Postigo sonríe durante el pleno del pasado viernes.

Enfado mayúsculo en el PP con Garvía y Postigo por lo ocurrido en el pleno

El Ayuntamiento no contempla sancionar al viceportavoz segundo del grupo municipal popular por su ausencia en la sesión que cambió de nombre las calles

César Blanco Elipe

Domingo, 1 de febrero 2015, 12:50

El escaño vacío de José Antonio Garvía y el pleno ordinario del Ayuntamiento a punto de empezar. Nueve de la mañana y el viceportavoz segundo del PP que no llega. No es una sesión cualquiera, por lo que la ausencia se hace todavía más llamativa a los ojos de los presentes. Incluso sus compañeros de filas se quedaron boquiabiertos. No se esperaban la ausencia; desconocían que su colega tuviera otro menester que le impidiera asistir a una de las votaciones más esperadas y polémicas de la legislatura que da sus últimos coletazos.

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En ese pleno coexistían muchos alicientes. Un concejal díscolo y no adscrito (Javier Arranz) y su pinza con la bancada de la oposición popular para tumbar el renombramiento de nueve calles de pretérito franquista. Parecía más que factible si cada pieza hubiera estado en su sitio. Momentos antes de empezar el pleno, muchos coincidían en que se tambaleaba la moción promovida por otro llanero solitario de la corporación, el único concejal que tiene Izquierda Unida, Luis Peñalosa, y apoyada por las huestes de la alcaldesa. Esa insólita unión de Arranz y PP iba a echar para atrás la propuesta. Todos estos ingredientes ya se aliñaron y removieron con cruces de declaraciones y advertencias los días previos. Incluso la oposición vecinal le puso más picante a esta ensalada política. El rechazo al cambio de la nomenclatura manifestado por el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Segovia, Juan Bautista Mullor, reforzaba a las más de doscientas firmas recogidas entre residentes y comerciantes de Fernández Ladreda que dijeron no a su sustitución por la avenida del Acueducto, que es como se llamará al final en detrimento de San Clemente.

En Suiza por trabajo

Por si fuera poco, el exalcalde, Pedro Arahuetes, en esa caldeada víspera había salido a la palestra aleccionando a sus antiguos compañeros en la corporación de que las cosas se pueden hacer de otra forma. Por ejemplo, preguntando antes mediante una consulta si se quiere o no modificar el nombre de la céntrica avenida donde ahora posee su despacho. Pero su sucesora desoyó sus consejos y siguió adelante. Luquero quería hacer cumplir la Ley de Memoria Histórica y también rubricar uno de los puntos del pacto de gobierno entre PSOE e IU para que Arahuetes renovara el mando.

Empezó el pleno y Garvía sin llegar. Antes incluso de tomar asiento en sus escaños, algunos concejales del equipo de gobierno le preguntaron al líder de las filas populares si le había pasado algo. Jesús Postigo respondía negativamente y repitió lo que horas después comentó a los periodistas. A su compañero y amigo le había surgido «una obligación profesional». Incluso creyó que podía llegar a la votación de ese punto siete en el que se dirimía el cambio de nombre a nueve calles con recuerdo franquista. Pero no fue así. Y en el receso de las once de la mañana pactado por las bancadas, Postigo comunicó a la alcaldesa que José Antonio Garvía no iba a poder asistir y que disculpara su ausencia porque le había surgido algo repentino y de última hora. «Una obligación profesional» que se le ha complicado. Al parecer, el concejal y también empresario estaba en Suiza por razones de trabajo.

Los compañeros del grupo municipal se enteraron en ese momento. Atónitos, asistieron a la defensa de su argumentario para no modificar el callejero, a sabiendas de que su mermada fuerza perdería una batalla que de antemano parecía ganada. El voto de calidad de la alcaldesa decantó la balanza y entregó a Peñalosa lo que quería desde aquel pacto de gobernabilidad.

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La sorpresa y la incredulidad ante lo acaecido poco a poco se tornó en malestar. La decepción cundió en un mar de preguntas sin respuestas detalladas que también se hacen los ciudadanos.

¿Conocía Postigo la ausencia de Garvía con antelación?

De ser así, ¿por qué no se lo comunicó a sus compañeros, entre quienes está el propio presidente del partido?

Doble irresponsabilidad

El portavoz trató de despejar esas dudas e insistió en que Garvía no llegó a tiempo por una «obligación profesional» surgida «a última hora». Por eso tampoco a la concejala de Personal, Marisa Delgado, le consta que se avisara. Ella misma preguntó al líder de la oposición municipal en tono informal si a Garvía le había pasado algo. Y la contestación fue que no. Simplemente esa complicación profesional. Es más, el Ayuntamiento no tiene previsto abrir expediente ni sancionar al edil popular por no avisar con antelación. Experiencias hay, y Postigo puede dar fe de ello cuando Arahuetes era alcalde.

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Jesús Postigo negó que la cacareada ausencia formara parte de alguna estratagema o pacto. Tachó de «mezquinos y falsos» a los malpensantes que especulan más allá de su versión; y exculpó a su viceportavoz segundo: «no puedo tomar medidas contra él porque cada uno tenemos obligaciones profesionales porque no vivimos de la política».

La dirección del Partido Popular de Segovia está molesta con la forma de actuar del portavoz del grupo municipal y del viceportavoz. Hay un enfado mayúsculo con el proceder de uno y otro y ese escaño vacío y el voto menos con el que contó el PP municipal y que entregó en bandeja la votación al gobierno socialista y a Izquierda Unida.

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Aunque el presidente del partido y también edil en el Ayuntamiento, Francisco Vázquez, dijera tras el pleno que no se iba a sancionar a Garvía y lo justificó en que ya había faltado a otras sesiones incluso más importantes, fuentes populares consideran que ha habido una doble «irresponsabilidad»: del portavoz y del viceportavoz segundo.

«Es una vergüenza»

Conchita Díez, promotora de la recogida de firmas contra el cambio de nombre de la avenida de Fernández Ladreda, no oculta su estupor y su enfado con lo acontecido en el pleno del viernes. La promotora de la recogida de firmas para mantener el nombre de Fernández Ladreda no entiende lo que pasó y tacha de «vergüenza» la ausencia de José Antonio Garvía (PP) en la votación. Desconoce los motivos, pero este episodio le hace estar «muy desilusionada con nuestros políticos». Le hierve el «contrasentido de que se hayan ignorado 202 firmas y que una treintena decidan el nombre». Para Díez, la alcaldesa, Clara Luquero, ha actuado «como un rodillo».

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