«El jurista debe ser pulcro y no tener hipotecas ideológicas»

–¿Qué siente al ser reconocida con el premio más importante del Derecho en España?

–Mucha emoción y gratitud al ser reconocida por la quincena de juristas del jurado del Premio Pelayo con muy diversos perfiles y también de cierto compromiso con ellas, que consideran que tú puedes representar en ese momento a la excelencia del Derecho. Además, cuando te comparas con los que lo han recibido anteriormente, te consideras muy poca cosa. Trato de llevarlo con el mayor orgullo y la mayor responsabilidad, estoy muy agradecida. Con este premio piensas que al final en la vida no te ha ido tan mal. Tengo que agradecérselo a los grandes profesores que tuve en la Universidad de Salamanca y haber estado en el momento oportuno cuando la sociedad me necesitaba. A veces no tenemos la suficiente autoestima -aunque hay gente que se pasa de soberbio-, pero no siempre; a veces valoramos lo que hemos hecho o cómo los demás sienten que has contribuido en el ámbito profesional.

–¿Qué considera que ha tenido en cuenta el jurado?

–Desde que terminé mi carrera en Salamanca en junio del 75, cuando España iba a dar un vuelco porque la vida de Franco tenía los días contados e iba a haber un cambio importante en relación también con la Unión Europea, yo quería ser útil a la sociedad y al Estado. Fui una de las primeras personas que se dedicó al Derecho Europeo para tener un conocimiento de cómo se toman las decisiones en la Unión Europea y el impacto que iba a tener en el Derecho Español.

Desde entonces he tratado los temas desde el estudio del Derecho, sin coordenadas y sin hipotecas ideológicas, porque muchas veces los juristas parten de eso y están tratando de justificar las conquistas de sus líderes. El jurista debe tener la mente abierta y desarrollar argumentaciones jurídicas y esa argumentación es la que te permite llegar a la consecuencia de lo que es o no legal y lo que puedes asesorar a quien tome las decisiones. Cuando te enfrentas a la norma, el jurista debe ser pulcro.

–Este premio solo lo han recibido tres mujeres, ¿cómo es el balance de la presencia de la mujer en el mundo del Derecho español?

–Balance positivo aunque de vez en cuando una encuentra grietas. En 40 años se han conseguido muchas cosas, actualmente por ejemplo el 60 por ciento de jueces y fiscales son mujeres. Lo que ocurre es que a medida que vamos entrando en sitios profesionales, haciendo bien las cosas y compitiendo con los hombres, la visibilidad y el reconocimiento llega mucho menos. Los hombres ascienden antes en el escalafón a magistrado a pesar de que hay más mujeres candidatas y muy sólidas. Hay que reconocer que los cambios se tienen que ir produciendo porque hombres y mujeres vayan cambiando de mentalidad y vean con normalidad esa presencia de la mujer.

También es cierto que hay que pertenecer a un partido político, si tienes una relación correcta con los dos, eso no te lleva a ninguna parte, que ha sido un poco mi problema.

–Tras toda una vida trabajando en el Derecho europeo, ¿le queda algo pendiente?

–Siempre tengo abanico. El Derecho europeo es un Derecho que no nos deja parar, cada semana tenemos un susto o nuevas ambiciones. La Unión Europea es muy dinámica a diferencia de España, donde lo único que hay son peleas de gallos entre los políticos. En la Unión Europea se crean nuevas normas cuando surgen nuevos problemas, ya sean los temas de la transición digital, la transición verde, el ser potencia tecnológica, cómo hacemos para defendernos en el Mediterráneo o frente a EEUU. Es decir, nosotros tenemos numerosos frentes abiertos para la investigación y para la reflexión.

-¿Qué serie de ficción con trasfondo recomendaría?

–Me encantó 'Juego de Tronos'. Es una serie que tiene una dialéctica internacional fantástica. Es verdad que es muy bruta, pero tiene para todas las perspectivas: para los psicólogos, para los filósofos y para los juristas, sobre todo en lo que se refiere a relaciones internacionales. Es una historia de Europa contada con un sistema bastante eficiente.

También me gustó mucho 'Mr. Sunshine', que además está relacionada con España. El protagonista principal fue soldado cuando huye de chico pobre en Corea, va a EEUU e interviene en la guerra de EEUU contra Cuba. Cuenta muy bien toda la dominación de Japón sobre Corea, es bellísima, romántica, hay guerra… Es magnífica.