La Moraleja del siglo XII

Cuando se trata de meterse en el ajo de las obras, una cosa es cuando comienzan y otra muy diferente es cuando acaban. Con los trámites burocráticos previos sucede algo parecido. Sea como fuere, el Ayuntamiento de Segovia está convencido de que una de las realidades que verán la luz durante este curso que ya ha deshojado trece días serán las llamadas Áreas de Rehabilitación Urbanas del barrio de San José y Canonjías. Harina de otro costal es concretar el momento en el que se liberalizará el dinero y las comunidades vecinales interesadas puedan acceder a las ayudas.

Restauraciones aparte, la concejala de Patrimonio Histórico y Turismo, Claudia de Santos, tiene una espinita clavada. Tiene que ver con la «falta de promoción» del barrio de las Canonjías, lo que vino a ser «La Moraleja del siglo XII». Ese escaso predicamento no solo es de puertas afuera, sino también dentro d ela ciudad. Claudia de Santos opina que «pocos segovianos son conscientes de lo que hay» en esos rincones.

«Es un convento que en lugar de celdas tiene casas... ¡y qué casas!», elogia la edil. De Santos da un brochazo histórico y recuerda que la extensión del Acueducto hasta el Alcázar estuvo motivada por la necesidad de llevar agua al asentamiento de clérigos en esta zona de la ciudad. Un enclave de callejas que «alumbra muchas sorpresas», exhorta la concejala de Patrimonio.

De hecho, el monumento pasa oculto bajo el adoquinado por este trazado. Las placas identificativas lo señalan desde que se hiciera la comprobación arqueológica con un robot para determinar ese tramo escondido en el subsuelo que alarga el Acueducto romano. Y por cierto, así seguirá, oculto «porque es la mejor manera de que se conserve», sugirió la responsable municipal.

Entre los retos que se ha planteado la consejería para este año está el de ampliar el radio de atracción turístico. Una de las ampliaciones pasa precisamente por las Canonjías, «una joya del románico urbano única en Europa», presume la edil.