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La facturación electrónica genera dudas en el tejido comercial de la provincia. Los empresarios segovianos del sector no las tienen todas consigo y tienen la ... mosca detrás de la oreja. De momento, los planes que va anunciando el Gobierno central sobre los plazos y las maneras en las que se implantará esta medida no les convencen porque, a grandes rasgos, ven inviable que las tiendas tradicionales y los pequeños negocios puedan asumir un cambio tan drástico casi de la noche a la mañana. La voluntad que inspira la norma promovida por el Ejecutivo de la nación para aplicar la obligatoriedad de expedir siempre la facturación electrónica es toda una declaración de buenas intenciones, según comparte el espíritu de la ley Roberto Manso. El presidente de la agrupación de Fomento de Empresas de Comercio de Segovia (Fecose), integrada en la patronal Fes de la provincia que lidera Andrés Ortega, coincide con la necesidad de «acabar con la morosidad y con la circulación de dinero negro».
Para la competencia con la que lidian cada día las tiendas de barrio, el fraude que fluye es un clavo en el ataúd. Heridos de muerte por unos nuevos hábitos sociales y de consumo sobre los que cada vez más coge más impulso el comercio electrónico, estos establecimientos intuyen en la obligación de la facturación digital otro conflicto. Así lo deja entrever en sus reflexiones el responsable gremial. Explica que el comercio grande y las cadenas de supermercados no van a acusar tanto el impacto de la futura normativa porque sus operaciones ya suelen tramitarse a través de sistemas electrónicos.
Las empresas pequeñas predominan en el tejido de la provincia. A tenor de los datos del directorio de compañías activas al término del año pasado recogido por la Junta de Castilla y León, en el conjunto de Segovia estaban en funcionamiento un total de 10.432. De todas ellas, 5.497 -es decir, algo más de la mitad- no tenían asalariados a su cargo. Más de 3.000 disponían de entre uno y dos trabajadores; mientras que otras 1.030 contaban con entre tres y cinco empleados contratados. O sea, que el 92% de las empresas abiertas y en servicio no tenían más de cinco personas en nómina.
Roberto Manso subraya que son esas cerca de 9.600 iniciativas son las que tendrán más difícil adecuarse a la normativa cuya entrada en vigor será escalonada, como prevé el Gobierno de España, que continúa dando vueltas a la regulación definitiva que quiere que esté en funcionamiento en 2026, lo que aumenta la inquietud de los empresarios y profesionales.
Preocupación, haberla hayla, apostilla el presidente de Fecose. La patronal segoviana ya ha organizado en los últimos meses charlas para informar de la factura electrónica obligatoria y de los sistemas a través de los cuales se va a ejecutar. Estas conferencias han dejado pequeños los aforos, destaca Manso para hacer ver el interés y las dudas a partes iguales que genera la novedad que se introducirá en las transacciones comerciales.
Roberto Manso
Presidente de Fecose
El responsable sectorial va más allá y augura que de implantarse no lo hará en el plazo que maneja la Administración central. Cree que el horizonte será más lejano. Y es que considera que el cumplimiento de la normativa «va a ser imposible» para muchos de esos pequeños empresarios y autónomos que abundan en la provincia de Segovia. «No van a poder adaptarse», insiste en su pronóstico, al mismo tiempo que desliza la intuición de que la ayuda del kit digital apenas ha tenido repercusión entre los potenciales beneficiarios.
Uno de los principales problemas que observa Manso a la implantación obligatoria de la facturación electrónica es el tiempo, entre tres y cuatro días, que estipula la legislación sobre la que trabaja el Ejecutivo para que los pequeños empresarios registren en Hacienda vía telemática las operaciones comerciales llevadas a cabo. «No lo van a poder atender», argumenta el presidente de Fecose. «Con el IVA trimestral y el IRPF ya te pegas una paliza y vas de cabeza», así que «llevarlo prácticamente día a día» parece misión inviable para este segmento empresarial.
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Luego está el apartado tecnológico. «Cada poco sale una aplicación nueva para todo tipo de informes, por ejemplo para los relativos a la igualdad, a la protección de datos, a la salud laboral...», comenta Manso la cantidad de herramientas y plataformas que se ven obligados a manejar. Además, «cada día salen nuevas normas que no se pueden aplicar porque no da tiempo a digerirlas porque la gente se está ocupando se sus negocios y al final ni se enteran», añade al quejarse del exceso de trámites burocráticos que han de afrontar los empresarios.
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