Sin físico ni juego, conjunto vacío
«La presión adelantada no funciona, el once inicial se muestra inoperante y el sello de Almada solo se atisba en los últimos 25 minutos. Cuando las piernas bajan la intensidad, al Pucela se le hace de noche»
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Los cambios, más obligados que por necesidad
Guillermo Almada agitó el tablero con poca convicción. Más obligación que plan renove. Eliminó a Bueno, que no estaba tan mal, y fulminó a Ponceau, ... más nombre que rendimiento. El juego no mejoró. Todo lo contrario. El Pucela destiló menos elasticidad que un alambre. Enseñó sus costuras a balón parado. Envío al segundo palo, cabezazo, dejada y gol. Poca broma. Lachuer, a kilómetros de distancia de una versión aseada del pivote que deslumbró en Miranda, dejó su sitio en el descanso a Alani. El canterano aportó consistencia, presencia. La libreta de Almada se emborronó de tal manera que en el minuto 66 deshizo todo su plan ofensivo. Chuki, Delgado y Ponceau como antídoto a la apatía de Biuk, Canós y Meseguer. El empuje ofensivo creció, el tiralíneas del VAR habilitó el taconazo del francés. A partir de ahí, minuto 75, cambió todo, pero la remontada se quedó en empate.
2
Peter Federico, nulo desborde y escasa incidencia
Peter Federico va camino de convertirse en el bluf de la temporada. Almada le situó por detrás de Latasa, centrado, sin vuelo por el costado. Tampoco atinó. El madrileño juega a destiempo. No desborda, su velocidad se ha convertido en una desesperada cámara lenta. Cada vez que toca la pelota el contrario lo agradece. Almada le sitúa como pieza clave y el césped se lo devuelve como un amago. Chuki regresó en el segundo acto y Federico escoró su posición a la izquierda. Ahí se mostró más cómodo, aunque el peligro real apareció en las botas de Alejo, mucho mejor en el despliegue, cerca del área rival. Su excelente actuación ofensiva debe despertar a Almada, que está poniendo el corcho al punzón colocando al vallisoletano en el lateral diestro.
3
Latasa se marchita al compás del apagón general
Latasa ha pasado del brillo al mate. En su momento fue tapón y pincho. El primer defensa, la presión tensa, ariete ejecutor. Ahora es la nada. Llega siempre tarde, nunca está en el sitio. Alejo le sirvió varias. Las puso en ese espacio mágico entre el punto de penalti y el área pequeña. Latasa apareció en la frontal. Un equipo con aspiraciones necesita un 'nueve' que corra y marque. Orta dijo esta semana que Latasa es el mejor delantero centro de la categoría. Cómo será el peor. Desde que llegó al Pucela, el madrileño actúa a impulsos. No tiene continuidad ni es capaz de hilvanar varios encuentros haciendo diana. La dirección deportiva consideró que la posición más importante del conjunto blanquivioleta no merecía desdoble. Las carencias de Latasa enseñan las costuras de una planificación equivocada, que lastra la escasa capacidad ofensiva castellana, sin fútbol ni puntería.
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Alani aporta más consistencia que Lachuer
Guillermo Almada movió ficha en el descanso. Alani aportó más solvencia que Lachuer. El francés añade poco, confunde la contundencia con la extemporaneidad. La sombre de Juric es demasiado alargada. La propuesta de Almada entrega demasiados galones al capítulo físico y el Pucela ha perdido la chispa, ese empuje que acorralaba al contrario en su área, que arrebataba el balón en campo ajeno y fabricaba un despliegue demoledor. Las bandas profundas, la definición como razón de ser, la ligazón en el enganche. La segunda jugada. El filo alistado en tino. El uruguayo era un técnico de movimiento lento. Sus cambios arrancaban en el 80. Ayer cambió el paso y empezó la revolución en el descanso, aunque lo verdaderamente relevante llegó nada más cruzar la hora de juego. Chuki agregó vértigo y los cambios estuvieron a punto de encontrar el reverso del calcetín. Qué pena que la propuesta del desenlace no hubiera protagonizado el prólogo.
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La calidad se nubla con la falta de oxígeno
Cuando arrancó el curso, el fútbol del Pucela siempre llegaba antes. En las últimas jornadas, está más cerca de Renfe que del tren bala. Sus carencias brotan de su escaso dinamismo. La pizarra de Almada luce acolchada. Hay poco talento y las piernas ya no disimulan la incompetencia con el balón en la bota. Todo transcurre con una lentitud exasperante. Solo la última media hora encendió la mecha. Poco tiempo para derribar el muro rojillo. Antes, mucho hormigón y poca creatividad. Almada debe seguir buceando en su cuaderno para encontrar la solución al bloqueo colectivo que vive su equipo. Los cambios de la segunda parte a lo mejor le ayudan a descifrar la ecuación. Arnu tuvo más presencia que Latasa, Chuki capitalizó las acciones ofensivas y con la evolución del entramado táctico, Alejo rindió mucho mejor con menos obligaciones defensivas. El técnico uruguayo solo tiene que repasar el partido desde que activó las últimas tres sustituciones. Guillermo, coge papel y boli. Mira, apunta y dispara. A lo mejor la solución la tienes en casa. Escapa del estatus antes de que los galones ficticios te devoren. Aún hay tiempo.
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