Aspecto del carruaje tras su restauración. M. R.

La carroza del Henar recupera su esplendor

El carruaje que fue utilizado durante más de 100 años, hasta 1972, se encontraba en un estado de conservación «lamentable»

Mónica Rico

Cuéllar

Domingo, 26 de septiembre 2021, 10:40

Quienes se acerquen hasta el Santuario de Nuestra Señora del Henar podrán disfrutar de una nueva obra de arte, una antigua carroza procesional que se ... encontraba en desuso y en un lamentable estado de conservación. Tras varios meses de restauración, ahora ha recuperado su belleza y luce ya en todo su esplendor. Las encargadas de los trabajos de restauración han sido María Victoria Postigo y Diana Martínez, quienes recuerdan la historia del carruaje, ligado a las importantes donaciones que se realizaban a la Virgen. Así se refleja, por ejemplo, en el inventario del siglo XVIII, donde se nombraban numerosas coronas, mantos y distintas joyas. Un siglo después, un devoto, Vicente Torres, de Medina del Campo, decidió realizar una donación para una carroza. Finalmente se realizó una en 1848 de la que se desconoce su paradero, aunque según los documentos llegó a salir en procesión.

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Tan solo unos años después, en el año 1862, el por entonces administrador decidió mandar realizar otra carroza. Fue construida por el ensamblador de Sepúlveda Antonio Guadilla y tuvo un coste de 25.000 reales. La policromía y el dorado corrieron a cargo del vallisoletano Narciso Duberges y sus trabajos ascendieron a 11.000 reales.

La carroza estuvo durante más de un siglo procesionando, hasta 1972, cuando se dejó de utilizar. Este año, con la celebración del Año Jubilar Henarense, el rector del Santuario, Carlos García, puso su empeño en que esta obra de arte se pudiera restaurar. Y lo ha conseguido. Con la restauración de la pieza se ha pretendido recuperar, conservar y poner en valor la carroza procesional de la Virgen del Henar, lo que implicaba, en primer lugar, la eliminación de los factores que han ocasionado su degradación y garantizar su estabilidad. Posteriormente se buscaba tratar los diferentes elementos que permitieran devolver el equilibrio de la pieza, mejorando su legibilidad y percepción estética, y recuperar su unidad potencial con la mínima intervención posible.

Así lo señalaron las restauradoras, que destacaron que la carroza se encontraba en un estado de conservación «lamentable». Antes de su traslado a las cocheras del Henar, donde se realizó la restauración, se había almacenado durante años en una casa antigua, sobre un suelo de tierra donde crecía todo tipo de vegetación. Además, la techumbre que supuestamente la protegía había empezado a caerse, por lo que en ocasiones incluso estuvo a merced de la lluvia.

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El primero de los trabajos que se realizó durante la intervención fue un tratamiento preventivo antixilófago, además de consolidar la madera mediante inyecciones de resina. También se afianzó la estructura del carruaje con la sustitución de elementos carcomidos por unos nuevos, la instalación de refuerzos internos, el ajuste de las piezas y la colocación de las puertas traseras, entre otros trabajos.

Asimismo se revisó el funcionamiento del mecanismo de desplazamiento de la carroza, tratando todos los hierros que forman parte del mismo, desde las llantas de las ruedas a los amarres, rodamientos o bisagras, entre otros elementos.

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Las pérdidas de talla y volumen que interferían en la visión global de la pieza se reintegraron con madera y resina. En cuanto a la policromía, las restauradoras apuntaron que se han fijado y asentado todas las zonas levantadas, además de eliminar todos los repintes y purpurinas que cubrían la policromía original.

Las zonas con pérdidas que distorsionaban la lectura de la obra se estucaron y reintegraron para finalmente aplicar una capa de barniz para proteger la pieza y dotarla del brillo apropiado.

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