Javier, de seis años, corta un tronco en vertical con ayuda de su padre.

Los gabarreros de El Espinar exhiben su oficio en la 'casa madre' de Segovia

La fiesta ‘de interés turístico regional’ se presenta en la capital para difundir el programa de actos que culminará el próximo domingo

Miguel Ángel López

Sábado, 5 de marzo 2016, 23:22

Viento y frío. Como en el monte. Pero no hay pinos. Bueno, los hay, pero ya talados. Preparados para la exhibición de los oficios de los gabarreros de El Espinar. Este año, el prólogo de la fiesta declarada de interés turístico regional vuelve a la casa madre, a la ciudad cuyo concejo otorgó la Carta Puebla de El Espinar hace más de setecientos años, el 8 de junio de 1297. Así lo recordó este sábado en la avenida de Fernández Ladreda, con viento y frío y con un público expectante, el presidente del Centro de Iniciativas Turística del municipio espinariego, Juan Andrés Sáiz Garrido.

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Con el chaleco de grueso paño, el blusón sin puños ni cuello y la faja azul en la cintura, Sáiz se subió a un tronco para proclamar que «los serranos de Guadarrama venimos a agradecer a la madre Segovia aquel documento fundacional» que dio origen al municipio espinariego y a los derechos de explotación de los montes comunales, donde se forjaron y vivieron los gabarreros. «Dicen que la cultura de un pueblo se mide por la extensión de sus montes añadió; si eso es así, y yo lo creo, nadie hay más culto que el más humilde de mis gabarreros».

Sonó después la respingona gabarrera, la jota tradicional que repitieron los miembros de la Escuela de Dulzainas de San Rafael, que ya habían tocado para anunciar la fiesta desde la Plaza Mayor, cuando bajaron por la Calle Real hasta el emplazamiento de Fernández Ladreda donde luego bailó el Grupo de Danzas de El Espinar, donde veteranos hacheros exhibieron su destreza en todas las modalidades de corta, horizontal, vertical y en altura, la forma de trabajar que empleaban los gabarreros, los viejos oficios del monte que fueron sustento de muchas familias serranas y que, como destacó también la alcaldesa, Alicia Palomo, han permitido mantener el patrimonio natural del municipio y su inclusión en el área de la Reserva de la Biosfera que comparte con el Real Sitio de San Ildefonso.

Demostraciones

Cipriano Torrego fue el encargado, como cada año, de explicar las técnicas de corta y de animar a los leñadores. Primero a los dos Juan Rodríguez, el primero y el segundo, enfrentados a partir por la mitad el tronco de un duro pinsapo de 125 años y 90 centímetros de diámetro, una tarea colosal que solventaron con éxito (primero con un hacha de mango corto, luego con el más largo) porque están entrenados en las competiciones de corta de la Federación Alavesa.

Luego cogieron las herramientas los niños Javier y Unai, de seis y diez años, que demostraron (además de orgullo y confianza) dominar las técnicas básicas y que son el futuro relevo de los leñadores de El Espinar, al menos para esta fiesta. La técnica depurada la exhibieron después los hermanos Bunes Muñoz y el Gabarrero de Honor de esta edición, Pablo González, que a sus 81 años mostró que la edad no es una desventaja cuando hay que hacer leña Y para terminar la exhibición en la casa madre, Jorge Bunes trepó a lo más alto del pinto de diez metros sujeto con una grúa para dejar boquiabierto a todo el público cuando con certeros hachazos le quitó al árbol la copa.

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La Fiesta de los Gabarreros continúa con diversas actividades toda la semana incluidas las jornadas gastronómicas en los restaurantes de San Rafael y El Espinar, y el próximo fin de semana tendrá en los dos núcleos todas las manifestaciones del trabajo de la gabarrería. Quizá con frío, o no, pero en el monte.

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