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Fallece a los 95 años Ángel Román, el eterno minutero de Segovia
Siempre con su cámara decimonónica en la plaza de las Sirenas, su menuda figura quedará en la memoria colectiva de la ciudad
Formaba parte de la bellísima plaza de las Sirenas de Segovia. Durante años, decenios, Ángel Román hizo las delicias de segovianos y turistas retratándolos ... con su cámara decimonónica de fotógrafo del minuto. Siempre amable, siempre cordial, siempre con una sonrisa en la cara, les explicaba el funcionamiento del artilugio y se recreaba cuando tiraba las instantáneas. Con su guardapolvo azul, Román era para la plaza de las Sirenas como la mismísima estatua de Juan Bravo, un fijo de todos los días, pero de carne y hueso.
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El entrañable minutero falleció este lunes por la noche, a los 95 años. Llevaba varios sin dejarse ver, pero no demasiados. «La última vez que salió con la cámara tenía 93 años», recuerda su hijo Ángel. En 1992, cuando se jubiló, el Ayuntamiento de Segovia le dedicó una placa en el mismo rincón donde había trabajado durante medio siglo, desde 1942. Pero él siguió acudiendo a la cita. Lo hacía por pura afición. «Hasta que el cuerpo aguante», decía en 2012. El día de su nonagésimo aniversario, Román recibió un homenaje rodeado de su familia y amigos. La entonces alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, le prometió que la ciudad festejaría su centenario sacando a paseo los Gigantes y Cabezudos.
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«Mis inicios fueron muy duros. A los ocho años ya estaba trabajando con mi padre, con los hierros, las chapas... Luego estuve en un taller donde no ganaba nada y trabajaba como un burro. En una semana hacía dos, a razón de 4,50 diarias. Me despidieron porque me negué a echar más horas extras. Como mi padre tenía una cámara que había adquirido años atrás, la desempolvé, compré material en casa Velasco y adelante. Por aquel entonces no tenía ni idea de fotografía, pero no tardé mucho en ponerme al corriente», contaba.
Testigo de la vida cotidiana
Casi ochenta años en la Calle Real le dieron para infinidad de anécdotas. También fue testigo de primera fila de los cambios experimentados por la ciudad. «La vida ha cambiado en todos los sentidos, empezando por el urbano. No sé cuántas veces han levantado la Calle Real... Lo menos siete u ocho. Quitaron los morrillos, pusieron adoquines, los quitaron, llegaron las losas, en fin... Y los comercios están totalmente cambiados. Sí, la vida se ha transformado, no sabría decir si para mejor o para peor, depende. Todo es muy distinto. Cuando empecé, se hacían muchas fotografías de carné para colegios, institutos, familias numerosas, los cadetes de la Academia... Todo eso se ha perdido».
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Ángel Román Allas, nacido el 28 de julio de 1927, es el último minutero -de los de su generación- que quedaba en España. «Ha mantenido, hasta el último segundo, una excelente memoria. Y se ha ido recordando tantas y tantas cosas de esta ciudad, a la que tanto quería, porque era un enamorado de Segovia. Ahí queda el Rincón del Minutero, para que las nuevas generaciones de segovianos sepan quién fue». Con 73 años, recibió el reconocimiento de los compañeros de profesión durante el II Congreso Nacional de Fotografía. Numerosos premios jalonan su trayectoria. Segovia le recordará siempre.
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