Gómez, junto a Javi Vázquez durante su etapa en el Sevilla. El Norte
Fútbol | Primera División

El director deportivo del Real Valladolid pronostica «un 2 bien grande» para el partido en Sevilla

Miguel Ángel Gómez vuelve mañana a la casa en el que trabajó 19 años y 6 meses

Sábado, 24 de noviembre 2018, 09:40

Veinte años estuvo en el club de Nervión, «19 años y seis meses», puntualiza, y sin embargo volver a casa no le obsesiona. Sí cataloga el partido de mañana como especial por el reencuentro con los suyos. Miguel Ángel Gómez, cordobés de Hinojosa del Duque, se adelantará unas horas a la llegada de la plantilla para visitar a la familia, para desayunar en el Rincón Andaluz y para saludar a su amigo Paco, «que es bético», y con el que seguramente mantendrá un pique sano por lo ocurrido en la última visita del Real Valladolid a la capital andaluza.

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«Es bonito volver a casa, ya lo hice para jugar ante el Sevilla Atlético pero esta vez está claro que es más especial. Pero no porque esté pensando en regresar en un futuro. Ahora estoy en Valladolid, donde se me recibió muy bien y estoy a gusto, y no pienso en otro lugar», afirma el director deportivo del club blanquivioleta, quien reconoce que en su marcha del club hispalense dejó amigos más que compañeros. «Conseguimos formar una gran familia de la que todavía queda gente. Ramón Vázquez, José Manuel Santos, Fermín Galeote,... Grandes amigos con los que me voy a volver a juntar», explica.

En cierto modo, y salvando las distancias que separan a uno y otro club, Gómez vivió en Sevilla un escenario similar al que le tocó sufrir en Valladolid en su llegada. «Lo recuerdo perfectamente porque teníamos 24 millones de euros de deuda, como aquí, y un límite salarial entre los cinco últimos de la competición. Estábamos muy limitados. Afortunadamente el conocimiento del club nos ayudó a asentarlo primero y lograr un crecimiento deportivo después hasta la primera UEFA», recuerda.

Por entonces, la primera vez que se asomó por el club, temporada 97/98, fue para ejercer como psicólogo, su profesión. De ahí pasó por varios escalones, incluido el de analista de rivales, hasta entrar de cabeza en la secretaría técnico al lado de Monchi, «mi hermano, mi maestro», apunta. A su lado le tocó vivir de todo, incluido el sonado caso Navas que le devolvió por unas semanas a su condición de psicólogo.

«No era mi jefe, era mi amigo, y juntos vivimos lo peor y lo mejor que se puede vivir en un club. Limpiamos la deuda entera y devolvimos al Sevilla al lugar que merecía», señala hoy, a unas horas de volver a pisar el estadio Sánchez Pizjuán. «Con la salida de Monchi me quedé un poquito descolocado, también a nivel psicológico, y necesitaba algo que me volviera a incentivar, necesitaba un proyecto como el del Valladolid», subraya. Y firmó un contrato en las peores condiciones del club que le ligará a Valladolid hasta junio de 2020. Tras el ascenso y la llegada de Ronaldo Nazário, es ahora cuando disfruta de un escenario mucho más despejado y esperanzador para un director deportivo. «Que nadie tenga ninguna duda de que mi pronostico para el domingo es un 2 bien grande», advierte, cruzando incluso los dedos porque se repita el resultado de su última visita ante el Sevilla Atlético (1-2).

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Un año después volverá a desayunar en el Rincón Andaluz y a picar a su amigo Paco, el bético, con el que mantiene una deuda pendiente desde el gol de Antoñito en el Villamarín. Después del pitido final volverá a hablar con su amigo Monchi para comentar el partido... y los fichajes que le esperan al Real Valladolid en el mercado de invierno.

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