Una romería con sabor muy popular
Decenas de miles de personas acuden hasta el santuario del Henar en el día grande de la fiesta de la Virgen
mónica rico
Cuéllar
Martes, 1 de junio 2021, 07:41
La devoción que decenas de miles de personas sienten por la Virgen del Henar se hace patente cada año en su día grande, cuando se ... celebra una romería, una fiesta que fue concedida hace ahora cuatro siglos y que no ha perdido fervor ni sabor popular y son muchas las gentes que se reúnen en el entorno del santuario cada año para honrar a la imagen.
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A la fiesta la precede una novena que se vive también con devoción y fervor y de la que se realizan dos sesiones, una matutina y otra vespertina. La primera tuvo su origen hace algunas décadas en un grupo de jóvenes trabajadoras de la villa de Cuéllar, que, al no poder acudir a la cita con la Virgen por la tarde, decidieron realizar el camino a pie y recitar la tradicional novena por la mañana.
Poco a poco a la cita se fueron sumando más personas, tanto es así que desde el santuario se decidió canalizarla y celebrar la eucaristía. También por la tarde se celebra la novena solemne y tradicional, hasta el día anterior a la fiesta, que se celebra cada año el domingo anterior a San Mateo, 21 de septiembre.
La víspera de la romería, tal y como se hace en los grandes santuarios marianos, se celebra el rosario de las antorchas, un acto solemne y de gran belleza, en el que participan cientos de personas que recorren la pradera únicamente iluminada con las velas que portan los fieles. Durante el recorrido se va rezando el rosario y al llegar de nuevo al santuario se canta la Salve.
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Hace algunos años había peregrinos que acudían esta cita y hacían noche en el santuario. A lo largo de la madrugada eran muchos los grupos que llegaban a ver a la Virgen tras haber caminado decenas de kilómetros desde sus lugares de origen. Hoy esta situación es cada vez menos habitual, pero desde primera hora de la mañana cientos de personas llenan las inmediaciones para disfrutar de la fiesta de la Virgen y honrar a la 'morenita' tal y como se denomina a la imagen, por el tono tostado de su piel, que desde 2015 es algo menor, tras una restauración en la que se retiró buena parte del betún de Judea que recubría la talla.
El día de la romería el santuario abre sus puertas desde primera hora de la mañana para acoger a los miles de fieles que pasan por el lugar y ofrecerles casi a cada hora misas y confesiones, con el fin de evitar aglomeraciones.
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Uno de los actos más seguido por los fieles es la Misa Mayor de Campaña, que se celebra en la pradera, donde cientos de personas instalan sus sillas para poder participar de la liturgia y al mismo tiempo ver la imagen de la Virgen, que preside el acto, en el que se muestra el gran fervor que en la zona se tiene por Nuestra Señora del Henar.
Tras finalizar la misa de campaña, la imagen de la Virgen se conduce en andas hasta su carroza, que espera en las puertas del santuario. Desde allí preside una procesión que se suele prolongar durante más de dos horas recorriendo las calles que rodean la pradera del lugar. Una procesión que se celebra animada al ritmo de las dulzainas y los tamboriles y acompañada por las danzas de decenas de fieles, que bailan mirando de frente a la imagen, tal y como manda la tradición, algunos incluso portando las populares tejoletas, unas castañuelas tradicionales en este tipo de celebraciones.
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Otros de los protagonistas de la procesión suelen ser los más pequeños, pues a lo largo de todo el recorrido decenas de padres aúpan a sus hijos hasta la carroza de la Virgen para compartir con ella una pequeña parte del trayecto, una iniciativa que tiene como finalidad que Nuestra Señora del Henar cobije y acoja a los niños bajo el manto de su protección.
Durante esta procesión, que se suele prolongar durante más de dos horas, no faltan los gritos y vivas hacia la Virgen. Para finalizar el acto central de la jornada, cientos de fieles se congregan en la puerta de la iglesia del santuario para despedir la imagen de la Virgen uniendo sus voces entonando la Salve popular, uno de los actos más emotivos de la jornada.
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Las misas y confesiones se prolongan también durante la tarde, además de mantener abierto el camarín, por donde pasan miles de fieles para poder ver la imagen de la Virgen y besar su medalla.
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