Hasta nunca MR. Marshall
Llegó la noticia más deseada en años: Ronaldo Nazário, por fin, es historia en el Real Valladolid
Alberto Cuesta
Lunes, 26 de mayo 2025, 19:08
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Alberto Cuesta
Lunes, 26 de mayo 2025, 19:08
Llegó la noticia más deseada en años: Ronaldo Nazário, por fin, es historia. Nada nos garantiza que los nuevos propietarios vayan a ser mejores que ... el presidente fantasma (en el amplio sentido de la palabra), pero ya habrá tiempo para ilusionarse, dudar o temer. Ahora nos merecemos un respiro para celebrar el final de una etapa negra en la vida del Real Valladolid, culminada con la peor temporada de la historia del club y de la Liga.
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Las comparaciones entre la película «Bienvenido, Mr. Marshall» y el recibimiento que se le dio a Ronaldo cuando desembarcó en Valladolid han sido numerosas, pero, siguiendo el argumento de la cinta, se descubren más similitudes. Veamos: cuando los habitantes de Villar del Río, un pueblecito castellano, reciben la noticia de que una delegación norteamericana de representantes del Plan Marshall tiene previsto pasar por su localidad, transforman el pueblo y preparan un recibimiento especial para los forasteros con la idea de obtener algún beneficio del conocido programa económico. Cuando la comitiva yankee llega al pueblo, atraviesan el lugar sin detenerse, provocando que los vecinos pasen de la ilusión a la decepción teniendo que asumir, además, el coste del gasto ocasionado. Por otro lado, cuando la afición del Real Valladolid, equipo humilde castellano, recibe la noticia de que Ronaldo Nazário, uno de los mejores futbolistas de la historia, ha comprado el club, le dan un recibimiento a la altura de su relevancia. La ilusión rebosa y la afición sueña con alcanzar nuevas metas gracias al plan que promete el flamante dueño. Cuando la comitiva brasileña llega al club, atraviesan la identidad y la historia de la institución, con el presidente sin apenas detenerse, provocando en la afición rabia, impotencia y la mayor decepción que se recuerda, teniendo que asumir, además, el grave daño ocasionado.
No era un jeque sin proyecto comprando un club para blanquear su imagen. No era un millonario caprichoso al que le apetecía tener un hobby. No era un inversor sin vínculos con el fútbol que quería hacer negocio. Era «el puto Ronaldo», como decíamos entre amigos, asombrados todavía con su llegada. Un hombre de fútbol, figura destacada, icono a nivel mundial y personaje respetado no sólo en el deporte. Qué bonito parecía, qué suerte tuvimos… hasta que se convirtió en todo lo creíamos haber evitado. Que venga lo que tenga que venir a partir de ahora, pero se acabó aguantar al enterrador brasileño.
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