Julien Ponceau: visión, agilidad y talento para el nuevo Real Valladolid
El jugador francés, que firma hasta 2028, es el quinto refuerzo de la era Almada y tiene el objetivo de cubrir la ausencia de creatividad de las últimas temporadas
Miguel Ruiz
Sábado, 19 de julio 2025, 08:51
El Real Valladolid no para de otear el mercado en busca de esas piezas que conjunten bien el nuevo proyecto y el último movimiento pretende ... ayudar a cubrir una de las necesidades básicas de las últimas temporadas. Orta y los suyos han cerrado la incorporación de Julien Ponceau, un centrocampista que, sin ser una pieza conocida por el gran público, sí representa una apuesta inteligente para el nuevo proyecto de Guillermo Almada. Libre tras finalizar su vínculo con el FC Lorient, el futbolista galo llega al José Zorrilla con 24 años y casi 150 partidos como profesional. Más allá de su experiencia, el perfil técnico-táctico de Ponceau encaja con precisión en la idea de juego que quiere implantar el técnico uruguayo y en esa necesidad creativa que mostraba el mediocampo blanquivioleta. Su fichaje es una operación más que ambiciosa que puede marcar la diferencia si funciona como debiera. El contrato de Julien Ponceau con el Real Valladolid se extiende hasta el 30 de junio de 2028.
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Formado entre la Bretaña francesa y las categorías inferiores del Lorient, Ponceau es un jugador que ha ido matizando su rol dentro del campo y que cumple bien con las exigencias que tiene la plantilla del Pucela de cara a la temporada. No es un organizador al uso ni un llegador clásico, pero combina bien en ambos roles con detalles básicos, como un entendimiento del juego privilegiado, una agilidad muy notable y cierta agresividad y lectura en la presión. Posicionalmente, empezó como extremo, pero hoy ha ido puliendo su perfil y puede aportar como interior, mediapunta o incluso en banda izquierda como un extremo invertido asociativo, sin esa presencia clara en el desborde. Lo más interesante del jugador franco-angoleño es, sobre todo, la capacidad para adaptar su talento al contexto de partido. Con su fichaje, el Valladolid añade una pieza de calidad en una zona clave para hacer reconocible la identidad ofensiva de los equipos y donde suelen definirse los partidos.
El jugador llega sin coste de traspaso y se trata de un movimiento inteligente para cubrir un rol clave, ya que su rendimiento en la última temporada en la Ligue 2 con el Lorient fue notable, con 32 partidos jugados, 3 goles y 5 asistencias, con una participación constante en la creación del juego y siendo uno de sus futbolistas más llamativos durante la temporada. Un jugador clave en la vuelta del equipo galo a la élite francesa y que buscará hacer lo propio con un Valladolid que necesitará su calidad para dar un salto cualitativo en un contexto competitivo exigente como LaLiga Hypermotion. Un reto grande en el que su perfil y trayectoria parecen invitar al optimismo.
El camino hasta Valladolid
Nacido en noviembre del año 2000 en Catumbela, Angola, con madre angoleña y padre francés, el trabajo de este último le llevó a nacer y pasar sus primeros años en el país africano. Julien Ponceau llegó a Francia a los cuatro años y creció futbolísticamente en la región de Finisterre. Su primera aventura futbolística le hizo pasar por el US Saint-Évarzec desde los 8 años, donde permaneció hasta que el US Concarneau se fijó en él en 2013. Sería en 2015 donde daría el salto definitivo al Lorient, un club con gran peso en Francia donde se formaría desde la cantera y en el que pasó diez años de su vida. Es allí donde fue desarrollando su fútbol hasta firmar su primer contrato profesional en el año 2018, con apenas 17 años cumplidos. Su crecimiento fue natural y coherente, sin grandes saltos y pasando por todos los procesos, llegando incluso a debutar con la selección francesa en sus categorías inferiores.
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Tras alternar entre filial y primer equipo en sus primeros años, el Lorient decidió cederle para que ganara minutos, por lo que en la 20/21 llegó al Rodez AF para coger experiencia (con unos modestos 700 minutos en 18 partidos), y un año más tarde, lo haría en el Nîmes Olympique (esta vez, con 2700 minutos en 41 encuentros), ambos procesos en Ligue 2. Dos cesiones que le permitieron crecer y endurecer su juego, asumiendo más responsabilidades y madurando en un terreno puramente competitivo afín al que podría encontrarse en la élite con el equipo 'tango et noir'. Sería en el verano de 2022 cuando regresaría al Lorient con un papel distinto. Ponceau dejó de ser una promesa para convertirse en parte del engranaje del primer equipo, primero en Ligue 1 y después, tras el descenso en 2024, en la Ligue 2.
