Las Ampas critican la falta de pautas concretas para cerrar el curso escolar

Incertidumbre, preocupación y confusión. Así se sienten las familias de los alumnos ante el último trimestre del curso escolar y la «falta de unas pautas concretas o instrucciones» por parte de las administraciones sobre lo qué tienen que hacer el profesorado y el alumno, además de no haber contado con la comunidad educativa. Así lo asegura Soledad Alegre López, presidenta de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Salamanca (Fedampa).

Antes de las vacaciones de Semana Santa, «la incertidumbre era lógica por todo lo que estaba ocurriendo y se fue un poco resolviendo esos 15 días largos que nos quedaba de trimestre», afirma Alegre, que añade que tras las vacaciones, «la preocupación fue mayor ante la duda de cómo se iba a plantear el cierre del curso o el trabajo durante el tercer trimestre». Y la «inquietud iba a más cuando las administraciones no daban pautas concretas, no aclaraban nada».

Primero, explica, cuando la ministra explicó las conclusiones del Consejo Sectorial de Educación «fue tranquilizador, ya que se planteaba el trabajo del tercer trimestre desde un punto de vista competencial, sin avanzar temario y con una evaluación de diagnóstico», por lo que «veíamos que ahí no iba a haber una discriminación clara frente a los niños que no tenían recursos, porque no se planteaba un curso normal». Sin embargo, «volvió de nuevo la decepción e intranquilidad cuando desde la Consejería de Educación no se apoyaban esas propuestas y conclusiones» y posteriormente «cuando saca sus instrucciones, vuelve un poco hablar de lo mismo, de que no se apuesta por avance de contenidos, etc.».

«Quedan preguntas en el aire que condicionan al resto, ya que no sabemos si realmente el curso termina el 30 de junio o la primera semana de septiembre, con lo que habrá exámenes en septiembre y no es lo mismo hacer una evaluación de diagnóstico en junio que en septiembre», sobre todo ante la titulación de los de cuarto de la ESO y Bachillerato.

La evaluación, afirma, «queda muy confusa y, por supuesto, está en manos del profesorado y de las familias; confiamos plenamente en ellos, pero tienen que tener unas pautas comunes para que no haya desigualdad y discriminación en un centro, entre centros o entre provincias».

Tal y como están las cosas, no hay una organización común para afrontar este final del curso; «no la puede haber porque no hay unas instrucciones claras», insiste Alegre. En este sentido, añade, que entienden que «todo el profesorado trabaja de manera uniforme y común respetando que no es el desarrollo de un trimestre normal, que hay una adaptación de sus programaciones y contenidos». Eso es la teoría, «pero hay familias que nos cuentan cómo hay un exceso de deberes en unos centros y en otros no, asignaturas que siguen el currículum prácticamente normal, otras que no; profesores que dicen si no me haces esta tarea telemáticamente puedes suspender, cuando otros dicen que la nota se basa en la primera y segunda evaluación y que la tercera va a ser para redondear nota o mejorarla».

«No hay uniformidad y es todo confuso. Entendemos que la situación es difícil de manejar, pero desde la Administración tiene que haber pautas lo más concretas posibles para que el profesorado funcione de modo uniforme».

Las Ampas defienden «que este confinamiento ha pillado a final de curso, con lo cual, antes hay un trabajo previo y ahora más que nunca no se puede evaluar con notas, sino por competencias».

«Hemos denunciado nuevamente que el currículo está sobrecargado de manera absurda», una dificultad que «se hace mucho más evidente en los alumnos de Bachillerato. Ellos están teniendo que afrontar un currículum que no necesitan de manera imprescindible para ir a la universidad, lo que necesitan son unas herramientas mínimas, y no un currículum sobrecargado de temas, que no pueden desarrollar ahora de manera normal, pero que en la Ebau se van a tener que enfrentar a ello».

Y los alumnos de cuarto y quinto de Primaria «que van a volver a ver esos contenidos en Primero de la ESO, en tercero... es una vuelta y una vuelta a los mismos contenidos». Un problema de hace años, pero «no se nos escucha».

Por otro lado, las Ampas insisten en que el alumnado ni todo el profesorado tiene medios para desarrollar una formación a distancia, con lo que se crean «desigualdades y discriminaciones». Ante esa situación «no puedes plantear una evaluación de recuperación, ni siquiera una evaluación con notas, aunque sea para mejorar notas; es injusto y desigual», señala Soledad Alegre.

Además insisten en el alumnado de colegios de Educación Especial y Enseñanzas no Regladas, ya que «no se ha pautado nada concretopara ellos», porque «siempre se hace un discurso general educativo que no alcanza a los alumnos con necesidades educativas especiales».