El Comedor de los Pobres despide a su fundador Manuel Ledesma
En 1994 creó la asociación ‘Misioneros Amigos del Silencio’ que fue reconocida por el Obispado en 1999
Cecilia Hernández
Martes, 20 de octubre 2015, 12:21
El Comedor de los Pobres perdió ayer a su fundador, Manuel Ledesma. El creador, junto a su esposa, Queti Luciano, de la entidad social fue enterrado ayer en Cabrerizos. Ledesma participó recientemente en la inauguración de la nueva sede del Comedor, en el paseo de la Estación, número 73, donde se dieron cita todos los voluntarios que trabajan ayudando allí a los demás. Poco tiempo después se han vuelto a reunir por este triste motivo. El obispo de la Diócesis, Carlos López, asistió al tanatorio para transmitir su pésame a la familia de Ledesma, en especial a su mujer, Queti, y a su hija, Rocío, actual coordinadora de la institución solidaria.
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El primer Lunes Cofrade pide unión y solidaridad
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El obispo de la Diócesis, Carlos López, asistió ayer al primero de los Lunes Cofrades de este curso, que tuvo lugar en la sala Virgen de la Vega de la Casa de la Iglesia. Integrantes de varias hermandades de la ciudad y provincia asistieron a este encuentro, en el que se charló sobre la relación entre la diócesis y las cofradías y la necesidad de trabajar todos en común por el bien de la Iglesia. En la charla se pidió a las cofradías que ayuden en la misión de la Asamblea diocesana y se abran a la sociedad para un mejor conocimiento mutuo.
Tras el Comedor de los Pobres está la asociación pública de fieles Misioneros Amigos del Silencio, que fue catalogada como tal en tiempos del obispo Braulio Rodríguez Plaza, en el año 1999 en concreto. Nacida en 1994, los objetivos de esta asociación son claros: ayudar, acoger y buscar a los más Pobres entre los Pobres, fundando Casas-Hogares donde se pueda atender a las personas más necesitadas. Y así lo hacen en Salamanca desde hace casi 21 años, tiempo en el que se han convertido en una referencia en el cuidado a aquellos que peor lo pasan en el ámbito de la capital.
En sus instalaciones, ahora ampliadas, se ofrece, además de menú diario, que se puede consumir allí o llevarse en fiambreras, ropa y ayuda sociolaboral a través del servicio de acogida. Se pretende así realizar un itinerario propio para cada persona, manteniendo durante el proceso de reinserción ayuda psicológica y social. La nueva sede cuenta con una cocina más amplia, en la que trabajan varios voluntarios cada día.
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