Pezzolano da instrucciones a Anuar antes del cambio. José C. Castillo
El análisis

Sí hay dos sin tres

«A destacar de igual manera la seguridad de una defensa en la cual César Tárrega y Lucas Rosa se han afianzado»

Viernes, 23 de febrero 2024, 23:55

Si algo importante nos dejó la victoria del Pucela frente al Real Oviedo, amén de los tres puntos, fue la superioridad demostrada así como los ... dos zarpazos inmediatos de Amath N'Diaye transformados en sendos goles; algo que vino a suponerle la sustitución de facto a modo de consecuencia de sus actos.

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Lo cierto es que el equipo fue muy superior a un Oviedo al que hizo parecer muy flojo en toda su linea argumental.

Pezzolano repitió el equipo de Gijón y ello vino a redundar en beneficio de un juego sencillo que tenía en Juric y Monchu junto a un más participativo Meseguer como protagonistas destacados por su capacidad de concentrar todo el juego.

Si Amath y Biuk estaban lejos de las prestaciones ofensivas del último encuentro, no es menos cierto que su trabajo en la banda resultaba notable aunque sus incursiones atacantes no fueran sobresalientes.

A destacar de igual manera la seguridad de una defensa en la cual César Tárrega y Lucas Rosa se han afianzado de forma muy notable para aumentar un cupo de fiabilidad escasa en recursos dentro de esa línea.

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Puestas así las cosas, era cuestión de tiempo y acierto individual el empezar a decantar de forma favorable el partido; algo que Monchu, tirando de recursos técnicos importantes, sacó a relucir con la pierna del despeje o del remate, que es justo la inversa a la teóricamente buena por naturaleza.

El técnico debió de reforzarles la idea de hacer lo que realmente saben a ambos exteriores, de modo que pasaron del embolicamiento sufrido en el primer acto a un modo de activación decidido recién dio comienzo la segunda mitad.

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De esta forma entre Biuk fabricando el primer gol que remató Amath y el propio N'Diaye rematando la jugada inmediatamente posterior el equipo se vio con el partido, si no decidido, sí al menos enormemente encarrilado, y ambos jugadores dejando para mejor ocasión su acertada conexión.

Al parecer Pezzolano había arriesgado al límite con una sobrecarga del senegalés, que tras marcar su segundo gol, de inmediato abandonó el campo.

Es obvio que ante posibilidad de lesión, un minuto pueda resultar vital. La protección le dejó al chico en un dos sin tres y al míster fuertemente abroncado.

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