Segovia
Las familias piden la gratuidad total de los libros de textoLos Ampas lamentan que las ayudas de Junta llegan «a unos pocos» y calculan el gasto en al menos 200 euros por niño
Las familias segovianas lidian con otro año de inflación en la compra de material escolar o textil y reivindican la gratuidad global de los libros ... de texto. «Tendría que formar parte del material que tengan los centros y gestionar un banco de libros para todos, no para unos pocos», subraya la presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de Segovia, Noelia del Barrio, de cara a ahorrar una factura que sale a unos 200 euros por niño que muchos no pueden asumir. «Sé de familias que no los compran hasta más adelantado el curso porque no les llega». Niños que siguen el ritmo lectivo a través de fotocopias, préstamos o incluso es el centro –o el propio Ampa– el que compra el libro. Porque para las economías modestas es uno de los grandes obstáculos del año.
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Del Barrio subraya el Releo, el programa con el que la Junta financia la compra de libros de texto, llega «a unas pocas familias», un porcentaje que estima a groso modo en la mitad de los padres del colectivo. Que, por el momento, tienen que adelantar el gasto de cara a recibirlo a partir de diciembre. La alternativa –que el colegio tenga libros de años anteriores– es residual porque la nueva ley renovó los libros el curso pasado. El beneficiario del programa debe después devolverlos, «pero como no llega a todo el mundo, el banco es pequeño». La subvención se concreta en 280 euros para financiar la adquisición de libros de texto en primaria y 350 para secundaria. El Norte preguntó a la Junta cuántas familias son beneficiarias, pero Educación no ofreció los datos.
Las actividades extraescolares multiplican los gastos que tienen que afrontar las familias con el inicio del curso
La estimación de los padres es de unos 40 euros por libro. «Los habrá un poco más baratos, de 33 o 35, pero si necesitas cinco libros por niño, multiplica. Y si tienes más de un hijo, vuelve a multiplicar». El gasto dependerá de cuántos libros pidan los centros y del método de cada profesor. «Los que tienen su plaza, eligen los libros para el curso siguiente. Pero los que están interinos se encuentran un poco con lo que se lleve». Fedapma no discute la metodología: no están ni a favor ni en contra del libro. «Depende de las materias, no sabemos decir cuál es el mejor método, no somos expertos. Lo que sí que queremos es que sea la Junta la que aporte esos libros».
No asustan tanto las «cantidades pequeñas» de las compras de papelería, que dependen del cuidado que haga el niño del material, pero sí el textil. «Los niños crecen. Pasa el verano y la ropa del año pasado no les vale. Sobre todo, cuanto más pequeños son». Del Barrio habla de ropa suficiente «para todos los días y que te dé tiempo a lavarla», porque a esas edades es raro que un vaquero llegue a casa con opción de un segundo uso. Defiende las extraescolares, como danza, taekwondo o fútbol, pero recalca que suman prendas a un cesta de la compra que esboza así: «Qué menos que tener dos chándales, tres pantalones, tres sudaderas, unas zapatillas o unas botas. Y un abrigo, suponiendo que no hagan faltas dos para tener repuesto cuando lavas uno». Un cálculo que estima entre los 200 y los 250 euros.
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Quedan batallas pendientes como el peso de las mochilas. Se ha reducido en los colegios con el avance de los proyectos dentro de la metodología, pero no en edades superiores. «En los institutos llevan un peso exageradísimo, tenemos los problemas de espalda ahí. Trabajan con el sistema tradicional y tienen que llevar libros, el cuaderno de cada asignatura o un archivador». Los padres sugieren que los docentes indiquen a los alumnos qué días es necesario el libro para no transportarlo el resto. «Y luego hay niños que prefieren llevarlos todos por si un día se les olvida».
También toca renovar los equipos informáticos. Para ello hay unas ayudas para tablets y pequeños ordenadores que «no llegan a todos» y cuyo número de beneficiarios la Junta tampoco ha concretado. En la práctica, los niños usan el ordenador familiar o los de espacios públicos como las bibliotecas para hacer sus trabajos o imprimir. Entre los recursos de emergencia están las ONG para el textil. «Hay mucha gente que recurre a Cáritas o Cruz Roja porque recogen ropa. En los pueblos la gente se conoce mejor y sí que pasa ropa de los mayores. A los vecinos. O a amigos que tengan hijos más pequeños que los tuyos».
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Algo que no funciona tanto a través de los grupos de los Ampas como la venta de libros de segunda mano. Hay quien los dona al banco del centro y quien necesita el dinero para comprar los del año siguiente. Porque es un bien preciado que rara vez termina cogiendo polvo en un trastero. «Ahora se les da salida, son muy pocos los que terminen tirándolos». Sobre todo, en familias numerosas, que encuentran en las grandes plataformas el consuelo de financiar la compra en varios plazos y llegar al siguiente mes.
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