Acabar con el «abandono», reto de los vecinos de El Salvador
Edificios en ruinas, suciedad, problemas de seguridad... Todo ello ha sido la razón de la revitalización del movimiento vecinal del barrio
ricardo domingo
Segovia
Domingo, 29 de mayo 2022, 13:54
La talla articulada del Santo Cristo de los Gascones, ubicada en la iglesia de San Justo y Pastor, es la más antigua de la Semana ... Santa Local. De acuerdo con la leyenda, dos pueblos europeos, uno alemán y otro francés, se la disputaban. Para dirimir las diferencias, subieron la talla a una yegua y donde llegase el animal, la talla permanecería. Y así llegó y murió en el lugar sobre el que ahora se erige el templo de San Justo y Pastor, en pleno barrio de El Salvador, que ahora cobija la figura.
Publicidad
La leyenda la cuenta Luis Miguel Fuentetaja, vecino del barrio, desde una antigua fábrica de paños. Ahora, su casa. Y es que la tradición pañera del barrio no atiende a ningún mito. El Salvador-San Justo era un arrabal irrigado por las aguas del Acueducto para la fábrica de paños y comenzó a perecer con la decadencia del sector. Una decadencia que parece persistir en el barrio y en el tiempo, y razón por la que se ha fraguado recientemente el resurgir de su movimiento vecinal.
En una inclinada callejuela de El Salvador, un local de luces encendidas adorna su cristalera con recortes de periódicos y una manualidad que deja claro el propósito del espacio: Asociación de Vecinos de El Salvador. Se trata de la recién estrenada sede de una agrupación activa desde 1982. Anteriormente, la junta de vecinos del arrabal se veía obligada a alquilar uno de los locales que la iglesia ponía a su disposición.
La actividad de la congregación vecinal había perdido fuerza con el paso de los años. Por tanto, a mediados de 2021 un grupo de vecinos recién llegado al barrio, cargado de «muchas ganas» —y unidos por compartir problemas comunes— se puso en contacto con la antigua directiva. «La asociación estaba muy estancada y con el tema de la pandemia se planteaba desaparecer», cuenta Fernando Sánchez-Guijo, nuevo presidente y llegado al barrio hace cuatros años procedente de Salamanca. Así que se pusieron manos a la obra, reestructuraron la junta directiva —integrando a miembros de la antigua— y marcaron el camino de un nuevo y rejuvenecido proyecto donde «conjuga la ilusión de todos los nuevos y la experiencia de los que llevan aquí toda la vida».
Publicidad
Una vez vertebrada la plantilla del nuevo equipo directivo, la asociación se lanzó a la búsqueda de un espacio físico para transformarlo en centro neurálgico del barrio. Bastó un aldabonazo en la puerta del defensor del pueblo y una rápida gestión por parte del Ayuntamiento para que en diciembre de 2021 gozaran ya de su nueva sede. Una celeridad que desde la junta de gobierno del colectivo vecinal agradecen: «El proceso se hizo corto. El Ayuntamiento ha colaborado mucho y sigue haciéndolo. Nos asesoran bastante. La verdad es que con nosotros se ha portado genial», agradece el presidente de la nueva junta directiva.
Era necesario hacer notar al vecindario la fuerza con la que irrumpía la nueva asociación. «Preguntar y hablar» fueron las claves para marcar una agenda de objetivos. En la actualidad, la junta de gobierno se encuentra en pleno proceso de captación de socios e intereses. «La agrupación se encontraba sumida en una tendencia de pérdida de socios y ahora estamos incrementando el grueso asociativo. Rozamos los 230 socios en este momento, se nota bastante que la cosa va creciendo», explica orgulloso el presidente.
Publicidad
Sánchez-Guijo pretende desquitar al barrio de esa imagen de comunidad envejecida que caracteriza a los distritos centrales de la ciudad. «Sí es cierto que hay mucha gente mayor, pero cada vez va llegando más gente joven porque el barrio es una joya: no es caro y estamos en el centro». Y recalca: «No son tendencias que se cambian de un día para otro, pero es perceptible. Muchos de los nuevos socios son parejas jóvenes que acaban de llegar».
De cara a revitalizar la vida en el vecindario y fomentar el sentimiento comunitario, se están poniendo en marcha una ingente variedad de actividades culturales que van desde cursos de guitarra a gimnasia de mantenimiento. Con esto, la asociación quiere salvar al barrio del resbaladero de inactividad y estancamiento por el que se precipitaba.
Publicidad
Retos y problemática
Basta un paseo por el arrabal para percatarse de la cantidad de fachadas y edificios completos en pésimo estado. En 2011 se aprobó un proyecto de acondicionamiento y rehabilitación del barrio, denominado ARI (área de rehabilitación integral), —proyecto gemelo al que se ha implementado en el barrio de San José durante la última década—. Sin embargo, este plan nunca llegó a ponerse en marcha, lo que acrecienta la desazón dentro de la asociación. Una desazón que se ve proyectada, a modo de protesta, en su lema: 'Ahora le toca a El Salvador'. «Mira lo bonito y bien que han dejado el barrio de San José, se ha invertido mucho ahí y ha quedado muy bien. Pues creemos que es momento de que le toque al nuestro», reivindica el Sánchez-Guijo.
Aparecen sobre la mesa los fondos europeos, que podrían ayudar a paliar este declive que se percibe como fenómeno ubicuo en la ciudad. Muchos vecinos, como Luis Miguel Fuentetaja, no se explican cómo no se reactivan estos proyectos mediante el acceso a estas subvenciones. «Estamos en un momento histórico. Es el segundo momento clave de los fondos europeos desde los proyectos Proder y Leader». Además, se agrega la razón añadida de ser un barrio con atractivo turístico. Según Sánchez-Guijo es considerable la cantidad de turistas que pasean por él, muchos de ellos «para seguir el recorrido del Acueducto y llegar al último arco», y se pregunta: «¿De verdad es esta la imagen que queremos dar? Es pésima».
Publicidad
Unos turistas que, según el actual presidente de la agrupación, también se percatarán del «deplorable» estado de algunas zonas de la base de la construcción romana con «hierbajos que alcanzan el medio metro». O, como apunta Fuentetaja, de un «cableado en muy mal estado» o un alcantarillado «defectuoso». Desde El Salvador evidencian un notorio problema de suciedad en las calles del arrabal, lo que da lugar a «una sensación general de dejadez».
Una preocupación más que ronda las entrañas del movimiento vecinal es la necesidad de implementar mejoras en materia de seguridad. El eje formado por los centros educativos Claret —el barrio alcanza también la urbanización Los Castillos y proximidades—, Mariano Quintanilla y Ezequiel González, ofrece en ocasiones imágenes un tanto desagradables de estudiantes absentistas que «gastan la mañana fumando en portales e incordiando a vecinos y transeúntes».
Noticia Patrocinada
Inmersos en necesidades concretas de los propios vecinos, una petición constante es el requerimiento de contar con una línea de bus urbano. «Nos gustaría que el microbús que accede al centro pueda ampliar su ruta para pasar por el barrio». Según Sánchez Guijo, esto permitiría que el abanico de opciones de movilidad para los vecinos se multiplicase. Recalca que muchos vecinos discapacitados o de avanzada edad dispondrían así de una mayor facilidad para acudir, por ejemplo, al centro de salud adjudicado al barrio —ubicado en San Lorenzo—.
La asociación de vecinos de El Salvador pretende utilizar su renovada combinación de «ilusión y experiencia» como medio e instrumento para impulsar soluciones a toda esta problemática ya que «es un barrio que se lo merece».
3€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión