Borrar
Consulta la portada de El Norte de Castilla
Vista de la plazuela del Socorro, con el arco al fondo en cuyo balcón está situado el camarín con la Virgen. Antonio Tanarro

El paso amurallado de la ciudad

La plazuela del Socorro cuenta en uno de sus lados con la Puerta de San Andrés, que alberga el camarín de la Virgen del Socorro

elena rubio

Lunes, 1 de agosto 2016, 14:46

Es uno de los rincones típicos de la ciudad. Sus casas bajas y juntas unas a otras recuerdan otra época. Un tiempo en el que las viviendas se amontonaban dentro del recinto amurallado de la urbe para protegerse de invasores. Así están en la plazuela del Socorro, ubicada entre las calles de Martínez Campos, del Socorro, de San Valentín y de la Judería Nueva, a la que muchos turistas llegan andando desde el Alcázar y por donde transitan los coches en sentido bajada, pasando con cuidado por ciertos puntos debido a la estrechez de algunas zonas.

Con suelo adoquinado y aceras emborrilladas, los visitantes se paran a contemplar las viviendas de poca altura que pueblan la zona, algunas con vigas de madera en la fachada o adornadas con motivos del tradicional esgrafiado en otras. Pero sin duda, lo que más les llama la atención de este rincón es la conocida como Puerta de San Andrés, también denominado como Arco del Socorro, una de las cinco puertas de acceso a la ciudad, que se puede admirar por su parte trasera.

Según información municipal, esta puerta está documentada por primera vez en 1120, pero el aspecto que luce ahora se debe a las obras que se realizaron a finales del siglo XV o principios del siglo XVI. San Andrés, junto con la puerta de Santiago y la de San Cebrián, son las que se conservan en la actualidad. Pero es precisamente esta puerta la que tiene un «aspecto más defensivo ya que posee un arco de medio punto que se sujeta en dos torres, una de planta cuadrada y otra poligonal con saeteras y rematadas por almenas».

El visitante contempla un Monumento Histórico Artístico, declarado el 3 de junio de 1931, curiosamente diez años antes que fuera designada la Muralla, con sus puertas y postigos. En la cara al interior de la ciudad, dando a esta plazuela del Socorro, descubre a la Virgen del Perpetuo Socorro en un camarín, que «fue trasladada allí, hace muchos años, desde la capilla del hospital de Atezana, que estuvo ubicado en la actual calle Juan Bravo», según relata Juan Antonio Folgado en su ejemplar 'Las calles y plazas de Segovia y sus barrios incorporados'.

No es de extrañar ver una Virgen en una puerta de la muralla, ya que «era habitual la colocación de imágenes religiosas en las puertas, no solo como protección ante ataques enemigos, sino también ante enfermedades como la peste», indican en la empresa municipal de Turismo.

Donde habitó 'El Buscón'

Desde la plazuela del Socorro también se divisa parte de la Muralla de Segovia. De hecho, esta zona es el lugar perfecto para conocer este muro defensivo que tuvo hace siglos la ciudad gracias al Punto de Información Turístico de la Muralla, ubicado en el interior de la Puerta de San Andrés. Un lugar como apuntan representantes de la empresa municipal en el que «se busca dar una imagen más amplia sobre el recinto amurallado ilustrando la cerca medieval que protege la parte alta de la ciudad».

Además, ofrece «la posibilidad de acceder al adarve desde donde se contemplan magníficas vistas del barrio de la Judería y de la arquitectura militar medieval de la ciudad, así como de la necrópolis hebrea que se extiende al otro lado del valle del Clamores».

Entre los vecinos ilustres de esta zona, 'el Buscón' don Pablos, de Francisco de Quevedo. A escasos metros de la plazuela del Socorro y justo debajo del Arco de San Andrés, existe una placa recordando esta historia: «En esta ciudad, creados por el ingenio del más alto humorista, Don Francisco de Quevedo nació El Buscón Don Pablos, espejo de pícaros y gran tacaño y tuvo su escuela de ayunos El Domine Cabra».

Ambientada en Segovia, tal y como cuenta el autor, en la obra nace el pícaro más conocido del barroco, 'El Buscón', hecho que se refleja en el inicio de la obra: «Yo, señor, soy de Segovia. Mi padre se llamó Clemente Pablo, natural del mismo pueblo; Dios le tenga en el cielo».

El rincón del folclore

Y de uno de los maestros de la literatura a otro genio, esta vez de la música popular. En la plaza del Socorro destaca una escultura dedicada al maestro del folclore, Agapito Marazuela, obra del artista José María García Moro. La estatua fue inaugurada en febrero del año 2002, reconociendo de esta manera el trabajo de este segoviano que consiguió recuperar, recopilar y depurar numerosas obras musicales. La estatua mide algo más de dos metros de alto y está realizada en bronce, con una mezcla entre figuración y abstracción, ya que está partida en dos mitades, separadas por el aire.

Agapito Marazuela (1891-1983) es el autor del conocido 'Cancionero de Castilla la Vieja', por el que recibió el Premio Nacional de Folclore en 1932 y a título póstumo la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 1983. El 20 de noviembre es frecuente ver a la estatua adornada con flores que depositan, entre otros, la Ronda Segoviana, que con acto musical incluido, acuden hasta este rincón segoviano a rendir un homenaje al maestro folclorista con motivo del nacimiento del artista.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla El paso amurallado de la ciudad

El paso amurallado de la ciudad