Dícese de la obstinación o tenacidad en mantener un error, y en al ámbito procesal se refiere al que habiendo sido notificado decide no comparecer ... a la cita judicial. Probablemente, y refiriéndonos al ámbito futbolístico, se pueda aplicar a quien reincide en el error táctico y viene a no comparecer ante la cita de la razón técnica a pesar de su notificación.
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Cuando ayer Guillermo Almada opta, en su legítimo derecho, ¡ojo!, por reincidir en la alineación última, la del partido con derrota en Anoeta, y plantea un sistema basado en los mismos jugadores, entiendo que se reitera en un error manifiesto. Algo que alcanza el grado de contumaz, cuando lejos de optar por situar hombres adaptados a su condición natural, viene a alterar su forma lógica de juego utilizándoles en zonas menos hábiles para sus posibilidades.
En esa misma contumacia de alinear y cambiar los mismos jugadores en la práctica totalidad de los partidos, la decisión sirve de respuesta. Sin embargo, lo más inquietante sea creer que se está haciendo todo bien y que solo la mala suerte nos priva del éxito. Una mala fortuna que podríamos experimentar como cierta de verdad si los cinco sustitutos, saliendo desde el banquillo, lo hiciesen siendo de la partida.
Sería interesante ver como se desempeñaba Biuk como extremo diestro, Tenés como zurdo y Chuki como volante de ataque. Y entonces, allá por el setenta de juego, dar entrada a aquellos que hoy fueron sustituidos. Y digo esto, porque dichos jugadores son de los que se viene tirando, a resultado adverso, para que nos saquen las castañas del fuego. Interesante, repito.
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Al final, venimos a salir frustrados viendo como Iván Alejo llega más a la línea de fondo que el ¿extremo? de turno, al mismo tiempo que comprobamos que los que «patean al arco» y rematan a la madera son los que salían desde el banquillo para arreglar lo que se había torcido. Por ello hablo de contumacia más que de razón lógica, ya que lo lógico es ser de la partida.
Ayer, como otros tantos días, el Real Valladolid no saca al campo a sus mejores futbolistas de inicio ni algunos de los que salen lo hacen en su verdadero puesto. Y así es mucho más difícil. Si a modo de constatación se fijan en la elaboración del gol malacitano, comprobarán como la rapidez y precisión vino «acompañada» de la utilización de la pierna buena y el lugar adecuado. Para tenerlo pero que muy presente.
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