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Meseguer celebra el empate con Chuki. Carlos Gil-Roig
Gambetas largas

Meseguer, bigote de miseria y gloria

«El murciano abre el infierno y toca el cielo en tres minutos. Una filigrana le condenó en su área y la misma frivolidad, en la otra orilla, le permitió terminar el partido en paz»

Sábado, 6 de septiembre 2025, 21:09

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Cuando el fútbol se acomoda en una baldosa

El Zaragoza se presentó sobre el césped como la horma del zapato del Real Valladolid. La presión en campo contrario como primer argumento. El espacio ... se estrechó hasta que la batalla acortó metros y se trasladó a los aledaños del círculo central. Muchos futbolistas, poco verde y el balón como una bola de acero en una máquina de pinball. El fútbol en una baldosa, un escenario en el que el Pucela no se mueve con soltura. El planteamiento de Almada necesita que el rival se acogote en la salida para robar con celeridad y atacar con filo. El Zaragoza no descubrió sus costuras. Solo Iván Alejo fue capaz de conectar alguna banana, pero el corazón del área maña lucía más de blanco que de albivioleta. Al duelo se le puso cara de empate a cero desde que los dos equipos se enzarzaron en un bosque de piernas difícil de desentrañar. Meseguer rompió el conjunto vacío.

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