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El clima en la cárcel de Segovia ha elevado la presión sobre el personal sanitario, desde médicos a enfermeros o auxiliares de enfermería. «Ningún médico ... quiere ir a trabajar a las prisiones», alerta el sindicato Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM). La plantilla de facultativos está al 50%: hay ocupadas tres de las seis plazas. Dos de ellos con visos de marcharse en verano. Una de esas previsibles bajas, por jubilación. No es solo una cuestión de medios, sino de metodología. Se quejan de las dificultades para recibir los historiales clínicos de los presos. El sindicato lamenta que ese «buenismo» que diezma la autoridad de los funcionarios también se traduce en amenazas al personal sanitario sin consecuencias. «Antes hacía un informe y al preso le mandaban al Puerto de Santa María (una de las peores cárceles de España)».
La falta de plantilla dificulta el día a día de la institución carcelaria en Segovia. Cuando hay una pelea, son trasladados a un módulo de aislamiento, una decisión que requiere el visto bueno del médico. Sin él, deberá volver a su módulo.
Sindicato Tu Abandono Me Puede Matar
TAMPM alerta sobre los tratamientos psiquiátricos. «Barra libre de pastillas. Luego se las venden entre ellos, preparan sus cócteles y tienen café o tabaco gratis todos los días». Lo facilita un interno que hace de intermediario. «En cuanto lo desarticulamos, surge otro, está muy arraigado», relatan estas fuentes.
CSIF también describe el problema grave del déficit de personal sanitario. «La asistencia es importantísima cuando hay tanta gente que tiene prescrita medicación psiquiátrica. Una baja se nota muchísimo porque son poquitos. Que no haya médicos significa que no se cumplen los aislamientos», exponen sus representantes.
Aunque el cupo de enfermeras está completo, faltan auxiliares de clínica, una función esencial, las encargadas de repartir las medicaciones. Cuando se retrasa o hay algún error, se genera conflicto. En unos casos por necesidad clínica; en otros, porque altera una cadena de trapicheo construida al milímetro. No poder pagar con pastillas por la tarde el tabaco prestado por la mañana puede prender la mecha. «Ese ambiente es propicio para peleas. Las enfermerías se están convirtiendo en psiquiátricos encubiertos».
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