La cofradía del Niño de la Bola de Cuéllar espera poder recuperar las procesiones en 2023
Por segundo año consecutivo, los festejos en honor de la imagen se han limitado a las eucaristías a causa de la pandemia
Para muchos cuellaranos estas fechas navideñas no se encuentran completas sin la referencia a los cultos que se celebran en honor del Niño Jesús de ... la Bola, una tradición que se fraguó hace siglos y que ha pasado al acervo cultural de la villa. Pero, debido a la pandemia, tanto en 2021 como en el recién estrenado año los actos se han limitado a honrar la imagen en el interior de la iglesia de San Miguel, celebrando dos eucaristías en su honor.
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La primera de ellas tuvo lugar el 1 de enero. La segunda y última, como manda la tradición, durante la mañana de ayer, en la que el mayordomo, Juan Pablo de Benito, mostró su esperanza en que la imagen pueda procesionar en 2023. Un deseo que se extiende a todos los miembros de la cofradía, que durante estos días han echado de menos los actos más tradicionales de la fiesta.
El centro de estas celebraciones suele ser una procesión, un acto que se celebra los días 1 y 6 de enero durante la tarde y que comienza y finaliza en la iglesia de San Miguel. Es en esta parroquia de Cuéllar donde se guarda la imagen del Niño de la Bola durante el año. Durante el trayecto, que se prolonga durante varias horas, cientos de cuellaranos y visitantes se van sumando a la comitiva. No faltan las danzas tradicionales interpretadas por las dulzainas y bailadas por los fieles, los sonidos de las tejoletas o castañuelas castellanas, así como los cohetes o las campanas de San Miguel, pero también del templo de San Esteban, procedencia original de la talla, y en cuyo interior la procesión realiza una parada para realizar un rezo e interpretar un villancico.
Desde hace dos años, en concreto el 6 de enero de 2020, estas escenas no se han podido repetir debido a la pandemia. Tampoco otros actos que organiza la cofradía, como el ágape posterior a la procesión, que también solía ser multitudinario. Es por ello que en los últimos dos años el cargo de mayordomo ha recaído en Juan Pablo de Benito, quien ya lo fue también en 2020. Se trata de que quien tome el bastón de mando en la siguiente edición pueda disfrutar de los festejos al completo, por lo que en los dos últimos años se ha optado por prorrogar su mandato.
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Danzas
Aunque los festejos se han reducido a la eucaristía, los miembros de la cofradía sí que pudieron disfrutar ayer de algunas tradiciones, como la música de las dulzainas que acompañó antes y después de la eucaristía. También lo hizo durante la misma, cuando los hermanos Ramos interpretaron algunas piezas tradicionales, entre ellas el villancico dedicado al Niño Jesús de la Bola que algunos cofrades acompañaron haciendo sonar las tejoletas, mientras que otros lo hicieron con sus danzas.
De Benito mostró ayer su intención de que este sea el último año en el que ocupe su mayordomía, lo que significaría que en 2023 los festejos se retoman con normalidad y que el Niño de la Bola volvería a recorrer las calles entre los sonidos de las dulzainas, las tejoletas, los cohetes y las campanas. Mientras tanto, y aunque en estos dos últimos años no ha habido celebraciones, De Benito y la cofradía continuarán trabajando para que los festejos que cada año se desarrollan en torno al Niño de la Bola consigan obtener la calificación de Manifestación Tradicional de Interés Cultural Provincial, solicitud que presentaron hace unos años a la Diputación Provincial y que aún continúa tramitándose.
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La imagen del Niño de la Bola es una talla de madera de cuerpo entero y sexuada de un Niño Jesús. Se trata de una imagen de estilo barroco, fechada a mediados del siglo XVII, con policromía en brazos y cabeza, que se cubre con una peluca de cabello natural, largo, rubio y con rizos, en la que porta una corona de rayos.
Los actos en honor a la imagen finalizarán este año el próximo lunes 10 de enero, cuando tendrá lugar la misa por los difuntos de la cofradía. La celebración será a las 19:30 horas en la cuellarana iglesia de San Miguel.
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