Besar el escudo del Real Valladolid
Opinión ·
«Estamos hartos de ver jugadores que son puros mercenarios, egoístas y traidores del sentimiento del aficionado, pero parece que se nos olvida pronto incluso cuando queda alguno en nuestro propio equipo»El sábado en Zorrilla, antes del partido, nos llevamos una grata sorpresa. Entre alineaciones y 'kiss cam', cosa a la que reconozco que no me ... acostumbro, apareció en el videomarcador la 'Announce cam' para presentarnos Mathis Lachuer. Una forma original de dar a conocer la llegada de un nuevo integrante al equipo en un mundo en el que ya es casi tan importante el futbolista en cuestión como la forma de hacer el anuncio. Todo muy bien, muy chulo y muy original, sin ironía, pero hubo algo que no me gustó tanto.
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Besar el escudo es un gesto cargado de simbología, pero también de hipocresía, y Lachuer, no sé si dejándose llevar por el momento o a sabiendas de que es un detalle que suele gustar, decidió hacerlo provocando un alboroto general que no termino de comprender. Estamos hartos de ver jugadores, en este fútbol moderno, que son puros mercenarios, egoístas y traidores del sentimiento del aficionado, pero parece que se nos olvida pronto incluso cuando en nuestro propio equipo todavía queda alguno. Entiendo que es un jugador nuevo y que no tiene por qué ser otro ejemplo de futbolista cuya única pasión por el verde es el de los billetes. En cierto modo, hasta comparto ese pensamiento porque también soy un aficionado al que le mueve la ilusión por su equipo, pero hay detalles que se pueden volver en contra tan rápidamente que, personalmente, procuraría evitarlos. Y este es uno de ellos.
¿Qué validez tiene un beso en el escudo de un futbolista para el que el Real Valladolid no ha sido primera opción en ningún momento? ¿Cómo de sincero es un beso en el escudo de quien firma apurando los últimos días de mercado porque no ve colmadas sus expectativas de encontrar equipo en Primera? Es normal que un jugador sea ambicioso, ese no es el problema, pero eso implica que el escudo que besó el sábado no era el que le hubiera gustado besar. ¿Soy demasiado tiquismiquis, receloso o pejiguero? Probablemente. ¿Me fijo en detalles que pueden carecer de importancia? Seguro, pero estoy harto de que se trate al Real Valladolid como si fuera insignificante, harto de faltas de respeto, harto de detalles, palabras o discursos vacíos, harto de estrellitas insoportables que no dan más que problemas y harto del desprecio sistemático.
Para todos: menos besar el escudo, más honrarlo en el campo y respetarlo fuera de él.
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