondas

Este obstáculo se da de forma concreta en la cárcel segoviana, ante lo que las formaciones sindicales elevan la preocupación del conjunto de la plantilla. «Es un cúmulo de despropósitos, estamos trabajando con unas condiciones lamentables», afirma Alberto, representante del sindicato TAMPM. «Es un reflejo del desinterés que la administración tiene hacia nuestro cuerpo», apostilla.

Los funcionarios están presentes en la prisión las 24 horas. Gran parte de los 236 trabajadores existentes, según la Relación de Puestos de Trabajo del portal de transparencia del Gobierno, coinciden cada día entre las 8:00 y 21:45 horas. «Antes la gente salía a la cafetería a comer o cenar, pero ahora no se puede, hay que comer en el propio módulo», subraya el delegado sindical, quien lo define como un círculo vicioso. «Generas basura, no tenemos servicio de limpieza y se acumula todo», explica.

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236 funcionarios

trabajan en la actualidad en el centro penitenciario de Perogordo, en Segovia.

Las formaciones sindicales han trasladado este contratiempo a la directora del centro penitenciario, Milagros González. En concreto, elevaron la petición de habilitar varios espacios con frigoríficos y, sobre todo, microondas. Esto se debe a que «solo contamos con uno para toda la plantilla». Por tanto, «uno puede imaginarse lo que hay que esperar cuando diez personas coinciden para calentar la comida», relata el portavoz de TAMPM.

Esta solicitud no ha recibido respuesta. La misma suerte ha corrido la exigencia de buscar alternativas con empresas para la adjudicación del servicio de limpieza. El último contrato finalizó a mediados de agosto y, desde ese momento, son los presos de confianza los que, vigilados por un funcionario, se encargan de realizar estas labores.

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Son siete trabajadoras las que esperan la resolución del conflicto laboral, que retrocede a abril. Desde ese mes comenzaron los impagos de nóminas por parte de la sociedad Do Not Look Back, que ahora dificultan la aceptación de la oferta por parte de otra empresa. «Ninguna quiere hacerse cargo de las deudas que nos ha dejado», lamenta la delegada sindical de las trabajadoras de limpieza de la prisión segoviana de Perogordo, Beatriz Amorín.

Cucarachas

Las empleadas de la limpieza ya cumplen casi dos meses sin acudir a sus puestos de trabajo, sin cobrar el salario de hace varios meses y tampoco perciben prestación por desempleo. «La situación es muy complicada: tenemos hipotecas, hijos, facturas que pagar... Y no sabemos cuando va a acabar esto; necesitamos que se solucione cuanto antes, nosotras solo queremos vovler a trabajar», manifiesta.

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23,6% porcentaje

de vacantes laborales había en la cárcel segoviana a fecha de 1 de septiembre de 2023, lo que se traduce en 73 puestos no ocupados.

La alternativa provisional consiste en que los internos limpian los lunes, martes y miércoles las cabinas de los trabajadores, pero «consideramos que es insuficiente, pues son puestos que se utilizan deforma permanente», afirma Garrido. La urgente necesidad se agrava cuando alguno de los presos tiene permiso para ausentarse en algún momento de la semana.

«Somos cientos de personas conviviendo y, aunque lleves mucho cuidado, ensucias», reitera el representante de TAMPM. Tal y como reconoce, desde la pérdida del servicio externo de limpieza, se pueden ver cucarachas «correteando». «Viene el servicio de desinfección de vez en cuando pero de nada sirve si se incrementa la basura al no haber limpieza», asevera.

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A juicio del funcionario, esta realidad se traduce en unas condiciones higiénico-sanitarias «precarias», lo que ha llevado al personal de la cárcel a actuar por su propia voluntad para contribuir a la limpieza. «Al trabajo ahora le añadimos que tenemos que limpiar», critica. Sin embargo, uno de los problemas más destacados relacionados con esta práctica es el aumento de la inseguridad, ya que, cuando realizan estas labores, los presos «tienen que entrar en las propias oficinas de los funcionarios».

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