El obispo César Franco y la sobrina de Palenzuela descubren la placa.

La ciudad de Segovia recuerda el «espíritu de la libertad» del obispo Palenzuela

Su sucesor, César Franco, y su sobrina Cristina descubren la placa colocada en su memoria en la tapia de las Hermanitas de los Pobres, su primera residencia en la ciudad

M. A. López

Lunes, 20 de febrero 2017, 14:58

Antonio Palenzuela sigue presente en la memoria de muchos segovianos. Quien fuera obispo de la Diócesis de Segovia entre 1970 y 1995 dejó una profunda huella por su humanidad, porque cumplió siempre su lema episcopal pastoral, «Donde está el espíritu, allá está la libertad». La frase ha quedado recogida en la placa que le dedica la ciudad y que han descubierto este lunes su sobrina, Cristina Zapardiel Palenzuela, y su sucesor, César Franco, en un acto que ha presidido la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero.

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La placa está en la avenida Padre Claret, en la tapia de la finca de las Hermanitas de los Pobres donde Palenzuela vivió los primeros años de su estancia en Segovia. Está colocada casi arriba del todo del muro de piedra, cerca de la esquina con la calle del Prado. En este lugar se ha concentrado un centenar de personas, religiosos y laicos, convocados por el Ayuntamiento y por el colectivo Amigos de Don Antonio Palenzuela, que tomó la iniciativa aprobada por el pleno de la corporación municipal hace un año.

El texto grabado en el acero corten está encabezado con la dedicatoria de la ciudad de Segovia encima del nombre del obispo y su efigie y su firma en relieve, con la fecha debajo y en medio la frase entrecomillada «Pastor conforme al corazón de Dios», seguida de los calificativos de «sabio y humilde» y su lema episcopal en latín: «Ubi spiritus, ibi libertas».

Antes de descubrir la placa, Clara Luquero ha subrayado que Don Antonio Fue «un hombre queridísimo» y permenece en el corazón d elos hombres y mujeres de Segovia, «un hombre bueno, en el sentido machadiano de la palabra», que «supo entender a los hombres y mujeres de su tiempo, que también supo leer, como solo lo hacen los más grandes, las necesidades de su momento histórico», porque también estuvo «junto a su pueblo cuando lo necesitó, y supo sufrir juntos a ellos y ofrecerles esperanza en un futuro mejor, en un futuro de libertad y de dignidad. Porque don Antonio sabía que los hombres y mujeres de toda creencia y condición encuentran un terreno común bajo el cobijo de la libertad», ha declarado la alcaldesa.

El actual obispo, César Franco, ha expresado su alegrí por poder asistir a este homenaje a su predecesor, «al que guardo un especial cariño porque fue mi profesor de Teología y Metafísica», y ha insistido en su naturaleza humana y humanista, con su carácter «recio y castellano», un observador extraordinario y «discernidor de lo que había que hacer en los momentos difíciles de la Transición».

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Ha aludido el obispo Franco a la fidelidad de su antecesor a su lema episcopal para destacar que Palenzuela fue «un gran intelectual que buscaba la verdad por encima de todo» y libre para tomar todas sus decisiones.

Después, Cristina Zapardiel Palenzuela, sobrina de Don Antonio, le ha recordado como un hombre «sabio, sencillo y humilde», y ha agradecido el homenaje en nombre de toda la familia.

Expediente municipal

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La colocación de la placa en la avenida Padre Claret es un reconocimiento, como se señala en el expediente, «bien merecido de la Ciudad de Segovia a una persona sabia, llena de sencillez y generosidad como fue el obispo Palenzuela». Desde el principio, fue ordenado obispo de Segovia un 22 de febrero de 1970, «se mostró como una persona accesible y cercana; renunció a vivir en el Palacio Episcopal y estuvo pendiente de todo lo que afectaba a sus feligreses».

Fue también «una persona cabal», expresión que él mismo utilizaba frecuentemente, como invitación que hacía a todos a continuar esa línea de proceder en la vida, expresión heredera de la mejor tradición de esta tierra castellana.

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Gran pensador y teólogo, la ciudad de Segovia ha recordado este lunes a Antonio Palenzuela Velázquez, que nació en Valladolid el 17 de enero de 1919 y murió el 8 de enero de 2003. Estudió Teología y Filosofía en Madrid y Roma y se ordenó sacerdote en 1945. Transcurridos veinticinco años como Obispo de Segovia, renunció a su cargo al cumplir 75 años. Sus restos reposan en la capilla de San Antón o de San Antonio Abad de la Catedral de Segovia.

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