Domingo negro del Pucela en Heliópolis
El Betis supera de principio a fin a un Real Valladolid raquítico que sufrió las lesiones musculares de Moyano y Joaquín
El Betis sacó la escoba y barrió del césped a un Real Valladolid que llegó al Villamarín con nulo espíritu competitivo. El Pucela vivió una ... tarde negra en Heliópolis: Sergio González no encontró antídotos para la pizarra de Manuel Pellegrini y el equipo blanquivioleta solo fue un triste remedo de sí mismo.
El Betis marcó pronto y sujetó el partido con puño de hierro. Entre los nubarrones aparecieron también dos lesiones musculares que vuelven a poner el foco en la preparación física del equipo. No resulta normal que Javi Moyano notase un latigazo en su pierna derecha cuando apenas habían transcurrido diez minutos del choque ni que Joaquín Fernández tuviese que pedir el cambio en la segunda parte, también roto. Más allá de la mala suerte, convendría determinar la causa de esta plaga muscular porque en la enfermería se encuentran también por lesiones similares Rubén Alcaraz, Marcos André y Sekou Gassama.
Con un once conservador (el mismo de la pasada jornada, solo alterado por la presencia de Roberto en la portería tras el positivo de Masip por coronavirus), el Real Valladolid se vio pronto a expensas de la legislación reglamentaria. Un despeje fallido de Óscar Plano en el área se convirtió en un rigurosísimo penalti. Son estos tiempos en los que el 'fútbol interruptus' del VAR ejerce su intervencionismo mediante la observación repetida de una jugada para adoptar decisiones polémicas y no siempre atinadas. Que si el brazo está donde no debe estar;que si la mano presenta una posición antinatural; que si patatín; que si patatán. Tras la escuadra y cartabón, Jaime Latre decidió que aquello era penalti y Fekir soltó un misil que el debutante Roberto solo pudo ver pasar.
Al Real Valladolid de Sergio a veces le vienen bien este tipo de sopapos porque de ellos extrae un fútbol corajudo. Pero mientras trataba de sobreponerse a las rápidas flechas béticas, sufrió otro contratiempo: la lesión de Moyano que tuvo que dejar su lugar en el lateral derecho a un frío Luis Pérez.
El Pucela siguió pálido y de la anemia blanquivioleta se aprovechó un Betis fulgurante que logró el 2-0 en dos pestañeos: una acción de Fekir entre líneas que burló a Bruno; un remate de Canales bien tapado por la zaga visitante; y un zapatazo inapelable desde atrás de Carvalho que batió a Roberto desde fuera del área en una llegada sin marca.
En menos de 20 minutos, el Real Valladolid se quedó en tanga. Desbordado, desubicado, sin luces, el equipo de Sergio no encontró la forma de salir de su propio campo, con un San Emeterio fallón que empezó a regalar balones. Solo alguna subida de Waldo añadió un mínimo de picante a un Real Valladolid romo en ataque y con grandes praderas entre sus líneas. Claudio Bravo se convirtió en un espectador de lujo del partido durante toda la primera mitad, sin que los jugadores blanquivioleta le exigieran lo más mínimo. Y los escasos destellos se quedaron en conatos: un cabezazo de Joaquín al filo del descanso que paró Bravo quedó invalidado por fuera de juego.
Betis
Bravo; Emerson, Mandi, Bartra, Álex Moreno; William Carvalho (Akouokou, m.92), Guido Rodríguez; Joaquín (Juanmi, m.69), Canales, Fekir (Tello, m.59); Borja Iglesias (Sanabria, m.69).
2
-
0
Real Valladolid
Roberto; Moyano (Luis Pérez, m.13), Joaquín (Javi Sánchez, m.60), Bruno, Nacho; Fede San Emeterio, Míchel Herrero (Hervías, m.45); Óscar Plano (Kike Pérez, m.45), Orellana, Waldo (Weissman, m.45); y Sergi Guardiola.
-
Goles_ -0 (m.9, Fekir, de penalti). 2-0 (m.17, William Carvalho).
-
Árbitro Jaime Latre (comité aragonés). Amonestó a Fekir, Emerson y Guido.
-
Otros datos: Benito Villamarín. Se guardó un minuto de silencio en memoria de los abonados del Betis fallecidos recientemente.
A Sergio González no le quedó más remedio que buscar tres revulsivos de una tacada en el descanso. Quizá debió haberlo hecho antes, pero cada entrenador marca sus tiempos y el técnico del Pucela decidió que no convenía agitar el árbol antes del paso por vestuarios. La entrada de Hervías, Kike Pérez y Weissman mandó un mensaje atacante en busca de una reacción que no llegó.
El 4-2-3-1 inicial se convirtió en un 4-4-2, pero el cambio de dibujo solo tuvo un efecto espumoso. Weissman dejó una llamarada de ilusión cuando remató con poderío un balón en el área para batir a Claudio Bravo... en fuera de juego. A pesar de que el gol quedó invalidado, la acción pudo anunciar un Real Valladolid con más presencia en ataque en busca de una reacción más que improbable, viendo lo sucedido en la primera mitad.
El problema fue que el Real Valladolid ya no creía en sí mismo a esas alturas del choque y dejó escapar algunas oportunidades que podrían haber cambiado el rumbo del partido. El cuadro blanquivioleta no supo aprovechar, por ejemplo, un 'cuatro contra tres' que desperdició de mala manera. Y los remates ante Claudio Bravo tuvieron poca chicha, sin que lograran despeinar al meta bético. Orellana, arrinconado en la banda izquierda con la nueva formación, tampoco encontró fórmulas para tirar del equipo. Pablo Hervías, desde la otra orilla, tuvo más ahínco que acierto.
Con el Real Valladolid ya en proceso de demolición llegó otra desgracia, un contratiempo muy grande. Joaquín Fernández se llevó la mano a la pierna y se dejó caer al césped. El mejor jugador blanquivioleta sobre el campo quedó lesionado y dejó su puesto a Javi Sánchez, que tuvo que salir en frío y lo pagó con algún error sin consecuencias.
El Betis mantuvo atado a un Pucela que se dedicó a perseguir sombras por el césped, con la lengua fuera y sin fútbol ni físico que oponer. Roberto mantuvo el tipo ante las acometidas béticas y evitó que la sangría fuese más evidente en el marcador. Fue un domingo negro, para olvidar.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión