La parroquia de Madroñal obtiene 1.346 euros en el ofertorio a Santa Ana

Hoy finalizan las fiestas patronales de Madroñal en honor de Santa Ana, pero mientras llega el momento de que los vecinos entonen la despedida hasta el próximo año, los vecinos disfrutaron ayer de la jornada grande de los festejos, en la que los actos religiosos fueron el centro del día.

Unas celebraciones -la eucaristía, la procesión y el ofertorio-, que contaron como sacerdote con el anterior párroco del municipio, Policarpo Díaz, que dio una sorpresa a los vecinos siendo él quien compartiera con todos ellos este día tan importante para Madroñal.

La iglesia, como ocurre todos los años durante la festividad de Santa Ana, se quedó pequeña para acoger a los fieles, por lo que fueron muchas las personas que esperaron a su finalización en el entorno, buscando todos ellos una zona de sombra debido a que ayer las altas temperaturas se hicieron sentir, y de qué forma, en el municipio de Madroñal, siendo muchos los que se quejaban del excesivo calor, aunque aguantaron estoicamente a la salida de la procesión con la talla de Santa Ana, que enfiló la estrecha y empinada calle para llegar hasta la plaza del Ayuntamiento, donde tuvo lugar -como todos los años,- el ofertorio, en el que este año se recaudaron un total de 1.346,60 euros.

Una cantidad que fue dada a conocer por el sacerdote al término de los bailes y es que un grupo de personas aprovecharon el momento folclórico para subir al Ayuntamiento y contar allí las ofrendas entregadas, con el fin de que todos los participantes en el ofertorio conociesen la cantidad que se había conseguido recaudar y que se destinará a los gastos de la parroquia.

En la información dada por el sacerdote, también se dio cuenta del dinero que hasta el día antes tenía la parroquia en su cuenta bancaria y que ascendía a 5.688 euros, una cantidad a la que ahora habrá que sumar lo obtenido en el acto de ayer.

Mientras se contaba el dinero, un buen grupo de personas ataviadas con los trajes típicos demostraron sus dotes con los bailes serranos, antes de que fueran personas de diferentes edades las que se lanzaran al medio de la Plaza para echarse también unos bailes amenizados por el tamborilero local, que como el resto de participantes en las danzas también vestía el traje tradicional. A continuación, la talla fue devuelta -de nuevo en procesión, aunque por un camino distinto, pasando por la carretera que cruza el municipio- hasta la iglesia, donde se daban por finalizados los actos religiosos.

La fiesta continuó con un copioso convite que los mayordomos de esta festividad ofrecieron a todo el pueblo, tanto vecinos como veraneantes y visitantes, en la cooperativa -a resguardo de tanto calor-, que sirvió para disfrutar de la compañía de unos y otros.

Por la tarde, los actos continuaron con finales de campeonatos y una obra teatral, más verbena.