Mike Hansen y Óscar Puente, alcalde de Valladolid, siguen un partido juntos desde la grada de Pisuerga. Villamil

Ilusión de niño

A banda cambiada ·

El autor se refleja en aquellos aficionados al baloncesto que abandonaron en su día el pabellón y contempla con esperanza una posible fusión con el fútbol

jesús moreno

Valladolid

Jueves, 7 de mayo 2020, 11:37

De niño sentía envidia de aquellos equipos de baloncesto que utilizaban la misma denominación que los clubes de fútbol. No tanto del Real Madrid o del Fútbol Club Barcelona -del que, por cierto, no alcanzaba a comprender por qué usaba ese nombre cuando se dedicaba al deporte de la canasta; la cabeza de un chiquillo funciona así, supongo- pues aquellos trasatlánticos ya eran todopoderosos incluso en una mente infantil, sino de otras entidades algo más modestas como el Español o el Atlético de Madrid. Soñaba con ver al principal equipo de basket de la ciudad compartiendo escudo y colores con el Pucela. La semana pasada, el Real Valladolid y el Club Baloncesto Ciudad de Valladolid comunicaron que están poniendo las bases para hacer realidad esa ilusión de niño, de afición y de ciudad.

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El concejal de deportes Alberto Bustos ha comentado que sería bueno para la ACB que Ronaldo entrara en el C.B. Ciudad de Valladolid por el tirón mediático que siempre le acompaña. Se equivocaba. Hace tiempo que esa asociación es un espantajo que consiente ser zarandeada por los clubes más poderosos bajo la amenaza de abandonar la liga para crear otra de carácter continental, que dejaría el torneo doméstico solo un escalón por encima de los juegos escolares. A la Primera División del baloncesto nacional le da igual Ronaldo, probablemente no sepan ni quién es. Y si lo saben, tampoco serían capaces de rentabilizar su presencia. Han dejado escapar demasiados trenes como para que uno confíe en que sabrían capitalizar lo que supone en su competición una figura como la del brasileño. Pero sí sería bueno para Valladolid, para la ciudad y la provincia. Para el baloncesto de base, para los niños que empiezan y los que están a punto de dar el salto. Y puede suponer el impulso que Mike Hansen se merece para cumplir definitivamente, y de forma meteórica, con el objetivo que se puso cuando fundó el club en 2015.

Me sucede con el Fórum lo mismo que con el primer ligue: que nunca se olvida, que permite experimentar sensaciones que quedan grabadas para la eternidad, que nada de lo que venga después será igual. Pero un Real Valladolid de baloncesto puede acercar al polideportivo Pisuerga a todos aquellos que abandonamos decepcionados el pabellón cuando aquel amor de juventud se fue definitivamente. Ya puedo responder a la pregunta que lanzó Alejandro Sanz. ¿Quién me va a curar el corazón partido? El acuerdo Ronaldo-Hansen lo ha logrado.

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