Durante la etapa en el primer equipo del conjunto bretón ha acumulado 131 partidos oficiales, con 9 goles y 12 asistencias, números interesantes, sobre todo por aglutinarse en las últimas tres campañas entre primera y segunda división francesa. Pero más allá de las estadísticas, el futbolista dejó huella demostrando ser un centrocampista hábil, asociativo, con capacidad para acelerar el ritmo del juego y adaptarse a diferentes esquemas y con cierta capacidad para morder en zonas intermedias y reiniciar el juego ofensivo. En su última temporada en el Lorient fue especialmente importante, ayudando al equipo a volver a la máxima categoría francesa con un papel determinante en la creación ofensiva. La salida de Ponceau del club este verano, tras decidir no renovar, fue un varapalo para la mayoría de los fans del Lorient, que valoraban su compromiso y esperaban contar con él en el regreso a Ligue 1.
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Así juega Ponceau
Julien Ponceau es, ante todo, un centrocampista creativo. Lo que más destaca de su desempeño con balón es la agilidad para moverse con el balón, incluso en espacios reducidos, así como su visión de juego y facilidad para encontrar salidas en corto o en largo. Esa capacidad innata para girarse entre líneas y dar pases clave aumenta con mucho su valor y favorece que, con su presencia, aumente el peligro de las jugadas de su equipo. A nivel técnico, destaca por su primer control y su capacidad para orientarse el balón para el siguiente paso, lo que le permite evitar rivales y activar la jugada en una sola acción. A veces se adorna con algún toque de más, pero suele ser efectivo en sus posesiones. Su porcentaje de pases de éxito en campo rival ha sido altísimo en los últimos dos cursos (rozando siempre el 87 %), lo que habla de su precisión en zonas comprometidas y su capacidad para hacer brillar al equipo en ataque. Además, posee una buena lectura del espacio a la hora de filtrar balones y amenazar constantemente la espalda de la defensa rival.
No es un jugador de grandes arrancadas ni de un uno contra uno explosivo, ya que su velocidad es más de toque y toma de decisiones que de movimiento en carrera, pero su físico compacto con una altura alrededor del 1,70 m, le permite mantener el equilibrio en espacios reducidos y proteger bien el balón, facilitándole ser escurridizo entre líneas a pesar de que sufra en duelos más físicos. Ese punto en contra en el choque, sin embargo, se compensa con una notable agresividad en la presión, siendo muy intenso en la misma y, sobre todo, midiendo bien cuándo y cómo atacar el balón cuando lo tiene el rival cercano. Esa buena orientación táctica y la determinación de su juego le hacen ser un valor importante para morder tras pérdida y reiniciar. Un jugador de gran impacto en bloque medio, ideal para sistemas que requieren una circulación rápida y reacción inmediata, con querencia por la transición más que por la necesidad de amasar balón.
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Tácticamente ha evolucionado de ser un extremo invertido a un interior ofensivo o mediapunta con capacidad de asociación y opción de aportar pases clave que conduzcan a disparo u oportunidad. Ponceau sabe moverse libremente por la media punta, combinar en corto, atacar los espacios o dar el último pase sin problema, aunque tiene una clara querencia por el perfil zurdo para favorecer el ángulo idóneo para su diestra. Sin ser un mediocentro organizador en el sentido clásico, sí es un canalizador del juego en zonas intermedias, con capacidad para dar último pase, pero con más aptitudes para activar el ataque más que para resolverlo. Su impacto, por tanto, no está tanto en la cantidad de acciones (peca de irregular a veces) como en la calidad de las decisiones que toma cuando el partido se lo exige.
Su papel en el plan de Almada
Julien Ponceau encaja como un guante en el esquema que Guillermo Almada quiere consolidar en el Real Valladolid. Su polivalencia le permite actuar como interior en un 1-4-3-3 o como mediapunta en alguno de los perfiles que ofrece el 1-4-2-3-1. Pero, más allá de lo posicional, Ponceau encaja como la pieza que se asocie con los extremos y que ofrezca siempre una salida limpia en el centro o en los carriles interiores, potenciando la presencia ofensiva que Almada suele priorizar, mezclando esa querencia por la transición rápida del técnico con la buena toma de decisiones y habilidad para manejar el juego en campo rival de Ponceau. Con su visión, intensidad y características técnicas, reúne las condiciones para ser clave con Almada.
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Su reto será aportar cierta regularidad (a veces le cuesta no desconectar en el campo) y estar siempre disponible para dar fluidez al juego y marcar la diferencia en esos metros previos a la oportunidad de gol. Con futbolistas como Iván Alejo o Amath en los costados y opciones como Stipe Biuk o Chuki entre líneas, la llegada de Ponceau completa una zona de creación que el Valladolid necesitaba reforzar con urgencia, elevando el nivel general del equipo y, además, añadiendo su experiencia en contextos exigentes, tanto en Ligue 1 como en Ligue 2, esta última una categoría muy física, que le debería permitir llegar a Segunda División en España sin demasiada adaptación. Con continuidad y confianza, Ponceau podría convertirse en uno de los cerebros del equipo y en uno de los aciertos más llamativos de Orta y los suyos en este nuevo Real Valladolid.
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