El Real Valladolid acelera para traerse a Kenedy

Hay un antes y un depués del 14 de julio en el mercado estival del Real Valladolid. En aquella fecha se anunció la llegada de Sergio Escudero, y con esa incorporación quedaron cerradas las cinco operaciones que el club consideraba prioritarias para construir el proyecto de vuelta a la Primera División –junto a las de Monchu, Iván Sánchez, Asenjo y Gonzalo Plata–.

Aquella presentación, proyectada bajo una puesta en escena familiar, supuso un punto de inflexión en la entidad blanquivioleta, cuyas sucesivas inmersiones en el mercado no han vuelto a tener el mismo 'feeling'. Al contrario, la entidad que preside Ronaldo Nazário se ha dado una y otra vez de bruces con la realidad que le toca vivir, y que a ojos del planeta fútbol le ve como un club ascensor sometido a una estabilidad deportiva que le debilita frente a otros rivales de despacho. Esa etiqueta, que le sirvió hace un año para ganar todas las bazas que se propuso en el mercado de Segunda, le ha lastrado en el último mes en no pocas operaciones (Gonzalo Escalante, Konrad de la Fuente, Riquelme –esta ha dolido especialmente en las oficinas de Zorrilla–, y finalmente Azbe), y esto ha obligado a variar la estrategia para no perder más 'manos' en las últimas horas de mercado.

Por el camino se firmaron segundas opciones, caso de Malsa y Feddal, pero se ha ido arrastrando hasta el día de hoy –a las 00:00 horas se cierra la ventana de fichajes– la punta de velocidad que tanto reclamó Pacheta en los primeros pasos de pretemporada. Esa petición quedó satisfecha en parte con el regreso de Plata, pero del mismo modo coja en banda izquierda, posición en la que el club ha rastreado sin encontrar respuestas afirmativas.

Este es el motivo por el que todos los esfuerzos se han centrado en estas últimas horas de mercado en dos opciones, las dos de jugadores con condición de extracomunitarios. Una de ellas es la del hondureño Alberth Elis, cuyo club de origen (Girondins) no tiene claro si desprenderse o no del jugador. Y la otra, más factible, es la del brasileño Robert Kenedy, propiedad del Chelsea.

En esta segunda se ha volcado la dirección deportiva, que no quiere dejar hilos sueltos que provoquen dudas en el jugador, y de ahí que el propio Fran Sánchez decidiera volar hasta Londres para ganar por la mano a otros pretendientes y cerrar in situ la operación para traerse al jugador a Valladolid. El viaje, no obstante, no es garantía de nada y no implica que el jugador vaya a vestir la camiseta blanquivioleta en la medianoche de hoy. Ni siquiera supone un aval el conocimiento y cercanía que tiene el propio Fran con Kenedy, al que ya firmó en septiembre de 2020 para el Granada. De hecho en el club impera la prudencia y califican la operación como «difícil, pero no imposible» de cerrar.

Ahora mismo lo que separa al jugador de Valladolid –lo mismo que separó a Abde, que ahora se debate entre Osasuna y Elche– es el escaso margen económico con el que juega la entidad blanquivioleta, y por lo tanto las condiciones que envuelven su pase. Se han buscado fórmulas para que la ficha, alta procediendo como procede de un club de Champions League, no sea un obstáculo. De este modo, la dirección deportiva quiere atar bien todos lo cabos para que no le vuelvan a dar calabazas y se le adelanten otros clubes interesados, caso del Cádiz o el Espanyol.

En estas últimas horas son prácticamente los mismos nombres los que suenan en distintas plazas de Primera, y el de Kenedy es uno más de los que han surgido con fuerza de dos semanas para acá.

Siendo como es un jugador irregular en su rendimiento, lo que sí asegura Kenedy es esa explosividad que echa de menos Pacheta en la plantilla. Dos incursiones ha tenido el extremo brasileño en la liga española, Getafe y Granada, y fue en las filas del equipo nazarí –con Fran Sánchez en la dirección deportiva– donde mejor rendimiento ofreció. Con Bordalás marcó un gol y se apuntó tres asistencias en 19 partidos de liga, mientras que en Granada dio un paso adelante demostrando su habilidad para desenvolverse en las dos bandas y desbordar a sus rivales para buscar bien centros a pierna natural o bien disparos a puerta internándose por dentro.

En su estancia en Granada resultó ser el jugador más veloz del campeonato acreditando una velocidad punta de 35,59 kilómetros por hora en una carrera de 73,91 metros, curiosamente en una acción defensiva en la que el brasileño evitó un gol a la contra durante el partido Granada-Cádiz de la jornada 34ª.

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