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Los partidos del Real Valladolid ya sólo tienen el interés de saber si el peor Pucela de la historia en Primera será capaz de evitar ... la losa de las treinta derrotas en una misma temporada, un umbral al que ningún equipo ha llegado nunca en la Liga. Descendido matemáticamente desde el pasado 24 de abril, el conjunto blanquivioleta sigue sin saber cómo detener la sangría de partidos perdidos. No lo logró ante el Mallorca en Son Moix, a pesar de medirse a un rival a medio gas y ponerse por delante en el marcador tras un inicio muy energético. Sin embargo, el gran agujero negro de este Real Valladolid pasa por su inconsistencia defensiva y, sin hacer nada del otro jueves, el cuadro balear acabó llevándose tres puntos que le mantienen en la pugna por puestos europeos.
A Rubio no se le puede negar una afanosa voluntad táctica. El técnico blanquivioleta volvió a remover el once en busca de la piedra filosofal que evitase otra sangría, con cuatro variaciones en el once con respecto a la alineación ante el Barça y permuta de piezas. Antonio Candela y Luis Pérez compartieron titularidad –como ya hicieran con Diego Cocca en el partido que precipitó el despido del argentino–, pero esta vez el italiano ejerció como central en un 4-2-3-1. Tamás Nikitscher volvió como pivote por delante de la zaga, con Cömert como lugarteniente, mientras los eléctricos Chuky y Raúl Moro conformaron las bandas atacantes, con Amallah de enganche y Latasa como 'nueve' en ausencia del sancionado Sylla. André Ferreira siguió en la portería, con Hein ya recuperado. En el Mallorca, Jagoba Arrasate viró hacia una defensa de cuatro desde la línea de cinco habitual en los últimos choques, lo que llevó a Mascarell a la medular y a Asano como amenaza ofensiva por la derecha. Muriqi se asomó al once en detrimento del exblanquivioleta Cyle Larin.
RCD Mallorca
Greif; Maffeo, Valjent, Raíllo, Mojica; Mascarell, Samú Costa; Asano (Antonio Sánchez, m.65), Darder (Lato, m.84), Dani Rodríguez (Morey, m.75); y Muriqi (Larin, m.65).
2
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1
Real Valladolid
Ferreira; Luis Pérez, Candela (Grillitsch, m.57), Cenk, Aznou; Cömert (Marcos André, m.81), Nikitscher; Chuky (Iván Sánchez, m.57), Amallah (Machis, m.72), Raúl Moro (Anuar, m.72); y Latasa.
Goles 0-1 Chuki, m.10. 1-1 Mascarell, m.27. 2-1, Darder (m.48).
Árbitro Pulido Santana (comité Las Palmas), con Pizarro Gómez en el VAR. Amonestó a Cenk, Raíllo, Lato.
Otros datos Estadi Mallorca Son Moix. 16.018 espectadores.
El Real Valladolid apretó el acelerador con las inercias que mostró la pasada jornada frente al Barça. Sin nada competitivo en juego, queda apelar al orgullo y a ese factor inicial se aferró un Pucela que empezó sometiendo al Mallorca. Los baleares salieron con cierta atonía después de una semana complicada en la que su afición reprocha a los jugadores bermellones que se hayan destensado tras atar la permanencia, a pesar de que Europa queda a tiro. En ese contexto, Latasa se ovilló en un remate claro y Cömert aprovechó el balón suelto para probar a un atento Greif.
La doble ocasión evidenció a un Pucela más filoso arriba y la confirmación llegó cuando Nikitscher robó un balón providencial en la medular y Moro armó un contraataque magistral, apoyándose en Latasa y sirviendo una medida asistencia que Chuki transformó en el 0-1. El Real Valladolid pegó el primer sopapo en Son Moix y quiso seguir por la misma vereda: Cömert robó otra pelota que aprovechó el ubicuo Moro para un nuevo envío a Chuki, pero esta vez el canterano no acertó. Y, de nuevo Chuki, cogió la bayoneta en un pase de Amallah, con un lanzamiento que silbó por encima de la portería local. En menos de 20 minutos, el Pucela había dispuesto de ocasiones claras para abrir brecha en el marcador ante un Mallorca adormilado en la soleada tarde balear.
A los de Jagoba Arrasate les costaba un mundo armar una circulación rápida y el Real Valladolid parecía mantener bien el orden. Sin embargo, quien haya visto al Pucela este curso sabe que se trata de un espejismo y que a este equipo basta medio soplido para mandarle a la lona. Eso fue lo que hizo el Mallorca, con un centro de Maffeo que aprovechó Mascarell libre de marca en el segundo palo para descerrajar el 1-1. Luis Pérez prefirió quedarse en el enjambre sobre Muriqi y desatendió sus tareas por el costado, en otro gol que retrata las inconsistencias defensivas del Pucela. Resulta increíble que el vapuleado Real Valladolid encaje tantos calcados jornada tras jornada.
El 1-1 no descentró al equipo blanquivioleta. Es lo que tiene no jugarse nada relevante, más allá del prurito profesional. Así que los de Álvaro Rubio siguieron con la idea de mantener ese orden que los rivales suelen quebrar sin necesidad de desfondarse. Amallah buscó el juego entre líneas y hasta Luis Pérez se asomó a posiciones ofensivas con un remate que atajó Dominik Greif. En el otro extremo del césped, Valjent obligó a la intervención de Ferreira tras un mal despeje.
El 1-1 al descanso, los momentos de brillo blanquivioleta y la modorra local del espeso fútbol mallorquinista invitaban a los más optimistas a pensar en abandonar el casillero de los 16 puntos, una cifra miserable que parece grabada a fuego para este Pucela. El Mallorca no tardó en pegar otro tajo al quebradizo sistema defensivo visitante. La zaga pucelana se hundió hasta límites suicidas en una internada de Takuma Asano por la banda. Al japonés le bastó con colocar un pase atrás para ver cómo Darder llegaba a la frontal del área, se metía en la caja y remataba a placer el 2-1. Con una defensa tan deshilachada es imposible pensar en nada que no sea una derrota tras otra. Patetismo tras patetismo.
Todo pareció cambiar cuando Cenk se elevó para cabecear a las mallas un balón cuatro minutos más tarde, tras un saque de esquina pergeñado por Aznou y Moro. Pero, ay, el fuera de juego semiautomático detectó rápidamente que Moro incurrió en 'offside' por milímetros tras poner el balón en juego desde el cornijal.
La posibilidad de reenganche quedó abortada por la tecnología y el Real Valladolid ya no encontró más asideros. Rubio dio entrada a Iván Sánchez y Grillitsch por Chuki y Candela, pero no hubo reacción. Más aire encontró el Mallorca con la entrada de Larin por un gris Muriqi y, especialmente, con un incisivo Antonio Sánchez que dio más de un dolor de cabeza tras suplir a Asano.
Los ingresos al césped de Anuar, Machis y Marcos André tampoco sirvieron para hallar puntos de recarga. El partido fue muriendo por inacción con el paso de los minutos y, salvo una acción de Aznou en el 92, no hubo sensación de peligro en el área de Greif. No, la victoria de este atribulado Real Valladolid tampoco llegó en Son Moix. Ni siquiera el empate. Y ya son 27 derrotas en una temporada de vergüenza que definirá para siempre el legado de un presidente nocivo llamado Ronaldo Nazário.
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