Pepín,, 40 años después. El Norte
40 años de la Copa de la Liga del Real Valladolid

Pepín, el todocampista incansable

Fue famoso, entre otras cosas, por un marcaje impecable a Maradona que el astro argentino calificó como el mejor que le habían hecho nunca

J. A. Moreno

Valladolid

Jueves, 27 de junio 2024, 06:56

Pepín era un centrocampista que parecía estar siempre huyendo del frío, por lo que corría. Era un tipo servicial que igual cocinaba goles para sus compañeros, que los metía o hacia marcajes impecables. Era un cordobés bajito, a veces con cara de haber dormido poco, pero que le metía transfusiones de sangre a un equipo que ya tenía varios jugadores de ese perfil cuando Pepín (José Calzado Ferrer) llegó a Pucela.

Publicidad

Solo jugó en Primera con el Real Valladolid, con el que también se proclamó campeón de aquella Copa de la Liga, aunque no jugó la final porque había tenido una amigdalitis y Redondo, además, era muy de López, titular en aquel partido. Mientras sus compañeros celebraban el título tras una temporada que califica de «extraña» por los altibajos de un equipo que acabó «como un tiro», Pepín preparaba su regreso a Córdoba para ayudar a su gente.

Su mítico Renault Fuego verde, que dejaba aparcado por la Calle Acibelas, y su melena pelirroja, propia de jugador sudamericano de la época, eran habituales por el centro de Valladolid donde Pepín vivía o, mejor dicho, residía porque, durante sus cuatro temporadas en Pucela, vivió el ambiente de la ciudad, involucrado, sumergido y tomando el pulso al día y a la noche. Era asiduo de las discotecas de moda y se pegaba sus fiestas pero, eso sí, aclara que jamás faltó a un entrenamiento, ni siquiera llegó tarde y que «aprovechaba las noches en que al día siguiente había descanso». Sus compañeros eran los primeros que se sorprendían de su alto ritmo de entrenamientos sabiendo que no le gustaba mucho estar en casa.

Tal vez, lo más curioso de la historia de Pepín es que en su etapa de utilero del Córdoba limpió las botas a futbolistas que nunca supieron lo que este exjugador había hecho en el fútbol, ni lo que representa para aficionados de algunos lugares.

Cuando llegó Cantatore a Valladolid para ver partidos de incógnito (unos meses antes de fichar) preguntó por el de la melena, pero Pepín ya no estaba. Hacía tiempo que el técnico chileno seguía al equipo porque Ramón Martínez llevaba varias temporadas detrás de su fichaje. Aunque en el mundillo del fútbol corría entonces el rumor de que Pepín se había retirado, lo cierto es que estaba en Córdoba ayudando a los suyos en campos de albero.

Publicidad

Era un hombre sencillo, desprendido y bueno dicen quienes le conocieron de cerca en Pucela. Su padre era panadero y la humildad ya la llevaba de serie desde niño. Nada de egos. De hecho, su último partido en Primera fue en el Bernabéu con la camiseta del Real Valladolid, cuando jugó 25 minutos sustituyendo a Jorge, y el siguiente encuentro oficial lo jugó en un campo de tierra, ya con la equipación del Córdoba, donde decidió volver «motu proprio».

Pepín nunca lo tuvo fácil, hasta hubo de parar un tiempo su carrera porque le mandaron a hacer la mili al Sahara, que aún era colonia. Fue famoso, entre otras cosas, por un marcaje impecable a Maradona que el astro calificó como el mejor que le habían hecho nunca. Tras vivir minutos de gloria en su última temporada en Pucela tuvo un gesto insólito con el club en el que empezó (el Córdoba), un hecho que no tiene muchos precedentes. Y es que bajó de Primera División a Tercera, con solo 30 años, para ayudar a los suyos.

Publicidad

«Atravesaban un mal momento económico y deportivo y, tras pensarlo mucho, no supe decir que no», cuenta en unas declaraciones desde Córdoba. Fue un volantazo a su carrera que solo se puede entender con códigos que tienen que ver más con los sentimientos que con la razón. Pasó de jugar un día en el Bernabéu ante 80.000 personas a hacerlo en el campo de tierra de Rute, un pueblo a cuyo equipo iban a ver como mucho 700 aficionados.

