La UPP celebra cuatro décadas de educación inclusiva, creatividad y compromiso social
El proyecto nació en 1985, inspirado en los ideales de las universidades populares, que apostaban por una educación accesible
Jesús García-Prieto
Domingo, 22 de junio 2025, 13:07
La Universidad Popular de Palencia (UPP) cumple 40 años, un hito que marca la longevidad de un proyecto educativo singular, además del impacto profundo y transformador en la vida de miles de palentinos. Bajo el liderazgo de su presidente, Cándido Abril, la UPP se ha consolidado como un faro de aprendizaje, inclusión y creatividad, llevando la educación no formal a los rincones más diversos de la provincia. Una institución que, desde su fundación en 1985, ha sabido adaptarse a los tiempos, mantener su esencia y responder a las necesidades de una sociedad en constante cambio.
La historia de la UPP comienza en un contexto de efervescencia democrática, cuando España, recién salida de la dictadura, buscaba nuevas formas de participación ciudadana. En 1985, Palencia vio nacer este proyecto inspirado en los ideales de las universidades populares, que apostaban por una educación accesible para todos, sin distinciones de edad, formación o condición social. Cándido Abril, un vallisoletano de Tierra de Campos, llegó a Palencia movido por lo que él mismo describe como «envidia» de iniciativas similares en País Vasco, según informa Ical.
«Me preguntaba si esto sería posible en nuestra tierra», recuerda Abril. «Quería un proyecto dinamizador, estructurado, que fuera más allá de lo que ya existía». Dejar su puesto en un instituto de Valladolid no fue una decisión fácil, pero la oportunidad de construir algo que empoderara a las personas a través del aprendizaje, lo llevó a embarcarse en esta aventura.
La UPP se distingue en el panorama de las aproximadamente 300 universidades populares de España por su modelo de gestión y su espíritu independiente. A diferencia de otras, que suelen depender de ayuntamientos, diputaciones o gobiernos autonómicos, la UPP ha forjado su camino con una autonomía relativa, lo que le ha permitido mantener su esencia y flexibilidad. «Hemos sufrido un poco la orfandad, pero también el cariño», explica Abril. Este cariño ha venido de compañeros, alumnos y colaboradores que, desde el compromiso y la amistad, han sostenido el proyecto en los momentos más difíciles.
Talleres para personas mayores no solo fomentan la creatividad, sino que combaten la soledad no deseada
La independencia de la UPP no implica aislamiento. Al contrario, su fortaleza radica en su capacidad para tejer redes con la comunidad, las instituciones y otros colectivos. «La pobreza, si no te hunde, te hace fuerte», afirma Abril, resumiendo la resiliencia de una institución que ha sabido convertir las limitaciones en oportunidades. Hoy, la UPP financia el 70% de sus actividades con las matrículas de sus alumnos, lo que le otorga una libertad creativa y operativa.
Desde sus inicios, ha tenido claro su propósito, atender a los más necesitados. En 1985, la educación de adultos en España estaba limitada, a menudo centrada en la obtención de títulos académicos o formación profesional. La UPP rompió con ese esquema al apostar por un modelo de aprendizaje a lo largo de la vida, que abarca desde la alfabetización hasta el desarrollo personal, la creatividad y el bienestar físico y emocional.
Pero la UPP no se ha limitado solo a un enfoque academicista. «No somos una academia donde pagas, aprendes y te vas. Somos un centro educativo con un propósito más amplio: ayudar a las personas a analizar su mundo, a desarrollar un espíritu crítico».
Fuera de sus aulas
Uno de los rasgos más distintivos de la UPP es su alcance más allá de su sede central. En sus 40 años, ha llevado su oferta educativa a centros cívicos, barrios, pueblos y hasta el centro penitenciario de Dueñas. También ha trabajado con asociaciones de vecinos, colectivos de personas mayores, mujeres, personas con discapacidad y presos, entre otros. Este compromiso se extiende a los pueblos de la provincia, donde la despoblación y la falta de recursos culturales son un desafío constante. A través de convenios con la Diputación y otras entidades, la UPP ha llevado talleres y actividades a estas comunidades, fortaleciendo el tejido social y cultural de la región.
En la capital, gestiona centros sociales municipales y aulas para mayores en barrios como La Puebla y San Juanillo. Con un equipo de 80 profesores, atiende anualmente a unas 8.000 personas, una cifra que refleja su impacto masivo. «No se trata de dar una charla o un concierto, sino de un compromiso anual con la comunidad», destaca Abril.
La radio, otro pilar de la UPP, es un ejemplo de cómo la institución fomenta la participación ciudadana
La UPP no solo educa, sino que también impulsa la cultura como herramienta de transformación social. Un ejemplo emblemático es la Muestra Internacional de Cine, que lleva más de 34 años acercando el séptimo arte a públicos que, de otro modo, no tendrían acceso a películas menos comerciales. «Empezó como un cine club para llevar el cine a quienes no solían ir», recuerda Abril. Hoy, esta iniciativa, junto con colaboraciones como Palencia Sonora, posiciona a la UPP como un actor clave en la escena cultural de la provincia.
El teatro, la música, la literatura y las artes plásticas también ocupan un lugar central en la oferta de la UPP. Talleres para personas mayores, como los de teatro, no solo fomentan la creatividad, sino que combaten la soledad no deseada, un problema creciente en la sociedad actual. «Los médicos recomiendan participar en actividades como las nuestras porque mejoran la salud mental y emocional», señala Abril. La UPP colabora con asociaciones como la de Fibromialgia, la Asociación Contra el Cáncer y Aspanis, aportando su granito de arena sin pretender ser especialistas, sino aliados en la construcción de una comunidad más inclusiva.
La radio, otro pilar de la UPP, es un ejemplo de cómo la institución fomenta la participación ciudadana. Con programas gestionados por colectivos y alumnos, la emisora de la UPP, Radio Colores, es un espacio de aprendizaje y creatividad. «No competimos con las radios comerciales, fortalecemos el mundo de las ondas», afirma Abril. Desde guiones hasta la producción técnica, los participantes se involucran activamente, creando contenidos que reflejan las inquietudes y talentos de la comunidad.
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