Josefa Mena, Pepita, pasea cerca de la sede del PSOE, en la Cuesta de San Blas.

«Los barrios de Salamanca necesitan más atención y limpieza»

Vive su nueva andadura en la política centrada en la periferia de la ciudad, allá donde siempre ha desarrollado su vida y donde es un referente

Cecilia Hernández

Lunes, 26 de octubre 2015, 11:58

Concurrió a unas elecciones por primera vez en 1979, en las primeras municipales de la democracia, como cuarta en la lista del Partido de los Trabajadores. En aquel momento, no salió elegida como concejala del Ayuntamiento de Salamanca, pero recuerda bien el trabajo realizado por Jesús Málaga y jamás, desde entonces, ha dejado la actividad política y social. Ahora, superados un cáncer y varias desgracias familiares, ha vuelto con la fuerza y energías de siempre, dispuesta a llevar al Consistorio la voz de los barrios de la periferia de la capital y de aquellos que peor suerte tienen en la vida.

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-Su última etapa como política fue en el Senado, ¿encuentra muchas diferencias ahora como concejala?

-Es diferente. Yo allí, en el Senado, no paraba de trabajar. Estaba en cuatro comisiones, Cultura, Drogas, Igualdad y Sanidad, y tenía claro que había que recorrerse los pueblos pequeños para ver sus necesidades y saber a quién correspondía solucionarlas, si al Gobierno o a la Diputación. Ahora en el Ayuntamiento, con mis compañeros que me ayudan mucho, me recorro los barrios con la misma idea, ver qué necesitan y para que la gente me transmita sus quejas.

-¿Cómo están los barrios de Salamanca?

-No muy bien. Ante todo les falta limpieza, porque el Ayuntamiento no vigila como debiera ni hace seguimiento a las empresas concesionarias. Luego pasan casos como el de las piscinas, que a la hora de la verdad ha sido un desastre como las han dejado. También tener en cuenta determinadas necesidades como el consultorio de El Zurguén o de Prosperidad, que la Junta se ha olvidado de ellos. En general, los barrios necesitan más atención, porque las personas que viven allí también pagan sus impuestos.

-¿Qué le dicen los vecinos cuando va por sus barrios?

-Están acostumbrados a verme, pero sobre todo me piden trabajo o para ellos o para sus hijos. Siempre les respondo que yo eso no puedo hacerlo, que también tengo en mi casa un nieto que no trabaja y no pido nada para él. Otros problemas que pueda solucionar, lo que sea, pero buscar trabajo para nadie, no. Pero es lo que me piden: un trabajo. Es que hay que vivir allí y patear para ver las necesidades que hay. Ahora mismo, por ejemplo, estoy en pleno reparto de alimentos en la asociación de vecinos de San José, gracias a los que nos dona el Rotary Club. Por la mañana estoy en el Ayuntamiento y por la tarde me voy allí a repartirlos, porque ya conozco a las familias que lo necesitan.

-¿Cómo son esas familias?

-Personas que han perdido su trabajo hace tiempo, o gente mayor que tiene a sus hijos también desempleados en casa. Ya los tengo localizados desde hace tiempo y cuando tenemos alimentos los llamo para que vayan a buscarlos. Es muy triste haber vivido normal y ahora tener que verse así y que, además, no haya ayuda de los CEAS municipales. Y es que en cuanto entra algo de dinero en casa, ya no se cumple con los requisitos para las ayudas de emergencia que no tienen en cuenta situaciones como viudas que cobran 500 o 600 euros al mes y tienen a su cargo a hijos con niños pequeños. ¿Qué va a ser de ellos ahora en invierno cuando no puedan ni encender la calefacción? Me está dando miedo porque veo a mucha gente mayor comprando ya cisco para los braseros en la carbonería de la carretera de Béjar, con lo peligroso que es.

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-¿Qué tiene la vida de barrio?

-A mí me encanta la convivencia y el espíritu de unión que tenemos, de hecho me ha ayudado mucho vivir allí y tener a gente con la que charlar para superar todo lo que me pasó en apenas tres meses. Además, yo en San José conozco a todo el mundo y entre todos formamos una gran red de asistencia. Por ejemplo, para enterarme de quien lo está pasando mal pregunto en las tiendas, y ellos me dicen muy discretamente. El centro de la ciudad es otro mundo, no tiene nada que ver.

-¿Qué tal la biblioteca popular Giner de los Ríos?

-Va muy bien, nos dieron más espacio y estamos preparando actividades para los niños. Hacemos como podemos cada mes para conseguir un dinero con el que pagar el teléfono y comprar algunos libros nuevos. Y todo, hay que recalcarlo, a través de voluntarios porque en su momento nos dijeron que en San José no se leía y que no había dinero para un bibliotecario. Es triste que gente voluntaria tenga que suplir con su trabajo carencias que deberían estar cubiertas por el Ayuntamiento. Nosotros lo hacemos con todo el cariño del mundo, sobre todo por esos niños a los que ayudamos a iniciarse en la lectura, pero eso no quita para que no sepamos que estamos haciendo algo que tenía que ser responsabilidad, por obligación, del Ayuntamiento.

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-¿Lo ha planteado ahora como concejala?

-He preguntado si sería posible que nos dieran, al menos, una pequeña subvención para pagar el teléfono, pero no sé si lo conseguiremos porque es una petición de tres organizaciones: Fevesa, asociación de vecinos de San José y asociación de vecinos del Tormes. Es que, de verdad, parece que nos quieren aborregados, sin capacidad para pensar, no se da importancia a la cultura que es algo esencial sobre todo para los niños y jóvenes.

-Y desde su experiencia política de muchos años, ¿cómo ve ahora el Ayuntamiento?

-Cuando yo empecé en política en Salamanca no había ningún barrio arreglado y al pobre de Jesús Málaga, que fue un gran alcalde, le hicimos muchas manifestaciones para conseguir el agua o la reparación de las calles Pero fue una época muy bonita, de mucha lucha, en la que las mujeres comenzamos a tomar protagonismo. Los jóvenes de ahora no se dan cuenta de lo que se peleó en aquellos tiempos para conseguir todo lo que ahora nos están arrebatando. Y el Ayuntamiento de estos tiempos ha cambiado, pero el alcalde aún debe asumir que no tiene la mayoría absoluta, que le está costando mucho.

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