El sacerdote Mariano Sanz observa la zanja en la que han aparecido los vestigios. aNTONIO DE TORRE
Segovia

Las obras en Santa Eulalia sacan a la luz vestigios que se podrían corresponder con un antiguo atrio

La apertura de una zanja para resolver los problemas de humedades descubre una cámara bufa que está en proceso de valoración arqueológica

Lunes, 6 de febrero 2023, 00:48

Ha despertado cierta sorpresa entre algunos fieles, aunque era una de los sueños que los párrocos perseguían desde el inicio de las obras en primavera. ... La apertura de una zanja en la iglesia de Santa Eulalia para resolver los problemas de humedades ha sacado a la luz losas y una cámara bufa que podrían indicar la existencia de un antiguo atrio, que desde el principio se pretendía recuperar. Una investigación arqueológica, cuyos trabajos ya han empezado, confirmará si las mejores hipótesis se cumplen o no.

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Una vez acometido el grueso de las obras del templo segoviano, dirigidas a sufragar las reiteradas humedades surgidas a raíz de la remodelación de 2005 y hasta 2009, es hora de evaluar las riquezas que han permanecido ocultas tantos años. Una de las soluciones propuestas a estos problemas era la excavación de una zanja a lo largo de la calle los Peldaños para el drenaje del agua, donde se han encontrado losas de piedra y, bajo ellas, una cámara bufa.

«Es un espacio de aire entre la calle y el edificio que recoge las filtraciones de la calle, que luego corren y llegan a una desembocadura, que hace años sería el Clamores», considera el sacerdote colaborador de la iglesia de Santa Eulalia, Mariano Sanz. Por el momento no se conoce su posible extensión y tampoco se atreve a anticiparla, ya que todavía son simples «signos».

Este descubrimiento permite estudiar el antiguo drenaje del inmueble, pero también es un indicador de la existencia de un muro y, en consecuencia, de un posible atrio. «Un muro está para sostener algo, no se construye simple y llanamente para nada», subraya Sanz. De modo contrario, Santa Eulalia sería la única joya del románico segoviano que carecería del característico atrio del que disponen las demás iglesias de la ciudad e incluso de la provincia. Este soportal «estaría al sur, que es una orientación mucho más agradable por las horas de sol que recibe», se alegra el sacerdote.

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Últimos retoques

La existencia de un atrio estaba entre las previsiones de los conocedores del templo. En septiembre, el párroco de las iglesias de Santa Eulalia y Santo Tomás, Julio Alonso, y Mariano Sanz anunciaron que los trabajos se estaban realizando en la nave sur y no descartaban que años atrás gozase de un atrio. Si se confirma la noticia, las acciones se orientarán a su recuperación. «Esto no supone ningún problema para las obras, no creo que las retrase mucho, ya que están prácticamente terminadas. Lo único sería que nos tendrán que decir cómo podemos protegerlo mejor», apunta Sanz.

La aparición de estos vestigios es una gran noticia para la comunidad religiosa de Santa Eulalia, ya que la existencia de un muro impediría la entrada de humedad al sótano. Los trámites para su valoración ya se han puesto en marcha y es probable que las conjeturas pronto se conviertan en resultados certeros. En la última Comisión Territorial de Patrimonio de Segovia, celebrada la semana pasada, la Junta amplió la vigencia del permiso de control arqueológico vinculado a las obras.

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Arriba, salón de grandes dimensiones que alberga un arco. Abajo, obreros junto a la portada románica, desde varias perspectivas. ANTONIO DE TORRE

Aunque estaba previsto que los trabajos relativos al proyecto de recuperación de locales parroquiales culminasen a finales de 2022, estos permanecen en ejecución. Pero «a falta de los últimos retoques», estima el sacerdote colaborador. Se refiere a la colocación de ventanas, además de las labores de pintura y limpieza. «No tardarán mucho, es cuestión de muy poco tiempo», asegura, a la vez que confía en que esté todo terminado antes de que acabe febrero. El religioso achaca los retrasos a pequeños imprevistos que son inherentes a «obras de estas características».

Portada románica

El alivio es un sentimiento compartido por los vecinos de Santa Eulalia, que observan cómo su iglesia afianza su protagonismo cultural. Y no solo por albergar retablos e imágenes de la desaparecida iglesia de San Antón o de San Juan de los Caballeros, sino también por su propio valor arquitectónico. «¡Qué bien ha quedado el arco románico!», exclama Sanz. La portada sur del templo ahora está al resguardo gracias a un techo y paredes. «Su piedra es caliza y ahora está más protegida», defiende.

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A la izquierda de la portada se dispone la estancia más amplia, surgida tras las actuaciones. Un salón de grandes dimensiones, que obstaculiza el paso del agua al sótano, alberga el arco que ya era visible, aunque se ha recuperado una mínima parte que permanecía oculta; una apertura en forma de ojo de buey, varias pinturas y una repisa que pronto acogerá la talla de una Virgen.

90.000euros era el objetivo recaudatorio inicial, del que ya se han conseguido aproximadamente 20.000.

Según el sacerdote, este espacio se pondrá a disposición de las asociaciones vecinales del barrio y otras entidades para reuniones, actividades y eventos culturales. Por último, se han construido dos despachos o salas de reuniones y, en muy poco tiempo, la imagen de San Antonio regresará a su retablo, tras ser retirada por el azote de las humedades.

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Los párrocos advierten de la «débil estructura» del templo

La comunidad religiosa de la iglesia de Santa Eulalia celebra la ejecución de las obras en su nave sur, aunque los párrocos reiteran su advertencia de que la estructura del templo es «débil». Por ello, no descartan tener que acometer nuevos trabajos en un futuro en el lado opuesto. «Antes o después vamos a tener que meter mano a la zona norte. No nos hemos puesto con todo a la vez porque sería imposible», sostiene el sacerdote colaborador, Mariano Sanz.

La necesidad de vigilar desde muy cerca este templo se hace cada día más patente. Todo ello cuando la diócesis encuentra un obstáculo a la hora de hacer cualquier reclamación sobre este peligro: la iglesia no está declarada Bien de Interés Cultural (BIC). En suma a ello, la financiación de las obras en ejecución todavía no está amortizada. El presupuesto inicial ascendía a 300.000 euros, de los cuales la parroquia tan solo pudo sufragar 210.000. El resto se corresponde con aportaciones de los fieles.

Por tanto, el afán recaudatorio se cifraba en 90.000 euros, de los cuales se han conseguido aproximadamente 20.000. Ante ello, los párrocos ruegan cada domingo una pequeña aportación a los asistentes. «La gente se porta muy bien, es consciente de que la iglesia también es suya, de todos», remarca Sanz. Aunque hay cierta preocupación a la hora de consegir los fondos, «no vamos a caer en la ansiedad», concluye.

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