Las tres crisis que sacuden al Real Valladolid
A la deriva deportiva se unen los vaivenes institucionales por el anuncio de venta de Ronaldo y una fractura social
El Real Valladolid vive sacudido por una tormenta perfecta. Tres crisis (futbolística, institucional y social) agitan a la vez a la entidad blanquivioleta en un ... momento muy crítico que marcará el devenir del club más allá del plazo corto.
La deriva deportiva, causada por las decisiones adoptadas en los despachos, ha colocado al Pucela en una situación de extrema debilidad y camino de Segunda por la vía exprés, salvo milagrosa recuperación.
El desbloqueo que se buscaba tras el despido de Paulo Pezzolano y la llegada de Diego Cocca al banquillo tras un largo 'casting' resultó fallido. El destituido técnico argentino vio cómo el club se quedaba en el mercado de enero sin tres titulares habituales (Lucas Rosa, Kike Pérez y Juma Bah) y no tuvo tiempo material de encontrar acomodo a los cinco nuevos refuerzos, con la barrera idiomática por medio. Además, Cocca pagó su desconocimiento de la competición española, sorprendido una y otra vez en el banquillo por su riqueza táctica. El resultado: eliminación de la Copa ante un Primera Federación como el Ourense CF y descarrilamiento total en Liga, con una victoria y seis derrotas, cinco de ellas seguidas.
La intención de Ronaldo
En este contexto, con el equipo colista (15 puntos en 24 jornadas, a siete del penúltimo y ocho de la línea de salvación) se unen los movimientos subterráneos para ejecutar la venta de la entidad, lo que conduce a la crisis institucional.
Ronaldo Nazário, presidente y máximo accionista, no ha vuelto aparecer por Zorrilla desde el pasado 11 de diciembre de 2024, cuando presidió la Junta Ordinaria. En aquel momento, la venta de la entidad estuvo a punto de consumarse (había programada incluso una fecha para ejecutarla), pero Ronaldo la frenó a última hora. El cambio de accionariado sigue generando vaivenes, con mucha incertidumbre entre los empleados.
En los mentideros futbolísticos se especula estas semanas con varias opciones que pasan por diferentes fondos de inversión extranjeros: unos con representación empresarial local incluida y otros con conocidos exfutbolistas como marcas visibles, de momento sin concreción. En medio, la dimisión de Matthieu Fenaert como consejero delegado de la entidad agudiza la sensación de colapso institucional.
La tercera crisis, derivada de las dos anteriores, ha ampliado la fractura entre la afición blanquivioleta y el club en varios niveles. Los cánticos de 'Ronaldo, vete ya' y 'directiva, dimisión' se corean en Zorrilla desde el curso pasado (cuando también se pedía de manera insistente la salida de Paulo Pezzolano). Ni siquiera el ascenso directo a Primera logró calmar las aguas tras una campaña de gran erosión emocional. El divorcio ha crecido aún más este curso y la imagen de un estadio Zorrilla con gran entrada (22.123 espectadores en las gradas el pasado fin de semana) vaciándose en el minuto 70 ante el Sevilla resultó muy dura en un partido con pitos y cánticos contra Luis Pérez por su declaraciones sobre los insultos que recibe por parte de aficionados pucelanos.
La fractura es creciente entre una afición sometida a partidos bochornosos por parte de «un equipo sin alma al que le falta todo», como lo definió Anuar Mohamed Tuhami tras el demoledor 0-4 frente al Sevilla.
Estas tres crisis agudizan la situación del Real Valladolid en varios flancos. Lo que se quiere ahora es restañar las heridas en la medida de lo posible . La confirmación de Álvaro Rubio como entrenador del primer equipo tras su interinidad de diciembre busca que el equipo recupere, al menos la capacidad de batalla. Así lo esperan los aficionados. «La temporada no ha acabado y aquí se lucha y se deja la vida por el equipo hasta el final. Habrá quien piense que con los números actuales es muy complicado, pero eso es independiente. No se puede arrastrar el escudo y hay que pelear cada partido, incluso si llega el momento en que los números no dan», resalta Mario Puertas, presidente de la Federación de Peñas del Real Valladolid.
«Lo que no se puede hacer es el ridículo. Aunque el equipo no esté dando la talla, ni tampoco lo estén haciendo diferentes departamentos dentro del club, nosotros somos una afición de Primera y lo demostramos con el número de abonados que tenemos, con las entradas que presenta el estadio con el equipo colista y con el apoyo en viajes como del Bilbao, con 600 entradas vendidas en menos de dos minutos», añade Puertas.
La visión del Real Valladolid
Dentro del Real Valladolid, la situación «se ve mal, con decepción y con rabia», como apunta Jorge Santiago, portavoz institucional. Sin embargo, no se pierde la esperanza de que el equipo sea capaz de rehacerse en el tramo final de Liga.
«Todo es muy complicado, pero aquí hemos visto cómo se producían cosas que parecían muy difíciles como el ascenso del curso pasado. Álvaro Rubio es una persona excepcional y lo lleva demostrando aquí en la casa muchos años, primero como jugador y ahora como entrenador. Personalmente, estoy muy ilusionado con que dirija al primer equipo», subraya Jorge Santiago.
Por otro lado, está la intención anunciada de Ronaldo Nazário de vender «pronto» el Real Valladolid, algo que «crea incertidumbre», como apunta el portavoz institucional. «Decir que no sería mentir, pero es algo que los empleados no controlamos. Claro que pensamos en lo que ocurrirá con el club y quién puede venir, pero lo único que podemos hacer es trabajar al cien por cien y ya decidirán si los que estamos les parecemos válidos o no, o les gusta otra forma de trabajo. Por mi edad y los años que llevo en el club muchos de mis compañeros más jóvenes se dirigen a mí reclamando algún tipo de respuesta... que no tengo porque el máximo accionista es otro».
Por último está la reparación de la fractura social en un Real Valladolid que ha alcanzado su récord con el tope de 24.000 abonados y 5.000 personas en lista de espera, «algo que con lo que no podíamos soñar hace unos años», como recuerda Jorge Santiago. «Hemos mejorado en muchísimas cosas, en infraestructuras y canales de comunicación, pero cuando la pelota no entra todo parece mucho peor. Y eso es lo más importante: que el balón entre. Cuando no sucede y la ilusión es máxima, la frustración y el malestar colectivo se lleva también a niveles máximos. Claro que la situación se puede reconducir. ¿Cómo? Viendo ganar a nuestro equipo y logrando los objetivos que se ponen por delante. Ahora el Real Valladolid está golpeado y tiene que levantarse. Lo primero que tenemos que ver es a los jugadores con ganas de luchar por los colores y la camiseta que llevan, como explicó muy bien Anuar tras el último partido. Si das el cien por cien, nadie te puede exigir más».
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