Dirigió el encuentro el colegiado élite de UEFA, Carlos del Cerro Grande. Se encontró un partido igualado, donde supo manejarse en las decisiones de una ... manera equilibrada. Además, el madrileño nos dejó una lección de cómo sobreponerse a un error grosero, como el que tuvo en el primer tiempo, cuando confundió el antebrazo con el hombro en la disputa de Plano con Pezzella. En general, hizo un gran arbitraje y transmitió tranquilidad y serenidad en sus decisiones. Aunque no pudo aprobar, al tener que ser rescatado por el VAR en una jugada crucial del encuentro, que era dejar a un equipo con diez jugadores.
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Aciertos
Técnicamente estuvo impecable en la señalización de las faltas, sancionó muy bien los contactos que no eran merecedores de sanción, incluso cuando los participantes simulaban una infracción, además, aplicó la ventaja en innumerables situaciones, con ello favoreció el juego de ataque.
Manejó el choque con gran soltura sin necesidad de cargarse de tarjetas. De hecho, aparte de la roja, solo necesitó de dos amarillas para mantener un absoluto control sobre los participantes, los cuales le conocían y le tuvieron un respeto absoluto. También le ayudó a su dirección del encuentro su lenguaje corporal, que dejaba claro en cada situación la decisión que había tomado y el por qué.
Se le solicitaron dos manos que peritó con rapidez. En la primera, el balón dio a Fresneda en el pecho. En la otra área, tras tiro de Guardiola, el esférico rozó en el cuerpo del defensa. En ninguna de las acciones había nada punible.
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Errores
Del Cerro se dejó llevar en exceso por la intuición cuando señaló mano de Plano. En realidad, el balón le golpeó en el hombro, aunque el braceo y control del esférico por parte del atacante le llevó a engaño. Posteriormente, Pezzella agarró del cuello al jugador pucelano, derribándole. Además, con ello, evitó una ocasión manifiesta de gol.
El VAR, a los mandos de Cuadra Fernández, le rescató del error inicial y recomendó la revisión, que anulaba la mano y concedió falta favorable al Pucela y la consiguiente expulsión del bético.
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