Javier Carretero, a la izquierda, y el concejal de Obras y Servicios, Miguel Merino, delante de las obras de la avenida de la Constitución. óscar costa

La construcción registra una gran demanda de reformas en la provincia, pero escasean los suministros

El sector acusa una subida muy marcada de los precios de los materiales y no se hace con mano de obra fácilmente

Laura Lopez

Segovia

Domingo, 8 de agosto 2021, 19:26

La construcción atraviesa tiempos de bonanza a pesar de la crisis desencadenada por la pandemia, en contraste de lo que ocurrió en la anterior recesión, ... cuando fue el primer sector afectado. Después de un incremento en 2020, este año sigue con un aumento algo más moderado pero que continúa gracias a la demanda de pequeñas reformas. Sin embargo, los empresarios enfrentan algunas dificultades, como la de encontrar mano de obra cualificada y suministros y la subida en los precios de los materiales.

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En un primer momento de pandemia, la afección para el trabajo que se estaba realizando en materia de construcción en la provincia no fue más allá de la incertidumbre que generaron aquellas dos inéditas primeras semanas del mes de marzo. Así lo recuerda el presidente de la Asociación Provincial de Industrias de la Construcción, Javier Carretero. «No fuimos un sector muy afectado, fue más la incertidumbre de si se puede, no se puede… Luego ya lo retomamos medianamente con normalidad», comenta.

Sí cambiaron ciertas rutinas a la hora de trabajar, que tampoco trastornaron significativamente la productividad: «Tuvimos que equiparnos con EPIS, guantes, geles, como el resto de la sociedad. No sé si costó más o menos, pero como no teníamos otra alternativa, nos adaptamos», comenta el representante de la agrupación, que engloba a algo más de 300 empresas y autónomos y en torno a 1.500 trabajadores.

A partir de entonces, se recuperó cierta normalidad, incluso el índice de actividad mejoró: «Yo creo que la gente había estado encerrada mucho tiempo y se dio cuenta de lo que tenía en casa: al 90% de las pequeñas empresas les aumentó el trabajo de manera exponencial», relata Carretero. Sobre todo, se trata de pequeñas reformas: cambio de puertas, de azulejos, reforma de la cocina que llevaba sin tocarse veinte años, aislamiento de las ventanas en casas que ya tienen un tiempo… «El año pasado fue bastante bueno y continuamos hasta ahora», resume el empresario.

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Si el año pasado el crecimiento fue de entre el 30 y el 40%, en este 2021 el aumento se ha contenido, pero resulta también muy favorable, con entre un 20 y un 25% de crecida. Esta subida ha puesto de relieve algunas deficiencias, como la dificultad que existe desde hace algunos años para encontrar mano de obra cualificada. «Quien diga que no hay trabajo, te diría que miente, porque el sector está en un buen momento», dice Carretero. En opinión del empresario, la gente tiene miedo al sector desde la crisis anterior: «Normalmente las de la construcción son empresas que pasan de padres a hijos y eso ha parado, ahora cuesta mucho que se la queden, los hijos no quieren saber nada de la construcción», apunta.

Otro hándicap que están encontrando los que desean emprender un proyecto en la dificultad para encontrar materiales y la subida de precios. Según la Asociación de Empresas Constructoras y Concesionarias de Infraestructuras, los registros de evoluciones de precios nacionales e internacionales entre 2020 y 2021 muestran fuertes incrementos en acero corrugado (+78%), cobre (+102%), aluminio (+56%), petróleo (+106%) y mezclas bituminosas –asfalto, entre otras- (+85 %). «Sobre todo para las grandes obras, están subiendo los precios muchísimo, esperamos que a lo largo del verano se estabilice», señala Carretero, quien lo achaca a la repentina reactivación de la demanda a nivel mundial tras la crisis: «Hay bastante trabajo, mucho más del que se esperaba y no hay materia prima», explica.

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La subida de precios en los materiales acaba repercutiendo en el consumidor final, que ve aumentado el coste que tiene que pagar. De momento, este incremento no ha hecho que los clientes cambien de idea y se echen para atrás, pero desde el sector no descartan que esto pueda pasar en algún momento.

Retrasos en obra pública

Más allá del sector privado, en las obras públicas de la capital la pandemia ha tenido unos efectos similares, que se han percibido sobre todo en la prolongación de los plazos. Primero, porque el parón de los primeros meses de pandemia hizo muy difícil sacar adelante la burocracia necesaria para llevar a cabo los proyectos. Ahora, por la dificultad de las empresas para encontrar los suministros necesarios para ejecutarlos.

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Durante aquellas inéditas primeras semanas de estado de alarma en marzo, todas las actividades administrativas que no tenían que ver con la crisis sanitaria se paralizaron, según relata el concejal de Obras, Servicios e Infraestructuras, Miguel Merino: «Yo, como administración, no podía tramitar un contrato ni sacarlo a publicación, ni licitarlo, ni adjudicar nada», observa. Sí se tuvieron que tomar algunas medidas excepcionales en lo referente a la reparación básica de la ciudad, como la organización de una cuadrilla de trabajo, otra de guardia y otra de retén por si alguno caía enfermo.

La situación de prolongación en los plazos se mantuvo hasta junio o julio, ya que, como recuerda Merino, ni siquiera había junta de gobierno, sino que se reunía un gabinete de crisis presidido por la alcaldesa pero que tenía poderes muy limitados. Por eso, algunos proyectos que estaban previstos para ser licitados en el primer semestre, como el de la Plaza de la Morería o el del paraje del Tejerín no pudieron promoverse hasta la segunda mitad de año.

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Después de esos meses más convulsos, aunque el Ayuntamiento recuperó su actividad a partir de junio o julio de 2020, edil no considera que se haya alcanzado hasta ahora una situación de normalidad, debido sobre todo a la subida del precio de los materiales y la falta de suministros. Merino ha percibido que en el último año muchas empresas se han focalizado en vender unos cuantos productos, los que mejor funcionan, y han parado de producir otros. En su experiencia, la cuestión de los precios se ha notado en el acero, el aluminio, el látex y el caucho, así como los prefabricados como ladrillos y bloques y, por último, en los materiales empleados para las telecomunicaciones, como el cobre o la fibra óptica.

Todo ello repercute, de nuevo, en los plazos. Lo vivieron en la Concejalía por primera vez durante las obras en la Plaza de la Morería, cuando tuvieron problemas para encontrar algunos prefabricados, y también lo están percibiendo con los báculos y las luminarias necesarias para el alumbrado público de la avenida de la Constitución.

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En la actualidad, en la ciudad está por finalizar las obras del ascensor del barrio de San José, las aceras de la avenida de la Constitución y se acaban de terminar las obras para la remodelación del trazado de la calle San Gabriel, aunque queda la retirada del poste de telégrafos, además de dos obras en los polígonos industriales.

Desde este lunes comienzan otros trabajos para la renovación de las conducciones de agua potable en las calles Alfonso VI y Lérida en el barrio de la Albuera y Cardenal Zúñiga y Santa Catalina en el barrio de San Lorenzo. De cara a estos y otros futuros proyectos, desde la concejalía sólo pueden desear que el problema de abastecimiento de suministros pase pronto: «Espero que con el paso de unas semanas o meses, tengo la esperanza de que se supere», dice Merino.

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