Segovia

El alquiler en la ciudad prioriza a los universitarios en detrimento de las familias

El mes de septiembre está cerca. La cuenta atrás para el inicio del curso lectivo despierta el estrés de los estudiantes más rezagados que todavía no han encontrado residencia en la ciudad. La escasa oferta de pisos disponibles supone un obstáculo en este proceso de búsqueda y a ello se suma el incremento de los precios del alquiler. En concreto, el coste medio de la renta de una habitación para los universitarios se eleva a los 300 euros mensuales. Esta cifra no incluye el pago de los suministros.

La capital segoviana registra la tercera mayor caída del precio del alquiler del conjunto nacional respecto a julio de 2022. El descenso se sitúa en el 1,3%, solo por detrás de Ciudad Real y Palencia. Sin embargo, este ajuste de los precios «no se percibe», subraya Miguel Tovar, al frente de Inmobiliaria Tovar. De hecho, la comparación con el anterior mes arroja una subida del 2,11%.

Esta situación se traduce en que el arrendamiento de un piso medio de 70 metros cuadrados de superficie supera los 600 euros por mes. En la provincia, aunque el precio del renta de una casa de similar tamaño desciende a los 340 euros, también ha registrado un repunte del 2,7% en el último mes y del 1,8% si se compara con el montante económico registrado en el mismo periodo del año anterior.

«Son pocos los pisos que están en alquiler y los que hay son carísimos, así ha sido toda la vida en Segovia», corrobora Sagrario Carretero, de la Inmobiliaria Orba. «Si la demanda sigue a este ritmo, pronto será mayor que la oferta», dice María Jesús Fernández, de Segohouse.

Los portales inmobiliarios muestran un listado de residencias limitada y en continuo cambio. La mayoría de los anuncios, además de ofrecer una breve descripción de la vivienda o habitación, concretan el público al que se dirigen. En un amplio porcentaje se puede leer: «Solo para estudiantes».

Las preferencias de los propietarios han cambiado en los últimos tiempos. «Ahora los alquileres están comandados por los estudiantes», insiste Tovar. Incluso cuando hace años se percibía «cierta animadversión» por el temor a las fiestas y a los desperfectos. «La gente ha ido calibrando lo que paga en relación a los posibles destrozos que puedan causar», sostiene. Si un inmueble tiene cuatro habitaciones y por cada una se percibe 300 euros, el arrendador ingresa un total de 1.200. «Con eso están salvados sobradamente de cualquier tipo de deterioro», remarca.

Los estudiantes responden bien a estas ofertas en las que los pagos se dividen. «Tenemos muchas llamadas sobre la oferta disponible», relata el gerente de Quercus Inmobiliaria, Miguel Ángel González. Cuando un piso sale a la luz, «a los dos días está alquilado; es algo muy rápido, casi inmediato», señala. En ocasiones, este proceso se acorta a menos tiempo, ya que los agentes guardan el contacto de las personas interesadas y en un par de llamadas encuentran al afortunado.

Las inmobiliarias observan que los propietarios otorgan cierta prioridad en el arrendamiento a los universitarios. «El precio del alquiler a la familia tradicional se ha incrementado de 500 a 650 en un intento de subir la rentabilidad», declara Tovar. Carretero comparte esta observación, aunque eleva el valor «mínimo» de la renta a 700 euros.

Fernández y González consideran que «hay de todo» y depende mucho de la experiencia que los caseros hayan tenido con inquilinos anteriores. Mientras que unos prefieren la estabilidad que da un núcleo familiar, otros apuestan por obtener mayor rentabilidad con los estudiantes aunque tengan que renovar sus contratos cada diez meses. «Son los mejores pagadores, hay viviendas diseñadas específicamente para ellos y muchos se quedan los cuatro años de carrera», explica el gerente de Quercus.

«Los universitarios ni se han movido por el encarecimiento de las rentas», declara Carretero. El grueso de las reservas de los inmuebles se realizaron en mayo o junio. Pero «siempre queda algún rezagado que busca ofertas a finales de agosto y principios de septiembre», apostilla González.

Muchos de ellos necesitarán un golpe de suerte para encontrar «saldo disponible». «Suelen quedarse libres los pisos que no están reformados, pero si llegas tarde, te toca cogerlos», puntualiza. Tovar incide en que la búsqueda de las viviendas se realiza por «vis a vis». Es decir, los propios inquilinos anuncian habitaciones libres a sus conocidos o llegan a los interesados por otro tipo de métodos, incluso «dentro de la propia universidad», concluye.