«Es necesario que todo el mundo tenga ganas de sentir el dolor de los demás»

Cada mes de febrero resurge con fuerza la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas. Es que ya llevan «57 campañas», según las cuentas de Loli Hontiveros, presidenta y delegada de Manos Unidas en Salamanca desde hace cinco años y voluntaria de esta Organización No Gubernamental para el Desarrollo, ONGD, desde hace doce. Todo comenzó, «cuando el mundo acababa de salir de una guerra que lo había dejado prácticamente desolado», recuerda esta mujer comprometida en la «lucha contra el hambre, la injusticia y la desigualdad». En aquel momento, ante una llamada de emergencia de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, quizá «porque estaba tan reciente el dolor, hubo un grupo de mujeres que se plantó y dijo: vamos a luchar contra el hambre, nosotros también tenemos esa capacidad».

El balance de la acción de Manos Unidas está «lleno de cosas positivas», pues antes se hablaba de «1.200 millones de personas que vivían en la pobreza extrema y ahora hablamos de 800 millones».

Para esta campaña el lema es Plántale cara al hambre: Siembra. Es la primera de un trienio «contra el hambre». Pues sigue siendo necesario perseverar en esa «lucha contra la pobreza», donde en palabras de Loli Hontiveros los puntos fuertes para Manos Unidas son «reducir el hambre y reforzar el derecho a la alimentación, poniendo en el centro a las personas».

Aludiendo al título de la campaña, la presidenta de la delegación salmantina destaca la palabra «siembra», que considera fundamental en dos sentidos: Uno, que en los países pobres tengan acceso a la tierra, semillas que sirvan para alimentarse, agua para los riegos. Otro, que, también en este lado, «necesitamos sembrar honestidad, colaboración, empatía, cambios de formas de vivir, ser más reflexivos». La ilustración de la campaña tiene un significado especial, aprovecha la tendencia de los «grandes festines culinarios minimalistas, para presentar algo tan rudimentario como una cuchara de madera sobre la que ponemos tierra, en la que puede florecer el acabar con el hambre».

Operación bocata

No se puede obviar el comprometido trabajo de alrededor de 40 voluntarios que durante todo el año unen sus manos en este proyecto solidario y cultivan su «formación interna» e interés por conocer las situaciones más dramáticas en las que viven muchas personas, además de su enorme «capacidad de pensar en los problemas del mundo». La sensibilidad es virtud de todas estas personas que depositan sus esfuerzos en la interminable lucha contra el hambre y que como Loli Hontiveros piensan que es muy necesario que «todo el mundo tenga ganas de sentir el dolor de los demás».

En esta lucha contra el hambre, Salamanca es ciudad sensible e implicada. En la Operación Bocata, que en Salamanca se llevará a cabo el jueves 25 de febrero, se prevé que participen más de un centenar y medio de personas como colaboradores en la preparación de los bocadillos, y muchas otras personas más en la ciudad y diócesis, que «con ese bocadillo recordarán el hambre de muchas personas».