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Miércoles, 29 de noviembre 2017, 11:02
El Teatro Juan Bravo reabre mañana sus puertas con ‘Danzad, malditos’, una obra basada en el libro de Horace McCoy ‘¿Acaso no matan a los caballos?’. Alberto Velasco dirige esta adaptación, que cuenta entre sus intérpretes con la actriz Karmen Garay.
–Cuando Alberto Velasco le pone delante el guión de ‘Danzad, malditos’, ¿qué es lo primero que piensa?
–¡Guauu! (risas) Pensé que era algo bastante estremecedor, sobre todo en lo que respecta a la sociedad y también desde el punto de vista actoral; de lo que vivimos los actores en nuestro día a día. El perder, el azar… el hecho de que no valga lo bueno que seas o no.
–Ya había trabajado con él antes y ahora estrenan ‘Escenas de caza’. ¿Qué es lo que más le gusta de su forma de trabajar?
–Alberto se implica muchísimo con nosotros en todos los aspectos, es muy trabajador y deja volar su imaginación. Confía en nosotros y es sorprendente, porque de repente se le ocurren unas cosas maravillosas para poder jugar y para poder crear. Eso es admirable.
–Una de esas cosas que se le ocurrió fue precisamente convertir la obra en una auténtica competición en directo. Aquello surgió en los ensayos, ¿cómo recuerda ese momento? ¿Qué les animó a ello y qué dudas generó entre los actores?
–Se le ocurrió eso y luego también que previamente, antes de la función, estuviéramos seis horas bailando sin parar para después enlazar con la obra. ¡Menos mal que eso se descartó! (risas) Eso ya hubiera sido imposible de llevar… Como actores nos parecía un reto; el poder vivir el azar, la verdad del momento. Es lo bueno que tiene esta obra, tiene muchísimo de verdad. Todo lo que sucede en el momento, tú lo estás viviendo. Te entregas a ello y eso me parece un reto muy bonito para un actor, porque es estar viviendo el segundo a segundo de una obra.
–Desde aquella decisión, ¿qué ha sido lo más increíble que les ha sucedido durante algún ensayo o alguna actuación?
–Yo creo que nos ha gustado mucho el reconocimiento de la profesión; es decir, el apoyo que hemos tenido de los compañeros, de actores… Sobre todo, ver que tanto esfuerzo ha sido recompensado por compañeros. Por otra parte, algo que a modo personal me parece un poco sorprendente, después de ganar un Max como Espectáculo Revelación, es que estemos montando ‘Escenas de caza’ y que ningún teatro público haya estado interesado en saber qué hacíamos.
–El director habla también de cómo con ‘Danzad, malditos’ ha visto cómo los actores se van superando a sí mismos, ¿en qué sentido cree que se ha superado Karmen Garay?
–¡UFff! ¡Pues en todo…! ‘Danzad, Malditos’ es una obra que juega mucho con el ego personal porque da igual lo bueno o malo que seas; si te toca un líquido en un momento dado, te tienes que ir de la función en ese momento, si no corres lo suficiente te tienes que ir también. Para mí ha sido como un reto personal y ha sido también una lucha con nuestros propios egos.
–Volviendo al Premio Max, ¿el público teatral tiene la misma conciencia de lo importante que es este galardón que el público del cine lo tiene de lo que es un Goya?
–No, desafortunadamente tú comentas a amigos que no viven en este mundo que tienes un Premio Max y te escuchan y no saben ni lo que es. No creo que esté igual de valorado que un Goya; desgraciadamente el teatro no tiene el mismo reconocimiento que el cine, y la sociedad y la política tampoco se lo dan. Afortunadamente nos felicitamos entre los propios compañeros porque sabemos el trabajo que nos ha podido costar a los productores y actores sacar ‘Danzad, Malditos’ adelante.
–¿Cómo espera al público del Teatro Juan Bravo? No sé si alguna vez ha estado delante…
–No, la verdad es que no he estado nunca. Tenemos muchísimas ganas de que llegue. Espero que recojan la obra como la ha ido recibiendo el público; con un poco de fascinación, porque yo creo que el público se queda fascinado cuando la ve de primeras. Y sobre todo se quedas en la duda, hay gente que sigue saliendo de la obra preguntando si es verdad eso de que cada día le toca a uno... Hay quien sale de la obra pensando que está amañado, y eso nos hace mucha gracia.
–¿Se ve con posibilidades de ganar mañana?
–Yo siempre salgo a escena con ganas de ganar. Aunque lo importante de esta obra no son los que ganan, sino los que pierden; los que luchan por llegar a la final y no siempre lo consiguen. Ellos son los verdaderos ganadores. Lo importante en este camino es los que no llegan, que es por quienes queríamos hacer esta obra de teatro. No se trata de alabar a los que ganan porque a veces lo tienen fácil por ser amigos de o conocidos de… Por los que se quedan en el camino luchando, se caen y se vuelven a levantar; es por ellos que queríamos contar esta historia.
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