Atilano Soto a su llegada a una de las sesiones del juicio en la Audiencia de Segovia. Antonio de Torre

«No he buscado aglomeraciones para evitar las miradas lesivas de gente desinformada»

Atilano Soto, expresidente de Caja Segovia, se siente «redimido» tras su absolución por el caso de las prejubilaciones millonarias

Miércoles, 27 de marzo 2019, 08:09

El expresidente de Caja Segovia, Atilano Soto, atiende la llamada telefónica y rompe su silencio, un mutismo que mantuvo durante el juicio oral por las prejubilaciones millonarias que aprobó la entidad y que percibieron exaltos cargos. Suspira al otro lado. «Permíteme que reserve el aliento que me queda para hablar con mi familia», comenta tranquilo pero «exultante». El veredicto que le absuelve a él y a los antiguos altos cargos de la Caja con los que ha compartido un «calvario» desde que se presentó la denuncia le ha causado una «infinita alegría, no solo por mí sino también por todos los demás». «Se ha hecho justicia», sentencia.

Publicidad

Se felicita de la decisión del tribunal porque «muestra la verdad desnuda» de lo que ocurrió en aquellos años. Afirma sentirse sereno, igual que en el largo proceso judicial que ahora cierra un capítulo intenso, aunque es posible que se abra otro por el recurso de casación ante el Tribunal Supremo que preparará al menos una de las acusaciones. En concreto la popular que ejerce Izquierda Unida. Esa calma a la que se refiere es la que proporciona «saber que no había nada que falsear o tramar ni nada que ocultar».

«La sentencia supone una redención para mí y para los directivos que hicieron las cosas bien»

atilano soto, expresidente de caja segovia

A pesar de transmitir esa tranquilidad de ánimo, Atilano Soto no olvidará los momentos arduos y «dolorosos» que le han asaltado a lo largo de más de siete años que se ha prolongado el procedimiento judicial por la supuesta administración desleal cometida por el expresidente de Caja Segovia en el caso de las prejubilaciones. «Lo más duro ha sido la temeridad de usarnos bestialmente», carga con estas palabras contra las acusaciones que le pusieron a él y al equipo directivo en el punto de mira de la sociedad segoviana.

No quiere mencionar que haya sido víctima de la mala fe de otras personas, sin embargo «confundir el indicio y convertirlo en acusación temeraria es algo muy severo y tremendamente doloroso», añade. Soto sí confiesa haberse sentido el objetivo de «una muerte civil», como aludieron algunos de los abogados defensores en las conclusiones del último día del juicio.

«Peersecucióin a muerte civil»

En estos años –desvela Soto– ha sido diana de improperios e insultos. «Salía de casa y te increpaban, me decían 'y ese...'». Con el tiempo, el expresidente de la Caja ha aprendido a eludir por el principio de la prevención los dardos críticos de la calle. «He intentado no buscar sitios con aglomeraciones para evitar las miradas lesivas de la gente desinformada», admite. Incluso en los establecimientos a los que solía acudir antes de que pasara todo se ha sentido perseguido e incómodo.

Publicidad

«¡Pero si yo no he cobrado un euro! No tenía sueldo, era un puesto honorífico. Mi tiempo era gratuito en la Caja y me encantaba servir a Segovia» a través de su cargo al frente de la entidad, responsabilidad que ocupó durante dieciséis años. Añade que «pago religiosamente la renta de mi casa a mi casera desde 1981 todos los meses», por lo que niega con rotundidad que se haya enriquecido, y menos de manera ilegal.

«Pago religiosamente a mi casera la renta de mi casa todos los meses»

atilano soto, expresidente de caja segovia

Para Atilano Soto, la sentencia conocida ayer es una «redención para mí y para los directivos que se dedicaron a hacer las cosas como se debía». «Nunca he dudado de ellos», responde tajante. Este veredicto absolutorio supondrá «levantar el ánimo, que no la voz ni la cabeza».

Publicidad

En este sentido, asegura que «no quiero dañar al adversario». Eso sí, matiza que «me ofende el que se hace enemigo mío y se enfrenta para que muera uno por todo». La sentencia de este martes «es una gracia que recibo y hay que agradecérselo a la justicia». Al revisar de un rápido vistazo el álbum de experiencias vitales acumuladas en estos más de siete años, Atilano Soto concluye que «civilmente éramos víctimas, se nos ha perseguido a muerte civil». En cuanto a su victoria en los tribunales, subraya que «no estoy orgulloso contra nadie, pero sí de mí y de hacer las cosas perfectamente bien»

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad