Una trabajadora atiende a un hombre sin mascarilla en una ortopedia de Segovia. ANTONIO DE TORRE
Segovia

La esperada despedida de las mascarillas

Normalidad ·

El transporte público, ópticas y ortopedias segovianas celebran la retirada de esta medida de protección después de tres años en los que su uso ha evolucionado hasta degradarse

Miércoles, 8 de febrero 2023, 20:26

Cada vez hay más rostros visibles, cada vez la normalidad está más próxima. Muchos establecimientos segovianos conservaban este miércoles los carteles que avisaban de la ... obligatoriedad de la mascarilla pese al fin de esta medida. Unos pecaron de despistados, mientras que otros celebraron ya en las primeras horas del día la despedida de este elemento de protección. El transporte urbano y los establecimientos sanitarios, como ópticas y ortopedias, valoran de forma positiva un gesto que anuncia la mejora de la situación de la pandemia, aunque son muchos los usuarios que todavía se guían por la cautela frente a la covid.

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Las mascarillas dicen adiós a medio gas. Va a ser difícil perder la costumbre de sacar este complemento junto a la tarjeta de crédito o el abono cuando esperan en una parada de taxi o autobús. A pesar de conocer el cese de la obligación de llevar mascarilla en el transporte público, una minoría ha cumplido con la tradición de portar el elemento de protección que se instauró hace casi tres años. Algunos lo han hecho por desconocimiento y otros por convicción. No sucede lo mismo con los conductores, pues la práctica mayoría ha coincidido en desechar el cotidiano cubrebocas.

«Me he quitado la mascarilla en cuanto he podido. La llevaba ocho horas al día y se hacía muy incómodo», asegura un chófer de la línea 2 de autobús. Los vehículos están equipados con mamparas de plástico, lo que aún favorece la protección. En cualquier caso, el transporte urbano valora esta medida de forma positiva. «Estábamos cansados de tener que vigilar si la gente la llevaba bien puesta o no, muchos ni se llegaban a cubrir la boca. Para enfadarte con algunos, mejor que las quiten», continúa el conductor.

Mujeres, con mascarilla y sin ella, bajan de un autobús. ANTONIO DE TORRE

La muerte anunciada de las mascarillas era una realidad desde hace meses. Su uso se había degradado, hasta el punto de portarlas de forma simbólica para evitar una sanción o no quedarse en tierra. Con el fin de la imposición, «probablemente haya más problema de contagios, pero serán más leves», considera otro chófer de la línea 5. Una situación que se traslada a los taxis y a establecimientos catalogados como sanitarios.

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Mayor «alivio»

«Me tengo que mirar el Real Decreto, todavía no he tenido tiempo», afirmó Marisa Agudo, propietaria de la ortopedia Farma Salud, que al mediodía de este miércoles todavía no había quitado el cartel de la obligatoriedad de llevar mascarilla. Y a pesar del aviso, estima que «ocho de cada diez» clientes que han visitado su local en los últimos meses no la llevaban, de ahí que apostara por facilitarlas de manera gratuita.

La misma situación han experimentado las ópticas y centros de audífonos. «El 90% de la gente viene sin mascarilla», detalla David de Miguel, encargado de la Óptica Damián. Ahora respira «más aliviado», ya que «era un impedimento en el día a día». «Muchos se olvidaban de traerlas y les teníamos que avisar», señala, lo que en ocasiones era el precedente de un conflicto. «Teníamos que hacer de vigilantes y esa no era nuestra labor», apostilla.

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«Teníamos que hacer de vigilantes del uso de la mascarilla y esa no era nuestra labor»

DAVID DE MIGUEL

Encargado de Óptica Damián

Aunque desde hace tiempo tanto Aguado como De Miguel perciben un descenso en su uso, consideran que la restricción que debe premiar es la del «sentido común». «Si tienes un costipado terrible, lo lógico es que te la pongas», explica la regente de la ortopedia. Este es el argumento que llevan por bandera los ciudadanos que han preferido ignorar el fin de la obligatoriedad. «El año pasado no hubo casi gripe y fue por la mascarilla», enuncia el optometrista.

Precisamente, De Miguel destaca que hará uso de este elemento de protección cuando tenga que atender a personas mayores. «Es lo mínimo que podemos hacer por ellas», refiere, sobre todo en los momentos de contacto, cuando se realizan graduaciones y otras mediciones. A pesar de todo, es una noticia positiva: «Al fin dejamos atrás todo lo que hemos pasado», concluye.

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