El Palacio de Monterrey acogerá 40.000 visitantes al año a partir del 10 de mayo

El Palacio de Monterrey ya está listo para convertirse en la nueva joya del patrimonio local. El concejal de Turismo, Julio López, y el historiador y miembro del departamento de Bellas Artes, Archivo y Biblioteca de la Casa de Alba, Álvaro Romero Sánchez-Arjona, explicaron ayer los detalles del proceso de apertura al público y revelaron algunos contenidos de las visitas al Palacio.

Éstas comenzarán el 10 de mayo en horario de mañana y tarde. Habrá tres visitas guiadas durante las mañanas y dos durante las tardes (en verano se añadirá una tercera también vespertina). Cada grupo constará de 25 personas y el recorrido llevará entre 45 y 50 minutos. La ruta comenzará en la puerta principal, situada en la calle Compañía, y proseguirá por una docena de estancias, incluyendo los salones privados y el comedor principal, en los que se exponen algunas de las colecciones de arte más importantes de la Casa de Alba. Será una visita «generosa», aunque algunas zonas privadas no se abrirán al público y las torres tampoco están incluidas por problemas de accesibilidad.

Julio López confirmó que la próxima semana se adjudicará la gestión de las visitas a una empresa privada y que la Casa de Alba se encargará de formar a los guías que explicarán los secretos del Palacio.

El concejal comentó que el modelo de visitas podría compararse, hasta cierto punto, con el del Pozo de las Nieves: grupos reducidos y explicaciones detalladas. «No es cuestión de cantidad. Es más importante que cada grupo conozca las explicaciones y la historia detrás de estas paredes» y que consigan «una percepción más que positiva de nuestra historia y del patrimonio» que «llenar el palacio de gente». Quienes entren verán Monterrey «de forma pausada» y de la mano de los guías.

Las entradas para visitar el Palacio estarán a la venta en la oficina de turismo de la Plaza Mayor. El concejal comentó que rondarán los 5 euros y que habrá algunas visitas gratuitas para cumplir con la máxima de hacer accesible el patrimonio «a toda las edades, perfiles y bolsillos. Está todo pensado y todo cerrado». Según las previsiones del Ayuntamiento, el Palacio recibirá a unos 40.000 visitantes guiados al año.

La apertura al público del palacio de Monterrey forma parte del acuerdo alcanzado entre el Consistorio y la Casa de Alba. El Ayuntamiento invirtió 300.000 euros en rehabilitar la crestería del inmueble que «estaba en malas condiciones» y a cambio obtuvo un nuevo espacio museístico para la ciudad. Según el concejal de Turismo fue «un buen acuerdo», similar al alcanzado con iglesias y conventos de toda la capital.

«Detrás de esto no hay más que la voluntad del Ayuntamiento de recuperar el patrimonio para incrementar la oferta turística y la estancia media de los visitantes», añadió. «Es fundamental abrir cada vez más patrimonio y poner en dificultades al turista que viene un día», 'obligándole' a volver a Salamanca o a prolongar su visita.

Julio López y Álvaro Romero Sánchez-Arjona explicaron ayer algunos de los contenidos de las visitas guiadas que comienzan el 10 de mayo.

La primera excusa para acercarse por Monterrey es el edificio en sí, ya que es un «ejemplo y un referente del plateresco español», tan propio de Salamanca. «Las personas que vengan recibirán toda la información sobre el palacio y hay un apartado muy importante que tiene que ver con los moradores. Es una magnífica noticia para Salamanca que se incorporen más elementos para este espacio y que vinculan a la Casa de Alba con Santa Teresa».

Álvaro Romero Sánchez-Arjona comentó que la relación entre la santa andariega y los duques de Alba es «poco conocida» pese a que los nobles fueron sus protectores y que le prestaron apoyo económico para fundar sus conventos. Tan estrecho fue su vínculo que la Casa de Alba es la depositaria de uno de los tres juegos de llaves que abren el sepulcro de la Santa. Éstas estaban en el palacio de Liria, en Madrid, y desde ayer reposan en la Sala Verde del palacio de Monterrey, donde se exhibirán permanentemente.

El historiador de la Casa de Alba explicó ayer el porqué de las 10 llaves del sepulcro. Cuando Santa Teresa falleció en 1582 fue enterrada en Alba de Tormes, pero las monjas carmelitas de Ávila reclamaron el cuerpo, que fue trasladado a la capital vecina. Los duques exigieron su regreso a Alba e incluso acudieron al Papa para conseguirlo. Cuando éste ordenó la devolución de los restos de la santa, un par de años después, vieron que faltaba un brazo y que le habían extraído partes del cuerpo para venerarlos, así que construyeron el mausoleo y lo cerraron con 10 llaves. Según rezan los documentos del convento carmelita de Alba de Tormes, fundado por Santa Teresa en 1571, «las llaves del sepulcro son diez: tres tiene la comunidad, otras tres el Excmo. Señor Duque de Alba, otras tres Nuestro Reverendo Padre General [en Roma], y una del arca interior de plata el Rey nuestro Señor». Las llaves de la Casa de Alba, que se corresponden con los cierres de la reja exterior del camarín del sepulcro, están enmarcadas junto a otros pequeños objetos vinculados a la Santa en una pequeña vitrina. El sepulcro no se abre desde 1914.

Además de las tres llaves, la Casa de Alba expondrá otra pieza histórica de su patrimonio. Se trata de un documento fechado en 1585 procedente de los fondos documentales del Conde Duque de Olivares y titulado 'Relación de cómo fue hallada la Madre Teresa de Jesús al tiempo que la trasladaron a la ciudad de Ávila'. Este documento, que hasta ahora se encontraba en el archivo ducal de la Casa de Alba, describe detalladamente el estado incorrupto en el que se encontró el cuerpo de la santa cuando fue trasladado desde Ávila hasta Alba de Tormes.

La vida de Santa Teresa, explican desde la Casa de Alba, «también estuvo estrechamente vinculada a Salamanca, ciudad a la que llegó en 1570 y donde creó la séptima de sus 17 fundaciones. Aparte del Palacio de Monterrey, donde se expondrán ahora tres de las 10 llaves de su sepulcro, son numerosas las huellas que de su vida y obra han dejado en la ciudad», como su casa en la actual calle Crespo Rascón, la Catedral o el convento de San Esteban, donde los padres dominicos prestaron ayuda a Santa Teresa de Jesús durante su estancia en Salamanca y en la que está el sepulcro del tercer duque de Alba.