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Lunes, 14 de julio 2014, 12:27
El templo parroquial de Villaverde de Íscar, dedicado a San Sebastián, se llenó el sábado por la tarde de numerosos vecinos que con su presencia quisieron mostrar su afecto y consideración a su paisano José González Caballero (Villaverde de Íscar, 1941), con motivo de la conmemoración de sus bodas de oro sacerdotales.
Fue una ceremonia emotiva, a tres días vista de su 73 cumpleaños, preparada con esmero por la comunidad parroquial y en la que el propio José González, que fue el oficiante de la misa, dio gracias a Dios por los cincuenta años de sacerdocio y a todos los asistentes por las muchas muestras de afecto y cariño recibidas durante estos cinco decenios, en los que nunca ha renunciado a su humilde condición.
Orgulloso de ser 'piñotero'
Su padre, que murió joven, se ganó la vida en los pinares bajando piñas y piñotes o resinando para sacar adelante una numerosa familia, formada por el matrimonio y media docena de hijos, tres chicos y tres chicas, de los cuales José es el primogénito. Siempre presume de su origen segoviano y 'piñotero', como le gusta decir en lugar de villaverdino. Un origen al que nunca ha renunciado pese a incardinarse en Madrid en diciembre de 1993.
Como otros amigos suyos, y en plena adolescencia, José González fue animado por el entonces párroco villaverdino para ir a estudiar al seminario segoviano con la intención de que alguno acabara siendo sacerdote. Varios de ellos pronto abandonaron e iniciaron el viaje de retorno al pueblo, apenas cumplidos los 17 años y tras unos días de estancia en el monasterio trapense de San Isidro de Dueñas (Palencia). Pero José sentía con fuerza la llamada del Señor y anunció a su familia y a los responsables del Seminario de Segovia la decisión de continuar los estudios de preparación para el sacerdocio.
Seis años después, apenas un mes antes cumplir los 23 años, el 12 de junio de 1964 fue ordenado sacerdote en la seo segoviana por el entonces obispo titular, el vallisoletano Daniel Llorente y Federico.
Inmediatamente después de su ordenación, el 15 de julio, fue destinado como coadjutor a la parroquia de la Santísima Trinidad de la capital segoviana, donde permaneció hasta el 14 de noviembre, año en el que fue nombrado coadjutor de Vallelado y servidor de San Cristóbal de Cuéllar. Población, la primera, de la que guarda muy buenos recuerdos, así como de sus gentes, que incluso llegaron a pedir de forma masiva al obispo su permanecía al frente de la parroquia ante el fallecimiento del titular.
La petición fue desoída, ya que el 25 de enero de 1965 era nombrado ecónomo de Pradales. Los siguientes destinos en la Diócesis segoviana, antes de su traslado a la madrileña, serían como servidor de Cedillo de la Torre, el 21 de julio de 1966, y como arcipreste de Montejo, el 26 de junio de 1967.
Ya en Madrid, su primer destino le llegó el 17 de mayo de 1967 y fue como vicario de la parroquia de San Félix, sita en la UVA del distrito de Villaverde, una de las siete que se pusieron en marcha en aquella época. Por aquel entonces la zona estaba poblada por gentes llegadas de todo el territorio nacional que prácticamente habitaban en cuevas y chabolas y demandaban, sin demasiado éxito hasta que el movimiento vecinal surgido ya en los coletazos finales de la dictadura franquista comenzó a dar sus frutos merced al apoyo que se prestaba desde la Iglesia, viviendas e infraestructuras dignas para el barrio en igualdad de condiciones que el resto de la ciudad.
Las primeras huelgas
En este distrito fue testigo directo de aquellas asambleas de trabajadores que propiciaron las primeras huelgas en el ocaso del final del franquismo, y del atroz desarrollo urbanístico y demográfico o de los problemas derivados de las drogas y el desempleo entre los jóvenes. Y siempre con el templo abierto de par en par y dispuesto a canalizar y dar soluciones a todo tipo de inquietudes, preocupaciones y demandas vecinales. Allí permaneció hasta noviembre de 2006, año a partir del cual fue nombrado sucesivamente encargado de la citada parroquia de San Félix, párroco de Nuestra Señora del Pino, arcipreste del Arciprestazgo de Villaverde Alto y secretario de la vicaria V-Sur. Tareas que compatibilizó con otras como la de capellán de la Residencia de San José, así como miembro elegido del Colegio de Consultores y el Consejo Presbiteral en varias ocasiones hasta el año 2012.
En la actualidad, es párroco del Purísimo Corazón de María, arcipreste del Arciprestazgo de Embajadores-Santa María de la Cabeza y asistente eclesiástico de la Fraternidad Cristian de Enfermos Minusválidos (jóvenes).
Aprovechando la presencia de José González Caballero en Villaverde de Íscar para esta emotiva conmemoración, el regidor villaverdino, el socialista José Antonio González Caballero, primo-hermano tanto por parte de padre como de madre del sacerdote, en nombre del Consistorio, ha querido sumarse a la celebración de sus bodas de oro nombrándole pregonero de las fiestas patronales en honor a Santa Librada 2014.
El pregón tendrá lugar el próximo jueves, a las 22 horas, desde el balcón de la Casa Consistorial, tras la proclamación como reinas de las fiestas de la jóvenes Miriam Fernández Calle y Sandra Colomo Cabrejas, y previamente al lanzamiento del chupinazo inaugural, cuya mecha tendrá el honor de prender.
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