Los malos hábitos cuestan caros

Como cada 19 de noviembre, Aquavall se suma al Día Mundial del Retrete para concienciar a los vallisoletanos a sumarse a esta campaña de sensibilización y a recordar que el inodoro no es una papelera. Bajo el lema 'El retrete: un lugar para la paz', Naciones Unidas recuerda que el retrete es un espacio esencial, que se sitúa en el centro de nuestras vidas, que debería ser seguro y no suponer un riesgo.

En este día tan especial también cabe recordar que los malos hábitos en el saneamiento salen muy caros. En el caso de Valladolid, como recuerda Aquavall, cada día llegan hasta la depuradora Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de Valladolid 1.700 kg de residuos sólidos. Sin contar los que atascan tuberías de hogares, comunidades de vecinos e incluso colectores. Gran parte de ellos son toallitas húmedas, bastoncillos, aceites y otros productos que, arrojados inadecuadamente en los inodoros y desagües, causan graves problemas en el sistema de saneamiento.

Estos residuos sólidos representan un reto en términos de tratamiento y mantenimiento, ya que su procesamiento implica un alto coste en recursos: reactivos, energía eléctrica, personal especializado y una gestión compleja de los residuos acumulados. Además, la limpieza y desobstrucción de colectores requiere intervenciones adicionales y un gasto significativo, que repercute en el presupuesto del sistema de saneamiento.

Con el objetivo de reducir el impacto de estos residuos en el medio ambiente y en la eficiencia del sistema, Aquavall ha incorporado nuevas tecnologías. En 2023, la compra de compactadores para la EDAR, con una inversión de 120.000 euros, ha permitido reducir en un 64% los residuos sólidos enviados al vertedero. Sin embargo, el volumen de estos desechos sigue creciendo, y es necesaria la colaboración de todos los ciudadanos para hacer frente a esta situación.

Desde la entidad pública municipal encargada del ciclo integral del agua en la ciudad de Valladolid, invitan a todos los vallisoletanos a sumarse a esta campaña de sensibilización y a recordar que el inodoro no es una papelera. Al evitar arrojar toallitas, bastoncillos de algodón y otros productos de higiene, cada persona contribuye a un saneamiento más eficiente y a un entorno más sostenible. Antes de arrojar algo por el inodoro, sería necesario que nos preguntemos: «¿Qué te cuesta hacerlo bien?». La suma de pequeños gestos da grandes resultados.

Temas

• ONU
• Sostenibilidad
• Residuos