Los chavales de la época mirábamos pasar su Renault Fuego verde como los habitantes de Villar del Río miraban los coches de los americanos en Bienvenido Mr Marshall. Pepín dice que fue de los primeros de ese modelo matriculados en España y se ríe porque, paradójicamente, mucha gente lo recuerda de color rojo.

Publicidad

Pepín llegó a Valladolid en verano del 80 procedente del Getafe, aunque pasó anteriormente por la cantera del Espanyol. Enseguida se hizo con un puesto en el centro del campo, aunque también jugó de lateral derecho porque tenía un recorrido de 60-70 metros muy notable. Sobre su famoso marcaje a Maradona, cuenta que pidió la camiseta al Pelusa tras ese encuentro pero, como ya la tenía comprometida, le dijo que se la daría en el partido de Valladolid. Maradona nunca jugó en Zorrilla (ni con el Barca ni con el Sevilla) pero antes del encuentro en Pucela, donde Maradona no vino por una hepatitis, el jugador del Barcelona «Tente» Sánchez le hizo llegar a Pepín un paquete y era una camiseta del astro argentino. Maradona no se había olvidado de su promesa.

Lo más sorprendente de todo es que fue al acabar aquella misma temporada cuando Pepín decidió bajar tres categorías para «ayudar» al club de su tierra. «El equipo me necesitaba, estaba mi hermano (Litri) y de presidente Campanero, amigo mío, tenía que hacerlo». Y como banderín de enganche de un cordobesismo en plena crisis, Pepín consiguió el ascenso a Segunda B en su primer año. Fue un retorno triunfal. Paradójicamente, solo tres años antes había querido ficharlo el Atlético de Madrid.

Publicidad

Reside actualmente en Córdoba. Su hermano, Francisco Calzado Ferrer 'Litri«, que falleció en 2014 fue un ídolo del cordobesismo, y Pepín lo fue también en Valladolid, aunque él no sea muy consciente de ello. Antes de ganar algo de dinero con el fútbol, fue camarero y reponedor de un supermercado. Le costó al Pucela seis millones de pesetas. Nadie se acuerda de eso. La calidad se recuerda mucho después de haber olvidado el precio.

Suplemento especial de los 40 años de la Copa de la Liga, el sábado 29

Son múltiples los factores que deben concitarse para que un club humilde como el Real Valladolid, a años luz en presupuesto de los grandes transatlánticos del fútbol español, conquiste un título nacional. Y todas esas circunstancias confluyeron hace cuarenta años para hacer realidad el que hasta la fecha sigue siendo el único trofeo oficial de la entidad blanquivioleta en sus 96 años de historia. Aquella imagen icónica de Pepe Moré levantando la Copa de la Liga, que hubo de pasar por los líquidos de revelado para ser publicada dos días después, continúa en el imaginario de los aficionados más veteranos. Y con esa foto acaparando la portada, El Norte lanza el sábado día 29 de junio un Suplemento Especial para recordar de la mano de los protagonistas todos y cada uno de los detalles que rodearon aquella gesta.

Una temporada irregular en lo deportivo, en lo que a la liga doméstica se refiere, que acabó en celebración gracias a una plantilla que se nutrió de la cantera y que hubo de sobreponerse a un cambio de entrenador. El relato de cómo se llegó a conquistar el título, las múltiples anécdotas que dejó el proceso para llegar a levantar el trofeo, y las vivencias de los jugadores que pasaron por aquel vestuario forman parte del Especial que publica El Norte de Castilla. También una conversación entre el director deportivo (Ramón Martínez) y el entrenador de aquel equipo (Fernando Redondo), que cuarenta años se han vuelto a encontrar para repasar, ya con la perspectiva y el poso que deja el paso del tiempo, todo lo que rodeó y acompañó a aquel éxito deportivo.

Un suplemento que es una pieza de coleccionista para los aficionados más veteranos del Real Valladolid, y que se entiende también como una lección de historia para los más jóvenes que no disfrutaron de aquel hito y que solo lo conocen por boca de sus padres y abuelos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad