Un viaje que marcó la identidad de Astudillo desde los romanos hasta el siglo XIX

La villa astudillana se transformó en el escenario de su propio pasado gracias a una propuesta original que combina el rigor documental con el arte escénico y la música antigua. Se trata de una visita teatralizada a cargo de Rebanal Teatro con la colaboración de 'Magdalia Medieval', un proyecto centrado en la difusión del patrimonio musical y arquitectónico del medievo.

Con una consolidada trayectoria en el ámbito de las recreaciones históricas y las visitas dramatizadas, Rebanal Teatro apuesta por una fórmula que une conocimiento, participación y entretenimiento, logrando que la historia se entienda y se viva. En esta ocasión, 'Magdalia Medieval' aportó una dimensión sensorial única, con interpretaciones en directo de cantos y melodías históricas que enriquecieron la ambientación, reforzando el vínculo con el pasado.

El público conoció al general Estatilio Tauro, que participó en las Guerras Cántabras hacia el año 29 a.C.; al obispo Conancio, figura fundamental del siglo VII, reformador del canto eclesiástico, autor de composiciones y promotor de un 'studium' que pudo ser la semilla de la Universidad de Palencia.

La visita incluyó también la evocación del Fuero de Castrojeriz, otorgado en 1147 por el emperador Alfonso VII como reconocimiento a la fidelidad de los hombres de Astudillo, un hecho clave en la evolución jurídica y social del municipio. En el marco incomparable del monasterio de Clarisas, se recordó la figura de María de Padilla, estrechamente vinculada al rey Pedro I de Castilla y fundadora de esta comunidad religiosa. La música medieval femenina acompañó este pasaje con una atmósfera de recogimiento y belleza.

El recorrido culminó con la historia del cura Juan de Tapia, conocido como el Cura Tapia, destacado guerrillero durante la ocupación napoleónica, cuya memoria sigue viva en la localidad que lo vio nacer.

Más que una simple visita guiada, esta propuesta se presenta como una inmersión cultural y emocional en la historia de Astudillo, donde teatro, música, patrimonio y participación ciudadana se combinan para ofrecer al público una experiencia inolvidable. La próxima cita será el domingo, 10 de agosto, a las 20:30 horas. «Uno de los platos fuertes de nuestro Verano Cultural son las rutas teatralizadas, que nos permiten mostrar nuestro patrimonio y nuestra historia de una manera amena y divertida. Además, por el horario de las mismas, sabemos que muchos de los asistentes se quedan a cenar y acuden antes a la localidad, disfrutando de las visitas guiadas que organiza la Oficina de Turismo de este municipio de Palencia y accediendo también al Palacio de Pedro I, actual Convento de las Madres Clarisas. Las rutas congregan cada vez a más público y este año cuentan con un guion novedoso que ha emocionado al público», destacó Luis Santos, alcalde de la localidad.

Astudillo cuenta con la declaración de Conjunto Histórico Artístico desde 1995 por su gran riqueza monumental y sus notables ejemplos de arquitectura popular. La localidad cerrateña conserva restos medievales del castillo de La Mota y sus murallas, como la Puerta de San Martín; las ermitas románicas de Torre y Valdeolmos o las iglesias góticas de San Pedro, Santa María y Santa Eugenia, templos que atesoran un impresionante patrimonio artístico. Entre los monumentos astudillanos destaca el Convento de Las Claras, fundado a mediados del siglo XIV por María de Padilla. En su iglesia de estilo gótico-mudéjar sorprende el bello artesonado y las yeserías del coro. Junto al templo, Pedro I y María de Padilla edificaron un palacio con fachada de formas islámicas cuyas salas, adornadas con alfarjes y yeserías, albergan un interesante Museo de obras mudéjares y arte sacro.

Además, la localidad cuenta con grandes casas solariegas y numerosos ejemplos de la variada arquitectura tradicional de la comarca. Entre ellos destacan las bodegas subterráneas, posiblemente construidas en la Edad Media. Se trata de una red de galerías que recorre el subsuelo de la villa y de las que se han documentado más de dos kilómetros de longitud. Pasadizos de sillería, con bóvedas de cañón y apuntadas, que han originado más de una leyenda sobre su origen y función, aunque los astudillanos siempre las han utilizado para criar en ellas sus tintos y claretes. Junto a estas misteriosas galerías, Astudillo cuenta también con numerosas bodegas tradicionales, como las excavadas en La Mota y El Altillo, que recuerdan la importancia que por estas tierras tuvo el viñedo hasta tiempos muy recientes. La visita a la peña Manguis, fundada en 1966, permite durante todo el año conocer la riqueza etnográfica y artística de la villa, además de la cultura vitivinícola y las galerías subterráneas. Por este motivo, desde la Oficina de Turismo que dirige Marisa Franco se organizan visitas guiadas durante todo el año.